Anécdotas de verano (II): No hay misal

Cuando soy requerido para celebrar la Santa Misa fuera de mis dominios habituales, me llevo todos los materiales de guerra para no encontrarme con sorpresas. No sólo me refiero a la casulla y otros ornamentos ausentes en muchas parroquias barcelonesas, sino también por ejemplo a un pequeño misal por si las moscas. Y es que me he encontrado de todo, como por ejemplo en el caso que hoy comento, que en una parroquia no había misal.

Cuando llego a la misma, el amable sacristán intenta ayudarme en todo lo que puede, cuando pregunto por el misal me dice que el párroco no lo utiliza. Me pasa un dossier de esos con plásticos transparentes en los que puedes ir colocando hojas a tu gusto, y por lo que parece ese era su misal. Le doy una ojeada antes de dejarlo definitivamente para utilizar mi misal y me encuentro con algunas sorpresas: el gloria y el credo no aparecen por ninguna parte, las oraciones no son las del misal sino "inventadas" lo mismo con las plegarias eucarísticas en las que en ningún momento se cita al Santo Padre o al obispo ordinario.

Por lo que parece todos estos materiales pertenecen a "Missa jove" un invento que se sacó de la manga hace ya bastantes años el Centro Escolapio de Pastoral ("Que buenos son los padres escolapios, que buenos son que nos llevan a la perdición"). En aquellos años del progresismo liturgico postconciliar en que la innovación consistía llanamente en no hacer nada de lo que estuviera establecido oficialmente. Como algunos se han quedado allí plantados y no se han enterado de la llegada de Sus Santidades Juan Pablo II y Benedicto XVI, siguen utilizando esos materiales algo amarillentos y con olor a naftalina.

Para que vean que no les engaño, y que la realidad supera lo que muchos puedan llegar a imaginarse les reproduzco una de estas plegarias eucarísticas de "missa jove" utilizadas aún en algunas de nuestras parroquias barcelonesas sin que n.s.b.a. arzobispo haga nada ni diga nada al respecto de estas prácticas. La C se refiere al celebrante y la T a "Todos" ya que estas plegarias eucarísticas son compartidas, siguiendo el clásico esquema progre de que la Iglesia somos todos y el sacerdote es uno más:

Plegaria Eucarística: Jesús, el hombre nuevo

C: El Señor esté con todos vosotros
T: Y con tu espíritu.
C: Levantemos el corazón
T: Lo tenemos levantado hacia el Señor
C: Demos gracias al Señor, nuestro Dios
T: Es justo y necesario
C: Padre, nos reunimos alrededor de la mesa de Jesús, tu Hijo amado, el Hombre Nuevo que comienza una nueva historia.
T: Aquí, en torno a la Mesa, historia de utopías, de sueños de justicia, de fraternidad que crece y se extiende. Juntos queremos dejar que cante el Espíritu del Amor. Por eso juntamos las voces y proclamamos …

Santo, Santo, Santo

C: Padre, que este Espíritu que lo renueva todo, que hace brotar agua del desierto y serena el corazón dolorido, descienda sobre las ofrendas y sobre nosotros.
T: Que el Espíritu de Justicia, de Belleza, de Paz, de Amistad, de Juventud nos inunde y nos empuje, junto con tu Hijo, a hacer una tierra nueva.
C: Por eso recordamos la Última Cena de Jesús con los amigos y amigas, cuando con amor tomó el Pan, lo partió y se lo dio diciendo:

Tomad y comed todos que esto es mi cuerpo entregado por vosotros.


C: Después cogió una copa llena de vino, y se la daba diciendo:

Tomad y bebed todos, que éste es el cáliz de mi sangre. Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por vosotros y por todos los hombres y mujeres para el perdón de los pecados. Cuando haréis esto os acordaréis de mí.

C: Proclamamos ahora tu grandeza, Dios nuestro, y la esperanza de un mañana mejor.

Cantamos otra vez el Santo, santo, santo …

T: Eres Tú, Dios nuestro, que reconocemos como Padre, de nuestra familia.
C: En Tí tenemos puesta nuestra esperanza.
T: Por Ti, transformaremos nuestro corazón para poder así transformar el corazón del mundo.
C: Con la fuerza de tu Espíritu y animados por el ejemplo de Jesús haremos real la utopía, acercaremos la luz de tu Reino en la oscuridad de los hombres.
T: Padre. Te rogamos por la Iglesia, para que renazca de nuevo, joven, generosa, entregada totalmente al servicio de la Buena Noticia.
C: Padre. Te pedimos por nuestras familias. Por los problemas que hay. Para que podamos aportar una brizna de consuelo.
T: Por último, te rogamos por tantas miserias de nuestro mundo. Por la violencia en el mundo, por la desprotección de tantos niños, jóvenes y ancianos en toda la tierra, por los que sufren guerras, … Todo ello nos atrevemos a presentarte, Padre … Por Cristo, con Él y en Él, a Ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

P.S.: No me extrañaría que alguno de nuestros progres lectores sacerdotes se imprimieran esta plegaria eucarística y la repartieran en sus parroquias este próximo domingo. Es un riesgo, pero yo tenía que denunciar esta práctica y tenía que aportar pruebas.

Antoninus Pius