[DE] Capítulo 11: Las iglesias góticas. Su estructura (parte 1ª)

 

Catedral de Colonia: perspectiva e interior

 

La evolución del arte románico en gótico aconteció imperceptiblemente. Empezó a revelarse hacia finales del siglo XII, para vivir su apogeo en los siglos XIII y XIV, y después su declive en el siglo XV, impactados por la ola demoledora del Renacimiento.

El arte gótico surgió en el norte de Francia y fue un arte francés verdaderamente nacional, y fue al mismo tiempo un arte “completo” porque satisfizo todas las exigencias de la sociedad religiosa, de la monástica, de la feudal y de la popular. De hecho erigió iglesias, monasterios, palacios municipales, castillos, mansiones y casas; y a todos estos edificios los adornó y amuebló siempre en un estilo único, completamente homogéneo, que tomaba características particulares según se tratase de una obra religiosa o profana. Pero la creación en la que el arte gótico ha compendiado todos los recursos de su belleza y ha traducido en grandiosas formas plásticas los sentimientos más sublimes del alma cristiana es la catedral. La catedral gótica ha sido el esfuerzo más gigantesco que el hombre haya realizado nunca para edificar una casa a Dios.

Las iglesias góticas se significan por los siguientes caracteres esenciales:

1º El arco apuntado, también llamado arco ojival, está compuesto por dos tramos de arco formando un ángulo central, en la clave .

En la Europa del siglo XII, el arco ojival no sólo supone a un cambio estético que rompe con el clasicismo del arco de medio punto , propio de la arquitectura romana y la románica , sino que además, resulta más eficaz, pues gracias a su verticalidad las presiones laterales son menores que en el arco de medio punto, permitiendo salvar mayores espacios.

La sección del arco ojival reproduce los nervios, cada vez más complejos, del sistema gótico, que también se manifiestan en las mismas molduras del pilar.

Tiene forma de punta de flecha que debido a su forma vertical permite elevar la altura del edificio.

2. La bóveda de crucería , también llamada bóveda nervada, es un tipo de bóveda característico de la arquitectura gótica que recibe este nombre porque está conformada por el cruce, o intersección, de dos bóvedas de cañón apuntado . A diferencia de la bóveda de arista , la de crucería se caracteriza por estar reforzada por dos o más nervios diagonales que se cruzan en la clave , generalmente. La bóveda de crucería se considera uno de los tres elementos distintivos de la arquitectura gótica , junto con el arco apuntado y el arbotante .

La bóveda de crucería consta de dos elementos: los arcos que constituyen su armazón, o esqueleto, y los paños o plementos que cubren los espacios intermedios entre los arcos. Primero se levantan los arcos, creando una estructura esbelta, resistente y ligera, y posteriormente se rellenan los paños intermedios conformando las bóvedas, quedando enmarcadas transversalmente por los arcos perpiaños , también llamados arcos fajones, y longitudinalmente por los arcos formeros , paralelos al eje de la nave que delimitan los tramos de la bóveda.

3. El contrafuerte , también llamado estribo, es un engrosamiento puntual de un muro, normalmente hacia el exterior, usado para transmitir las cargas transversales a la cimentación .

Los contrafuertes, que permiten al muro resistir empujes, se conocen desde tiempos antiguos, han sido profusamente usados en todo tipo de construcciones, siendo elementos característicos del arte románico y gótico .

El origen de los contrafuertes se debe a la necesidad de soportar la componente horizontal de la carga que origina una bóveda o a veces una cubierta a dos aguas. Estas estructuras de cubierta , además de su carga vertical (su peso por gravedad), tienden a "abrirse", y empujar transversalmente al muro que la sustenta. Por ese motivo, dicho muro debe reforzarse en esa misma dirección para no volcar.

En la arquitectura románica , los contrafuertes adoptan la forma de pilastras , adosadas exteriormente al muro, con ancho decreciente en altura. En la arquitectura gótica se producen varias innovaciones que estilizan el contrafuerte: se sustituye el arco de medio punto por el arco apuntado , que al ser más vertical, ocasiona menos empujes transversales al muro. Por otra parte, el muro de cerramiento deja de tener funciones estructurales. las cargas de la cubierta se transmiten, mediante arbotantes , a contrafuertes que aparecen ahora como pilares exentos.

Estos contrafuertes exentos suelen presentar remates verticales denominados pináculos que cumplen una doble función decorativa y estructural, ya que el peso del propio pináculo ayuda al contrafuerte a aumentar la componente vertical de la carga, lo estabiliza.

4. El arco arbotante, o simplemente arbotante, es un elemento estructural exterior con forma de medio arco que recoge la presión en el arranque de la bóveda y la transmite a un contrafuerte , o estribo, adosado al muro de una nave lateral. Es un elemento constructivo distintivo de la arquitectura gótica , junto con el arco apuntado y la bóveda de crucería .

Como arco exterior de descarga suele estar en posición inclinada; es, por tanto, un arco por tranquil , ya que tiene los arranques a distinta altura. El arbotante forma parte de la estructura gótica, pero sólo se aprecia desde el exterior. La parte inferior se apoya en un estribo, contrafuerte, o botarel ; y la parte superior sirve de sostén, generalmente, a una bóveda de crucería . Un pináculo corona el estribo, decorándolo, denominado aguja cuando es muy elevado.

Eso permitió la construcción de edificios mucho más amplios y elevados, y el predominio de los vanos sobre los muros . Los elementos sustentantes ( pilares de complicado diseño) quedan mucho más estilizados. Pero la utilización de un elemento no puede definir un estilo de forma global, se trata de un problema más amplio, de una nueva etapa histórica, una nueva concepción del arte y con el del mundo. Un elemento estructural, por importante que sea, no puede resumir un concepto global sobre la vida.

Una teología de la verticalidad y de la luz

Vidrieras de la Catedral de Chartres

 

Los nuevos edificios religiosos se caracterizan por la definición de un espacio que quiere acercar a los fieles, de una manera vivencial y casi palpable, los valores religiosos y simbólicos de la época. El humanismo incipiente liberaba al hombre de las oscuras tinieblas y le invitaba a la luz. Este hecho está relacionado con la divulgación de las corrientes filosóficas neoplatónicas, que establecen una vinculación entre el concepto de Dios y el ámbito de la luz. Como las nuevas técnicas constructivas hicieron virtualmente innecesarios los muros en beneficio de los vanos, el interior de las iglesias se llenó de luz, y la luz conformará el nuevo espacio gótico. Será una luz física, no figurada en pinturas y mosaicos; luz general y difusa, no concentrada en puntos y dirigida como si de focos se tratase; a la vez que es una luz transfigurada y coloreada mediante el juego de las vidrieras y los rosetones , que trasforma el espacio en irreal y simbólico. El color alcanzará una importancia crucial.

La luz está entendida como la sublimación de la divinidad. La simbología domina a los artistas de la época, la escuela de Chartres considera la luz el elemento más noble de los fenómenos naturales, el elemento menos material, la aproximación más cercana a la forma pura.

El arquitecto gótico organiza una estructura que le permite, mediante una sabia utilización de la técnica, emplear la luz, luz transfigurada, que desmaterializa los elementos del edificio, consiguiendo claras sensaciones de elevación e ingravidez.

Dom Gregori Maria