La vida de Marta tiene sentido
Decía José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998 , que un “hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de como amar a alguien más que a nosotros mismos (…) un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito. Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo.
Un préstamo sin intereses, pero cuyo cuidado lleva implícito el más alto sacrificio y la defensa más sólida”
El pasado 7 de enero falleció la pequeña Marta , a la que sus padres le solicitaban desde el primer momento de su muerte: “¡Querida y dulce Marta, ya desde el Cielo, guía a nuestra familia y ayúdanos a sonreír y amar como tú lo has hecho durante toda tu corta pero intensa vida! ¡PAZ y BIEN!”
Este fin de semana se ha celebrado la Eucaristía en acción de gracias “por Marta y por el amor de Dios que recibimos a través de ella”. Al finalizar la Eucaristía se leyeron estas palabras que son una extraordinaria reflexión y un ejemplo de visión sobrenatural y de aceptación, con gozo y esperanza, de la Voluntad de Dios para muchos de nosotros.¡Gracias por vuestro ejemplo!