De Romà Casanova a Xavier Novell

En alguno de mis anteriores artículos en los que traté el tema de la sucesión del obispo Traserra abogué por la fusión de las diócesis de Vic y Solsona, aunque fuera en el supuesto de "in persona episcopi". La razón de ser de esta hipótesis no era otra que la de gozar de una gran diócesis en la Cataluña central, que complementase la labor de las diócesis costeras. La dos diócesis por sí solas (en especial la pequeña y despoblada Solsona) suelen ser las cenicientas del mapa episcopal catalán. Al menos este planteamiento suscitó un cierto debate, entrando incluso Monseñor Traserra, al afirmar que la unión de ambas diócesis "no suma". ¡Qué iba a decir el hasta ahora obispo de Solsona, sí ya tenía colocado a su candidato! La problemática de las diócesis minúsculas tendrá que abordarse tarde o temprano. En estos momentos no ha sido considerado, pero con toda probabilidad puede sostenerse que, con la designación de Monseñor Novell como obispo de Solsona, las dos diócesis van a tener tantos nexos que podremos hablar de una única diócesis "de facto". Monseñor Casanova y Monseñor Novell poseen muchas notas en común.

Efectivamente: los dos han sido sacerdotes ajenos al ombliguismo barcelonés; los dos son sacerdotes de la generación de Juan Pablo II; los dos hablan un catalán con marcado acento occidental; los dos han sido promovidos al episcopado en edades muy jóvenes ( 46 años, Casanova y 41, Novell); los dos se han tenido que hacer cargo de diócesis arrasadas por el progresismo eclesial y, en especial, los dos han debido iniciar su pontificado con el resentimiento y la oposición de una parte de la diócesis que les toca regir. Recordemos la manifestación que tuvo que padecer Don Romà Casanova el día de su consagración episcopal o el desaire con que le recibió su predecesor, Monseñor Guix, quien afirmó que no sabía quien era su sucesor. ¡Cuanta injusticia y cuanta mala educación hubo en el recibimiento al obispo Casanova!

Mossèn Florenci Cases i Miramunt. (74 años)

Mossèn Jesús Huguet i Serrano (78 años.)

Mossèn Josep Pleixats i Davins. (84 años)

Ahora va a sufrir en sus carnes el preconizado obispo de Solsona una campaña similar. Con mayor maldad, si cabe, pues la dirigen sus hasta ahora compañeros en el presbiterio de Solsona. Ayer, mi admirado Prudentius de Bárcino efectuaba un extraordinario fisking de la carta de bienvenida del Forum Ondara y del Acta de la reunión de los veinte ancianos sacerdotes. No se trata de abundar en cuanto magistralmente diseccionó el gran Prudentius, pero no me dirán que no tienen mala ralea estos párrafos:

" Bienvenido como obispo. Nuestro obispo. Hace tiempo que nos conocemos. No te escondemos el hecho que de cualquier terna hubieras sido el último que hubiéramos escogido."

" No tengo ni ilusión ni esperanza.; el Xavier no es capaz de darla. Persona anclada en el pasado. No hay nada que me motive. Todo lo veo perdido. Es incapaz de dar un giro, de reconducir todo esto, de darte un poco de oxígeno. Yo, de momento, no quiero saber nada."  

" Me hace perder toda esperanza. Ni siquiera quiero verle. Encuentro nuestro documento demasiado benigno."

"Lo conocemos así: Trayectoria escalando rápidamente puestos de poder. En dos días cambio su firma y adoptó una de obispo. Cambios bruscos de humor. Trifulcas. Peleas con muchos alcaldes. Extorsiones a los arrendatarios de masías. No creo que sea el obispo, factor de unidad, que necesitamos Será incapaz de darnos esperanza."

" Ha participado activamente en las políticas de marginación, castigo, mentira, usurpación de derechos de las parroquias y los curas, de dictadura, de amiguismo, de división, de vanidad personal, de lujo personal, de desprecio de la asamblea diocesana que no ha sido nunca abolida, de interpretación sesgada de las leyes a propio favor, de aislamiento y soledad de los curas, impidiendo equipos solidarios, viendo y denigrando algún grupo, ninguneando a la mayoría, sin consultarles en las cosas que les afectan, reprochándoles “no ser nada”. Clasificando a los curas en dignos e indignos, siendo en la práctica, el criterio de dignidad, la fidelidad servil al obispo y no las virtudes pastorales y humanas. Y aquí no vale la obediencia debida. Bajo su capa se han cometido y se cometen muchas injusticias, pecados e incluso, crímenes."

"No pienso visitarle. No pienso asistir, en principio, a ningún acto diocesano, si puedo evitaré todo contacto y toda celebración donde él esté presente. Si dice que cuidará de cada cura, que quiere ser humilde, que no quiere ser impositivo, que le demos confianza, que quiere escuchar y contar con los demás, y no sólo como súbditos, se lo tendrá que ganar con sudor y lágrimas. Tendrá que demostrar fehacientemente con hechos y no con palabras que las cosas han cambiado, reparando los daños causados."

Creo que ni con el nombramiento de Casanova, ni tan siquiera en las declaraciones del franciscano Arregi sobre Munilla, se habían lanzado acusaciones tan fuertes: cambio de firma, extorsiones a arrendatarios, injusticias, pecados, crímenes, se lo tendrá que ganar con sudor y lágrimas, etc. Han leído bien: extorsiones, pecados, crímenes (¡crímenes!). Esta es la fraternidad evangélica del Forum Ondara. Este es el mismo tipo de bienvenida con que contó el obispo Casanova. Solo hay una pequeña diferencia entre los siete años largos que han transcurrido entre una toma de posesión y la otra: los neo-papistas barceloneses (cual Llisterri) ya empiezan a criticar estas salidas de pata de banco. Cuando antes (caso Casanova) no solo las aplaudían, sino que las auspiciaban. Claro que entonces no estaba Martínez Sistach como arzobispo de Barcelona, sino el Cardenal Carles y debía cubrirse su pontificado de lodo. Ahora toca quedar bien con Roma, a ver sí la sucesión de Sistach no pasa por Terrassa. Sí, por un casual, pasase por allí y peligrase el pan de cada día, ya verían como los arados se volverían lanzas.

Pese a todo, la juventud y coherencia del obispo Casanova (y estoy seguro también de Novell) van a reducir esa zafia y grosera oposición a la absoluta irrelevancia. En Vic se está consiguiendo. Es la generación de Juan Pablo II, no la de sacerdotes obsesionados con el Vaticano II. Son esos sacerdotes que lucen orgullosos su clergyman, que confiesan, que son activos pastoralmente, que se mezclan con la juventud. Para que nos entendamos: germinantes. En Vic y Solsona lo van a experimentar. No será una única diócesis, pero sí una similar línea pastoral. Con dos obispos jóvenes. Realmente han salido ganando.

Oriolt