[DE] Capítulo 17: Las iglesias modernas

Notre Dame de Raincy en Paris

 

No entiendo con este término referirme simplemente a una época, es decir a los templos normalmente surgidos en la primera mitad del siglo XX, sino a aquellos erigidos según los cánones de aquella corriente artística que se consolidó sobretodo en los inicios del siglo pasado en el campo de la técnica constructiva y por tanto en los edificios de culto y que tomó el nombre de “arquitectura racional”.

Los arquitectos de este nuevo estilo han partido de la idea que las varias formas en las cuales se ha expresado el arte en los siglos pasados están muertas como muertos están el espíritu y las instituciones a ellos contemporáneas. Por lo cual, renovarlas sería como querer galvanizar un cadáver y por ello han intentado crear nueves formas arquitectónicas independientes del pasado, pero según su criterio, en consonancia con el espíritu y las exigencias de la vida moderna. Con este propósito se sirven de todos los recursos técnicos hallados en los últimos decenios y en primer lugar del cemento armado u hormigón en todas sus varias aplicaciones.

Así pues, la nueva arquitectura asume un carácter científico y mecánico, mediante el cual, la razón técnica y las preocupaciones prácticas prevalecen sobre el sentimiento, y los tradicionales procedimientos decorativos desaparecen para dar lugar a líneas puramente geométricas. Grandes masas rectangulares, fachadas altas y desnudas, grandes vacíos cubiertos de vidrieras, a través de las cuales pasan el aire y la luz en abundancia. He aquí como los arquitectos modernos ven los nuevos edificios.

Las iglesias construidas según estos criterios son raras en los centros históricos y cascos antiguos de las ciudades españolas, italianas o francesas, por ejemplo, pero muy abundantes en los nuevos barrios de estas o en las ciudades del centro y norte de Europa especialmente después de la 2ª Guerra Mundial.

 

Parroquias de San Juan B. Vianney y de Santa Tecla en Barcelona

 

A partir de un examen de las experiencias realizadas hay que reconocer que si ciertamente algunas de estas con sus “audacias” contrastan demasiado fuertemente con el gusto estético religioso especialmente del pueblo fiel, aún tradicional por su educación y por su ambiente de vida, en cambio no pocas, modelando ingeniosamente el hormigón a formas y efectos decorativos singulares, muestran una línea y una majestad no del todo indignas de la Casa de Dios.

La desaparición del muro cerámico y la aparición de elementos de hormigón armado y metálicos dieron como resultado algunas imágenes más cercanas a la construcción industrial que a la religiosa. Sin embargo la utilización de estos nuevos materiales permitió la realización de edificios de grandes dimensiones con un coste relativamente bajo.

 

Interior y exterior de Notre Dame du Haut en Ronchamp (arq. Le Corbusier)

 

Hay que confiar que el novísimo arte contemporáneo, en manos de hábiles maestros, después de mayores y más maduras experiencias, y espiritualizando las propias formas, más de lo que lo han hecho hasta ahora llegue a producir iglesias que puedan rivalizar en una expresión de verdad y belleza con los mejores templos de los siglos cristianos.

En los años 90 se observa la aparición de sistemas estructurales nuevos como son la madera laminada o el desarrollo de otros ya existentes como son los sistemas espaciales a base de elementos metálicos. Estos sistemas aportan sensaciones de luminosidad, ligereza y cercanía.

La progresiva sustitución del hormigón “a vista” por materiales nobles en el uso decorativo como el mármol, el ladrillo cerámico, el hierro forjado, la misma madera, el vidrio artesano, como en la nueva catedral de Los Ángeles del arquitecto Moneo, quizás abra la nueva arquitectura a una nueva esperanza.

 

Interior y exterior de la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en California.

 

Dom Gregori Maria