InfoCatólica / Remedios Falaguera / Archivos para: Abril 2013

30.04.13

Dignidad humana y trabajo

“Tomó, pues, el Señor Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase” Gen 2:15

Decía Juan Pablo II en la Encíclica Laborem Exercens que el trabajo no sólo es “un bien «útil» o «para disfrutar», sino un bien «digno», es decir, que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta. Queriendo precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe tener presente ante todo esta verdad.

El trabajo es un bien del hombre —es un bien de su humanidad—, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido «se hace más hombre».

De la misma manera,

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20.04.13

Aprendí de ella

“¡Cada vocación sacerdotal proviene del corazón de Dios, pero pasa por el corazón de una madre!” San Pío X

Por fin ha llegado el momento de presentarles a mi nueva “criatura”: Aprendí de ella, publicado por la Editorial Sekotia y con prólogo de Mons. José Ángel Saiz Meneses, Obispo de Terrassa y Presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades de la Conferencia Episcopal Española.

En su contraportada podemos leer: Tú, madre de sacerdote, predestinada desde la eternidad para vivir el privilegio de tener un hijo sacerdote y custodiarlo, consciente de la responsabilidad que lleva consigo el título de “guardianas del ser humano”, eres la gran protagonista de estas páginas. A partir de vuestras experiencias y reflexiones, podremos avivar –sí, también a ti madre que siempre te mantuviste en la sombra–, nuestra gratitud por sembrar y custodiar en los corazones de vuestros hijos, como María Santísima, Madre de Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote, la grandeza, la belleza, la bondad y la verdad de Dios.

Cada una de vosotras cultivasteis de modo exquisito la semilla de la fe en los tiernos corazones de vuestros hijos y abonasteis la tierra de vuestros hogares con amor maternal, cariño , cuidados, piedad, ejemplaridad, alegría, paciencia, entrega, gratitud, servicio, perdón, compañía, protección… en definitiva, vuestra humanidad; por eso, habéis sido capaces de crear el ambiente humano y sobrenatural adecuado para favorecer la fidelidad de estos jóvenes dispuestos a ser sal de la tierra y luz del mundo en el ejercicio del ministerio sacerdotal. Es cierto que muchas de vosotras habéis pasado desapercibidas a lo largo de la historia, pero vuestra piedad, valentía, compromiso y generosidad se han puesto al servicio de toda la humanidad y sois un ejemplo para las mujeres del siglo XXI. Madres ejemplares y heroicas, buenas y piadosas, generosas y dispuestas, que no solo habéis tenido la valentía de dar la vida con generosidad y alegría, sino que, sabiéndose colaboradoras de Dios, habéis instruido a vuestros hijos en la amistad con Jesús y les habéis ayudado a “crecer en edad, sabiduría y gracia” para ser sal de la tierra y luz del mundo, en el ejercicio del ministerio sacerdotal.

De hecho, como bien señala un refrán judío, “como Dios no podía estar en todas partes, hizo a las madres”. ¡Son tantas cosas las que agradecerles!

Espero que disfrutéis de su lectura tanto o más que lo que yo al escribirlo.

11.04.13

¡Adelante jóvenes!

“He visto que hay muchos jóvenes en la plaza. ¡Ahí están! A vosotros os digo: llevad adelante esta certeza: el Señor está vivo y camina junto a nosotros en la vida. ¡Esta es vuestra misión! Llevad adelante esta esperanza” (Francisco I)

La respuesta de muchos jóvenes ante los dramas humanos y familiares que esta época de crisis afecta a muchos de sus vecinos es esperanzadora.

A pesar de que muchos creen que la juventud de ahora es apática y flojera nada ni nadie me hará perder la fe y la esperanza que tengo en cada uno ellos.

Es más, como escribí hace ya unos años en uno de mis artículos, “me reconozco una mujer afortunada por tenerlos a mi lado. ¡Son maravillosos y me siento orgullosa de ellos! (…) Porque vosotros, los jóvenes, sois los nuevos heraldos de la justicia, de la belleza, de la verdad, de la solidaridad, de la igualdad, de la paz. Vosotros, esta nueva generación de hombres y mujeres auténticas y valientes, sois el aire fresco que la sociedad necesita para convertir esta ciénaga maloliente y desolada en un campo fértil y limpio de rastrojos heredados”.

Hoy quiero presentaros el gesto de cuatro estudiantes, sin afán de protagonismo, pero con mucho amor y esfuerzo, han evitado el desalojo de una familia de su ciudad.

Eso sí, conscientes de que la esperanza de los sufrientes está en “acciones de persona a persona. Con nombres y apellidos, preocupándote por el que tienes al lado, sin juzgar”.

Chapeau!!!!

A cada uno de vosotros, que me habéis enriquecido mi vida adulta, contagiándome vuestro entusiasmo y vuestra pasión por la vida, os doy las gracias.

Muchas veces los mayores necesitamos que nos recordéis con vuestra juventud que, para caminar por la vida y ayudar a los demás, no sólo se necesita corazón, sentimiento y pasión, sino fortaleza, paciencia, coraje, sentido del humor y mucha Gracia de Dios.

Gracias a todos!!!

Esta mañana me habéis concedido más de lo que me atrevería a pedir….