La gran exclusiva

Como en muchos hogares españoles la Navidad empieza días antes decorando la casa para la ocasión. , desempolvando los cd de villancicos, montando el Nacimiento -este año , como siempre, con buey y con mula-, pintando imágenes para decorar las ventanas, colocando los detalles del árbol , y por supuesto, dando los últimos retoques a los menús delas comidas y cenas navideñas,..

Pequeños y grandes disfrutamos con esta tarea. Es más, la fiesta empieza con los preparativos que nos ayudan a preparar el corazón para escuchar la Buena Nueva. Todos y cada uno de estos pequeños detalles se convierten en una manifestación natural de piedad , en una oportunidad que descubre la maravilla del trato con Dios donde se unen el conocimiento y la virtud, la inteligencia y los afectos, en definitiva, la vida y la oración.

Y mientras estaba enrolada en estas entrañables tradiciones me acorde de un cuento que escribí hace unos años con la intención de transmitir a mis hijos La gran exclusiva del nacimiento de nuestro Señor que abre nuestros corazones en los que procuraremos conservar su luz y su gracia durante todo el año. Dice así:

- Miriam, la imagen de una mujer lapidada, la soledad de un anciano , las emboscadas de los caminantes, niños que mueren por falta de medios sanitarios, el dolor de un campesino, …son noticias que pasan desapercibidas, pero que tienen unos efectos inmediatos no solo sobre nuestras conciencias sino también en nuestros sentimientos y nuestras acciones.Tu, como joven e incipiente periodista, tienes que estar preparada para presentar la noticia de tal manera que la opinión pública se conmueva y reaccione ante todas estas barbaries, le aseveraba Joseph, el viejo redactor jefe de Jerusalem Journal , desde su pequeño despacho con vistas a las murallas de la ciudad vieja.

Miriam, una joven estudiante de periodismo, sabe muy bien que en el entramado de su futura profesión hay noticias que viajan sin control, que traspasan fronteras y que se filtran en la vida de los pueblos sin saber muy bien la razón. Y Joseph no pasa un día sin que le aleccione sobre ello.

Se sentía feliz… ¡Qué suerte tener un maestro como Joseph! Tal vez algún día, soñaba la joven estudiante, si seguía los consejos del buen maestro, llegaría a ser la más joven y famosa periodista merecedora del premio Pulitzer. ¿Tendría la suerte de estar en el momento adecuado, en el lugar adecuado y ser portavoz de la gran exclusiva de la historia?

Una mañana, al llegar a la redacción, se encontró a Joseph preocupado y cabizbajo.

-¿Te pasa algo? , le pregunta con cariño.

-No sé, Miriam. Estoy preocupado. Hay una serie de noticias que me tienen un poco aturdido y no sé cómo interpretar. El corresponsal en el extremo Oriente y el los reinos de Saba me informan de inquietantes movimientos. Se está iniciando una gran movilización de Reyes poderosos y sabios para dirigirse a algún lugar cercano a Jerusalén. Nadie conoce la causa, ni las razones. Es más, las fuentes habituales de informadores no tienen ni la más ligera idea del destino de la marcha. ¿Qué buscan? ¿A quién? ¡Es todo tan complejo, tan incierto!

Y, mientras se preparaban un café, Joseph le explica que esto puede convertirse en una crisis socioeconómica sin precedentes, que los poderosos están inquietos y que desde las altas esferas del periódico no le han dejado de presionar por teléfono durante horas para que me entere de lo que ocurre.

Miriam lo mira y sonríe. Es el momento que estaba esperando.Se arma de valor y le dice a su mentor:

- Joseph, dame una oportunidad, por favor. Sabes muy bien que cualquier periodista que se precie sueña con la exclusiva de su vida. ¿Te parece bien que investigue un poco a ver de qué me entero?

Joseph la observa con orgullo y le responde:

-De acuerdo. Creo que ya estas preparada. Pero no me falles. Ya sabes que el Jerusalem Journal se juega mucho en esto.

Esa misma tarde, nuestra intrépida Miriam, cámara en mano y mochila al hombro, sale de la redacción en busca de la exclusiva. La satisfacción personal que siente al pensar que puede ser ella la que ofrezca al lector la gran primicia que todos los demás ignoran, hace que le palpite más deprisa el corazón.

