La mediocridad episcopal española ataca de nuevo

La historia de la Iglesia española ilustra, con variados ejemplos, cómo en nuestra tierra, junto a grandes personalidades eclesiásticas de digno recuerdo, y que han engrandecido nuestra Iglesia, han florecido en abundancia también las de gran mediocridad, que han conseguido lo contrario. Esto no es algo raro, sino lo más normal del mundo, pues pasa en muchos países, el problema es cuando los mediocres abundan tanto que tienen la sartén por el mango.

Ejemplos habría muchos, antiguos y recientes, pero el último aparecido en los medios de comunicación llega a clamar al cielo. Se trata de un informe de algunos obispos, cuyos nombres ignoramos, pero que nos podemos imaginar, acerca del canal televisivo religioso Popular María Visión, que no llega a toda España, pero sí a una buena parte de las provincias, y por Internet llega a más sitios. En Cataluña también podemos sintonizarla a través de la parabólica.

Es un canal con una historia buena, pues de lo malo ha cambiado para mejor, lo cual podría haber sido al revés, como la COPE , que de buena ha pasado a peor, y así le va. Empezó dicho canal con el auspicio de la jerarquía y con una realización de mediocridad rayana en lo simplón, pero como no se veía bien en casi ningún sitio, la gente no se daba cuenta del ridículo que estaba haciendo la Iglesia y del chorreo de millones que se perdían cada mes.

Llegó un millonario mexicano, converso de Medjugorje y con ganas de gastar parte de su mucho dinero en hacer el bien y contribuir a la expansión de la fe. Se puso de acuerdo con la Iglesia española, se quedó prácticamente con la emisora, aunque jurídicamente la cosa tenga sus particularidades. El adinerado señor se empeñó en hacer un canal católico: muchas retrasmisiones de viajes papales (como nunca hemos visto en nuestro país), actualidad de la Iglesia , actividades de jóvenes creyentes, devociones, problemas doctrinales. La audiencia le ha dado la razón y el canal va de viento en popa.

Todo ello ha sustituido a un canal insulso, con debates infumables, series de televisión del año de la Polca (o la polka, como se prefiera), un querer y no poder. Y lo peor del caso, mirabile dictum , es que a algunos señores obispos españoles aquella mediocridad televisiva, que aburría hasta a las ancianas más fieles, les encantaba, y este nuevo estilo les parece demasiado católico.

La COPE se había vuelto poco católica y Popular María Visión demasiado católica, vaya, que nada les gusta. Si apareciesen una serie de vicarios episcopales, religiosas de la vida pastoral, algún misionero venido de vacaciones, algún delegado de liturgia de vanguardia, jóvenes ñoños, laicos parroquiales variopintos y otros agentes de la jerarquía contando experiencias insulsas, programas sensibles a la diversidad eclesial, los signos de los tiempos, la apertura a los hermanos y otras cosas parecidas, esto es, si fuera un canal eclesiástico infumable y nadie lo viera, los adalides de la mediocridad episcopal estarían contentos, pues así no choca con lo que tienen ellos en sus propias diócesis. Pero si se muestra mucho al Papa, se habla de seminarios llenos, de religiosos y religiosas como Dios manda, hablan laicos que no tienen pelos en la lengua, y además se reza el rosario, la divina misericordia y otras devociones, la cosa ya no les gusta tanto, suena estridente y, como venía a decir el informe, no se corresponde con la línea pastoral de las diócesis españolas.

Que el florecer de vocaciones, laicos valientes y religiosos obedientes no se corresponde con la línea de muchas de las diócesis españolas no es un secreto, sino que es algo evidente. Podríamos empezar por nuestra Cataluña, aunque aquí no se ve demasiado el canal, pero luego las Castillas, Extremadura, buena parte de Andalucía, Galicia… Las excepciones, honrosas, no son demasiadas. Por otro lado, que este canal católico puede ayudar, desde su papel mediático, a empezar a cambiar esa línea, es algo también evidente. Todo dependerá de la decisión de los señores obispos. ¿Se saldrán con la suya los de la mediocridad persistente e insidiosa? Ya veremos. El que escribe este artículo espera lo mejor, a la vez que -conociendo el percal- se teme lo peor…

Gaudium cum pace