La dificultad de nombrar buenos obispos


Los nombramientos episcopales de estos últimos años son ciertamente esperanzadores. El panorama de obispos en el mundo católico ha cambiado substancialmente para bien, sólo hace falta mirar a España (Cataluña incluída) para darse cuenta de que hace unos años dejaba mucho que desear y en cambio ahora, sin ser la panacea, luce en general mucho más y mejor. Y los pocos obispos anclados en una época que afortunadamente no volverá, como el cardenal de Lisboa o n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, tienen los días contados y es más que probable que serán substituidos por personas con otro talante en la linea de nuestro Romano Pontífice Benedicto XVI.

Eso no quiere decir que no haya habido algún nombramiento poco afotunado o algún obispo del que se esperaba mucho y ha salido algo "rana", pero no se puede pedir la perfección, reservada sólo al Altísimo, lo que está claro es que mayoritariamente se está en el buen camino. A pesar de ello, no debemos obviar que el tema de nombrar obispos es bastante más complejo de lo que algunos se piensan y que aunque a veces las intenciones desde Roma son buenas, no siempre se asegura el resultado deseado. Un buen historial o una recomendación por parte de alguien de confianza no es siempre garantía de éxito pastoral.

Recordemos por ejemplo el caso de Barcelona hace unos años, cuando se trataba de substituir al cardenal Narcís Jubany, se eligió con buen criterio al único obispo que había en Cataluña que no fuera de la línea del antecesor, y ese no era otro que el bueno de Don Ricardo Carles, estaba probada su ortodoxia y había sido un buen obispo en Tortosa, pero eso no fue suficiente para dar el giro que necesitaba nuestra diócesis, Don Ricardo puso buena voluntad y sufrió como un mártir en vida, pero cometió errores, el principal de ellos pensarse que podía entenderse con el clero nacionalprogresista y la "Unión Sacerdotal", les dio cinco obispos auxiliares de su cuerda (Carrera, Perdigó, Tena, Trasera y Vives), mantuvo en su cargo a muchos de los hombres fuertes de la "era Jubany", pero al final como el que quiere acariciar una serpiente, recibió su veneno mortal, le hicieron la vida imposible, empezando por sus propios auxiliares, y lo peor de todo es que la diócesis no avanzaba por el camino deseado o lo hacía demasiado lentamente.

Ese es el error y el problema de muchos buenos obispos, llegan a un sitio y quieren "adaptarse" a lo que allí encuentran, mantener el "status quo" del lugar, porque no quieren tener mala imagen entre su clero y no les gusta el clima de enfrentamiento en su diócesis. En Cataluña tenemos un caso bien reciente, el del obispo de Lleida Don Juan Piris, por quien Don Ricardo puso la mano en el fuego y dijo de él maravillas (lo conocía bien pues fue su vicario en Valencia), y ha sido más conflictivo en el tema de los bienes artísticos de la franja aragonesa, que sus antecesores catalanes (Ciuraneta y Malla), ha nombrado un vicario general de lo peor, etc. etc. Algo parecido le pasa a otro Don Ricardo, en este caso Blázquez, hombre inteligente y doctrinalmente impecable, pero que acabó siendo añorado por el nacionalismo vasco en Bilbao y que en Valladolid se estrenó nombrando como Vicario General a un antiguo admirador de Santiago Carrillo.

En Cataluña tenemos tres obispos que han roto esa dinámica, que han sido valientes, que ham apostado por la renovación, que no han permitido que los progresistas y protestones de turno se les suban a las barbas, que no han dejado que les intimiden, y que están dispuestos a enfrentarse cara a cara con ellos si fuera necesario. Me refiero al obispo de Vic (a pesar del caso que ayer comentaba Oriolt), al de Solsona, y al de Girona, éste último, aunque también tiene claroscuros, es evidente que ha plantado cara al Forum Alsina y lo ha raducido a la mínima expresión, es decir a lo que realmente es: nada. El caso de Don José Ángel en Terrassa es diferente, porque aunque es evidente su recta doctrina y sus éxitos pastorales, de vez en cuando hace pequeños guiños al progresismo para tenerlo mínimamente contento (como nombrar a un Vicario Episcopal de la Unió Sacerdotal) y es que el bueno de Don José Ángel no puede evitar que corra sangre ricardista por sus venas.

Reconozco que el que más simpático me cae es Don Xavier Novell, ya puede decir todas las críticas que quiera a Germinans, que mientras haga las cosas como las está haciendo yo le seguiré aplaudiendo y admirando. Su última decisión de suprimir misas en iglesias con pocos feligreses puede ser polémica y bastante impopular, pero demuestra valentía por su parte, a los problemas hay que darles soluciones y no dejar que se enquisten. Y me gusta porque hasta ahora la mayoría de nuestros obispos han utilizado la fórmula nefasta de "tapar forats" (tapar huecos), es decir mantener la misma estructura de hace unos años pero con menos clero y mucho más envejecido. Es lo que de una manera evidente pasa en Barcelona, donde se mantienen sacerdotes muy ancianos en el cargo, porque nuestro cardenal no quiere confiar sus parroquias en el clero joven que es de otra linea pastoral , ni tampoco unificar parroquias para ponerlas en manos del clero "germinante" que es el que ha demostrado capacidad para hacerlo y éxito en su pastoral, la única metodología de nuestro arzobispo es mantener una estructura que no se aguanta por ningún lado, pero así tiene contento a toda la progresía de nuestra diócesis, los mismos que intentaron dinamitar el pontificado de don Ricardo Carles.

Antoninus Pius