Pero, ¿por dónde empezar?

-Si Joseph estuviera en mi lugar, seguramente, empezaría utilizando sus fuentes, se acercaría a los poderosos e, incluso, se camuflaría, no tengo miedo, en redes complejas y peligrosas para saber, cómo, porqué y dónde se dirigen los Magos.

De todas formas tiene una intuición. Ha oído rumores. Sabe que hay un grupo clandestino, una resistencia ciudadana, que espera el momento adecuado para iniciar sus acciones contra el gobierno. Todos saben lo que dicen las escrituras: ” Y tú Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo, que será pastor de mi pueblo Israel”.

- ¿Clanes? ¿Caudillo? No me extraña que el gobierno tenga miedo. ¿Se trata de una conspiración contra ellos? ¿Estarán en peligro las relaciones internacionales? ¿Se levantará el pueblo contra las injusticias de los poderosos?

Le daba vueltas, y más vueltas, a la cabeza. ¿En qué lío me he metido?, pensaba. Bueno, la decisión está tomada y tengo la responsabilidad de responder a la promesa hecha a Joseph. El se lo merece.

Y, ni corta ni perezosa, se dirige a la región de Belén. Tiene claro que la respuesta la encontrará allí.

Al llegar la noche y cansada del viaje, piensa en su madre.

- ¡Cuanta razón tiene, mecachis! Mira que me ha repetido que el camino era largo y que me asegurara un albergue para descansar. Y, además, me he dejado la bolsa de la comida sobre la mesa de la cocina. ¿Cuando me daré cuenta que no es una pesada y que solo piensa en mí y en lo que es mejor para mí? Lo primero que voy a hacer cuando regrese será darle un beso y decirle: “Gracias por ser como eres, mamá”.

Cerca del camino, Miriam se encontró a un grupo de pastores, personas despreciadas e indignas de confianza por aquellos lares. Estaba tan congelada y hambrienta que no le importó quedarse con ellos al calor de la hoguera.

De repente, una “figurita” pequeña y sonriente se acercó al pequeño grupo. Todos los que allí nos encontrábamos le mirábamos desconcertados. ¿De dónde ha salido? ¿Quién será?

- ¡Exclusiva!, ¡exclusiva! ¡Ha nacido el Niño Jesús, el Salvador del mundo! ¡Levantaos, rápido. Venid a conocerlo!, nos dijo.

Miriam se quedo asombrada de lo que estaba oyendo.

- Debe tratarse de una deformación profesional, pensó. No puede ser. ¿Es cierto lo que estoy oyendo? La gran exclusiva no la está dando un periodista sino una “figurita” de Belén. Un Ángel acaba de anunciar a los pastores, a todos los que ahí estábamos descansando junto a la hoguera, a los que sufren, a los marginados de la sociedad,…la gran exclusiva de la historia.

Pero, al contrario de la desilusión que ella esperaba por no ser la portavoz de la misma, se levantó con el alma llena de gozo, de admiración, de arrebato.

Es más, en ese mismo instante se da cuenta de que ella es uno de los personajes elegidos para protagonizar el hecho más extraordinario de la humanidad. Dios ha elegido a cada uno de estos humildes y sencillos pastores como los encargados de difundir la noticia y dirigir al mundo entero hacia el pesebre. Y a Miriam con ellos.

Poco a poco va entendiendo algo de lo que pasa. Ahora comprende que “Dios elige a los necios (según el mundo) para confundir a los sabios, a los débiles para sorprender a los fuertes, a los que son nada para avergonzar en su prepotencia a los que se creen algo”.

-No hay que temer a los poderosos Magos, se dice. A ellos les guía una estrella “que iluminaba mas que las demás” para que conozcan al Niño, al Caudillo de nuestros corazones.

Y, como a sus compañeros de noche, una fuerza extraña le arrastra. Y todos juntos se dirigen, sin pensárselo dos veces, hacia Belén cantando aquello de: “Cantemos de alegría, cantemos sin cesar, porque un Niño ha nacido para enseñarnos a amar”.

