"La visita del Papa no ha de quedar en fuego de artificios"

Nuestro cardenal-arzobispo ha publicado una carta de agradecimiento a todos los que colaboraron y participaron en la visita del Santo Padre a Barcelona que la podríamos suscribir desde Germinans. Su conclusión se resume en la frase que he entrecomillado como título: "La visita del Papa no ha de quedar en fuego de artificios". No solo eso, sino que nuestro prelado nos indica que: "Ahora, como comunidad diocesana, nos queda un trabajo que, con la ayuda de Dios, esperamos hacer en los próximos meses: reflexionar sobre los mensajes que el Papa nos ha dejado, con sus gestos y sus palabras, y buscar la mejor manera de ponerlos en práctica. Así lo exige la calidad de una visita considerada por muchos como histórica de verdad".

Siguiendo con el texto de su carta parece que la visita de Benedicto XVI ha abierto los ojos al cardenal Martínez Sistach. Observen a quien dedica un especial capítulo de agradecimiento: " La acogida que entre todos hemos dispensado al Papa ha sido admirable. Quedé gratamente impresionado al ver el entusiasmo con que fue recibido por las calles de Barcelona al dirigirse al templo de la Sagrada Familia y al regresar desde ese templo a la sede del arzobispado. Lo mismo he de afirmar de la entusiasta acogida la noche del sábado, cuando llegó al arzobispado. Los jóvenes estuvieron presentes de forma especial en esta acogida como también en la despedida que le hicimos en el aeropuerto". Por encima de todo (voluntarios, equipo-coordinador de la visita, sacerdotes, cantores, contribuyentes con donativos o incluso las religiosas que limpiaron el altar), Sistach destaca a los jóvenes. Y especialmente a los jóvenes que acompañaron al Papa en su recorrido con el Papamóvil, a los que abarrotaron la Plaza de la Catedral en la noche en que llegó a Barcelona y los que fueron a despedirle al aeropuerto. El cardenal sabía perfectamente que en aquel momento se salvaba el viaje. La Sagrada Familia (tanto en el interior como en el exterior) se llenaba con invitaciones personales. La participación espontánea se medía en el recorrido del Papamóvil y en la sorprendente -por concurrida- concentración en la Plaza de la Catedral. Así lo había pedido específicamente el cardenal y no se había cansado de repetirlo. Hacía falta dar un gran acogida al Papa en la calle. Palabras de Sistach.

Se supone que nuestro arzobispo habrá tomado buena nota de quien aportó todos estos jóvenes a las calles de Barcelona: los nuevos movimientos (en especial los neocatecumenales, Opus Dei, Christifidelis) y las parroquias germinantes, con singular mención a Mossèn Ferran Lorda, que desde la parroquia de Santa Teresita de Gracia está llevando a cabo una labor impagable de activismo juvenil. Ya se pudo comprobar en la última convocatoria en Santa María del Mar cuando organizó una procesión de jóvenes desde aquel templo hasta Santa Teresita. Algo habremos aportado también desde esta humilde web, sobretodo con el llamamiento "Esperamos que vengáis de toda España"; pues de toda España vinieron, cual se pudo comprobar con la gran presencia de banderas españolas por el recorrido papal. Igualmente habrá podido comprobar cuantos latinoamericanos fueron a recibir al Papa. Ahí tiene una inmensa cantera, ignorada y despreciada desde la curia. Se supone también que nuestro arzobispo habrá podido comprobar quién no aportó ni un joven a esas concentraciones que él mismo ha destacado: la Delegación diocesana de juventud que preside Mossèn Toni Román Luis. Un joven de 49 años. Sí se asoman a su web pueden comprobar fácilmente que no recoge noticia alguna de los jóvenes que llenaron la Plaza de la Catedral, ni de los jóvenes que acompañaron al Papa en su itinerario hasta la Sagrada Familia. Él no los había convocado. Pero es que además uno de los momentos que emocionaron más al Papa fue esa bienvenida de la noche del sábado. Fue el único momento en que Benedicto XVI se saltó el protocolo. Incluso se pudo captar que mientras Sistach le insistía para que se retirase, el propio Pontífice le cogió del brazo y le obligó a estar presente varios minutos más en la ventana del palacio episcopal. Fue uno de los momentos en que se le vio más feliz. Parecía que le estuviera diciendo al cardenal: "¡No te das cuenta de la juventud qué tienes!". Probablemente por esto destaca Sistach en su carta aquella concentración absolutamente fuera de programa.

Sí como dice nuestro arzobispo la visita no ha de quedar en fuegos de artificio urge cesar de forma inmediata a este "joven" casi cincuentón. Su labor no ha podido ser más estéril. Carece de huestes juveniles, teniendo que contemplar como salvaban la visita del Papa los nuevos movimientos (a los que aborrece) o incluso el maldito Germinans. Ya dicen que a veces Dios se vale de los instrumentos más impensables.

Efectivamente, la visita del Papa no puede quedar en fuego de artificios y tiene que aprovecharse para dar un vuelco a esta diócesis. Un vuelco a la diócesis exige una delegación de la juventud audaz, creativa, dinámica y con capacidad de convocatoria. No la que tenemos ahora. También sería conveniente que Turull siguiese escondido, como lo han tenido durante toda la estancia de Benedicto XVI. Su ocultación (en Roma todos tienen su foto con el megáfono) ha sido otro de los factores que han contribuido al éxito de la visita. Está claro que debe ponerse remedio a los desastrosos errores cometidos en los últimos años. Para ello deben dedicarse muchas horas - cosa a la que tampoco están muy acostumbrados los citados responsables diocesanos-, pero no se debe seguir confiando en que todo seguirá igual. Es hora ya de adaptarse y no de resistir, por lo que lo mejor es centrarse definitivamente en esa hornada de jóvenes que acudieron la víspera a la Plaza de la Catedral y dejar de confiar en los que han quedado anclados en la irrelevancia, convertidos en zombies. Cuando algo no va bien y las pruebas son tan patentes, urge un golpe de timón. Lo ha dicho claramente Monseñor Martínez Sistach: no ha de quedar en fuego de artificios. Esperamos ansiosos la real concreción de estas palabras.

Oriolt