Por el camino, llamó a Joseph por el móvil. Las palabras fluían de su boca con el atolondramiento propio de la que está viviendo la mejor aventura de su vida. Así, el bueno de Joseph solo pudo captar las últimas palabras de su crónica entrecortada por falta de cobertura:

-…..¡Joseph, no me negaras que la exclusiva no vale la pena!…. El acontecimiento más trascendente de la historia, ¡Dios se ha hecho hombre!

….Diles a todos que acaba de nacer en una cueva el Caudillo que esperaban. Un líder que NO pretende ganar ninguna batalla militar… Solo quiere conquistar los corazones de los humildes…

……Además, el silencio de los Magos no responde a nada de lo que nos debamos preocupar, salvo por la envidia y maldad de los poderosos…. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, así como los servicios de inteligencia no deberían seguir con sus pesquisas. El oro, la mirra y el incienso no es para pagar a la Resistencia civil…. He oído que lo llevan como presente. El oro, simboliza la Realeza. El incienso, la Divinidad. Y la mirra, es el símbolo de la sangre y el dolor de Aquel que dará su vida por la humanidad….

“…y encontraron a María y a José y al niño reclinado en el pesebre. Al verlo, reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño”

- Vaya, vaya, pero que tonta he sido, ¿cómo me ha costado tanto aprender la lección? , se pregunta Miriam. Pero si soy una privilegiada. ¿No he visto con asombro y oído con alegría suficientes maravillas esta noche para comunicar con entusiasmo la gloria de Dios?

Pensándolo bien, no se si estoy a la altura de ofrecer al mundo la exclusiva del nacimiento del Niñito que es Amor, Paz, Justicia, Perdón, Gozo, Humildad,… y que, con su nacimiento, cambiará la vida de todos los habitantes de la tierra. Ahora me doy cuenta.

Y con una gran sencillez, Miriam miró al Niño y le dijo:

-Niño, pequeño mio, desde este momento doy mi corazón y mi vida entera por estar siempre, alegre y contenta, en el lugar que has elegido para mi en esta historia. Ser la mensajera de la caridad de Dios al mundo entero, a los hombres y mujeres de todas las razas, lenguas y condiciones es una gran responsabilidad. Y hacerlo con ternura, delicadeza, intuición, fortaleza, valentía, generosidad, cuidado, respeto, comprensión,… desde mi periódico es una gran oportunidad que transformara al ser humano de todos los tiempos.

Este es mi lugar, se decía Miriam, el de una joven pastora, una contadora de historias, que solo sabe susurra al oído de aquel niñito tierno y sonriente:

No sé niño hermoso qué he visto yo en ti
Que no sé qué tengo desde que te vi

Sus tiernas mejillas de nieve y carmín
Sus labios hermosos cual rosa de abril

Su afecto halagüeño y el dulce reír
Tan profundamente, se han clavado en mí

No sé niño hermoso qué he visto yo en ti
Que no sé qué tengo desde que te vi

Si acaso algún día me atrevo a salir
Al prado florido por ver divertir

Do quiera que mire, te miro yo allí
Entonces de nuevo comienzo a decir

Su afecto halagüeño y el dulce reír
Tan profundamente, se han clavado en mí

Nota: “La alegría es el verdadero don de Navidad(…)Y la alegría podemos comunicarla de manera sencilla: con una sonrisa, con un gesto, con una pequeña ayuda, con un acto de perdón(…)Dios está cerca de nosotros, tan cerca que se hace niño(…) La encarnación es una buena noticia para el mundo de hoy, donde Dios está ausente. Un mundo dominado por los miedos, la incertidumbre. Un mundo oscuro, en el que muchos tienen necesidad de anestesias para poder vivir”(Benedicto XVI)

“En Belén se manifestó al mundo la Luz que ilumina nuestra vida; se nos reveló la Vida que nos conduce a la plenitud de nuestra humanidad. Si no se reconoce que Dios se ha hecho hombre, ¿qué sentido tiene festejar la Navidad?(…) Pidamos a Dios que la violencia sea vencida por la fuerza del amor, las contraposiciones cedan su lugar a la reconciliación, la voluntad de dominio se transforme en deseo de perdón, de justicia y de paz. Que los deseos de bondad y de amor que nos intercambiamos en estos días lleguen a todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana” (Benedicto XVI)

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