23.12.12

¿Por qué la Sagrada Familia permaneció en Belén después del Nacimiento?

 

Jesús nació en una especie de establo, esto se deduce directamente del Evangelio: … y lo acostó en un pesebre,… (Lc 2, 7). Sin embargo, pronto encontraron el cobijo en una casa, según consta en Mt 2, 11 respecto a la adoración de los Magos: Y entrando en la casa,… Los pastores evidentemente adoraron al Mesías en la noche del Nacimiento, según se desprende de las palabras del ángel: … hoy os ha nacido… Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre (Lc 2, 12).

 

Pero San Lucas, que era tan preciso: Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. (Lc 2,2), no habla nada en esos días sobre los Magos de Oriente, aunque refiere a la circuncisión y a la presentación en el Templo.

 

De las palabras de San Mateo: Jesús nació en Belén, un pueblo de Judea, en tiempo del rey Herodes. Por entonces unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén, preguntando:

Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: (Dos traducciones de Mt 2, 1), se desprende que los tres sabios llegan a  Belén tiempo después del Nacimiento.

 

¿Pero por qué la Sagrada Familia decide quedarse por todo ese tiempo en Belén? ¿No tenían su casa en Nazaret? Para ellos no había ninguna necesidad de permanecer en Belén ni en Judea. Trabajo, casa, todo estaba en Galilea. Es una incógnita, pero es un hecho de que permanecieron en Judea hasta la persecución de Herodes.

 

En la obra de Maria Valtorta consta la respuesta. Zacarías, sacerdote y primo de María, insiste en que el futuro Mesías debe permanecer cerca del Templo, porque eso es lo que conviene a su misión.

 

Ni la Virgen ni San José piensan así, sin embargo, obedecen al sacerdote (¡de la Antigua Alianza!) por lo que el sacerdote es, no por lo que el sacerdote sabe. Toda una lección sobrenatural respecto a la obediencia y la estima que se debe prestar a los sacerdotes.

 

Pero hay más. Fue Dios quien predispuso la providencia de tal manera que por medio de la obediencia de la ¡Virgen! y San José al sacerdote (en una materia que no era pecado pero en la que evidentemente pensaban de forma diferente), sea más fácil huir hacia Egipto desde Judea que desde Galilea (para ser atendidos por la hospitalaria diáspora judía) en la hora de la matanza de los niños de pecho decretada por Herodes.

 

Abajo sigue la lectura.

¡Feliz Navidad!

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21.12.12

¿Camino de Sodoma en Francia? No, porque no

Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han
cometido abominación;
(Levítico, 20:13)
No caminéis según las costumbres de las naciones que yo voy a expulsar
ante vosotros; pues, porque han obrado así, yo estoy asqueado de
ellas.
Pero a vosotros os he dicho: «Poseeréis su suelo, el que yo os daré en
herencia, tierra que mana leche y miel.» Yo soy Yahveh, vuestro Dios,
que os ha separado de estos pueblos.
(Levítico, 20:23-24)

 

“Dirumpamus vincula eorum et proiciamus a nobis iugum ipsorum!”

“Rompamos, dijeron, sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo.” (Ps. 2, 3)

 

En Francia, el domingo pasado, en la manifestación de LGBT:

Texto pancarta portada por un niño:

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11.12.12

Rosario por España. De momento Murcia, Sevilla y Madrid, el día 12 de cada mes

Levanto los ojos a los montes:

¿de dónde me vendrá el auxilio? (Sal 120, 1)

 

 

España vive una situación extremadamente difícil. O Dios le ayuda, o termina muy mal. Hay que hacer muchas cosas buenas y constructivas, esmerarse en lo bueno y no desesperar, pero lo más importante para los cristianos es implorar la ayuda al único que puede darla.

 

En este año de la fe, en el cual se concederán indulgencias plenarias por asistir en los actos de testimonio público de la fe organizados por las distintas diócesis, me parece elogiable que un grupo de católicos decida haga sencillamente esto: implorar al Señor en una plaza pública.

 

Me llegó el aviso por correo el mes pasado y pensé: iré aunque fuéramos dos o tres. Para mi sorpresa una cien personas más o menos asistieron al acto. Sin exageraciones, breve, conciso y claro. Todo se desarrollo con normalidad y serenidad, entrañable y acogedor, en 25 minutos. Con mucho gusto repetiré cada vez que pueda.

 

La iniciativa empezó en Murcia, pero ya veo que lo mismo se anuncia en Sevilla y Madrid.

 

No ha sido coser y cantar para organizarlo, ha costado su trabajo, pero lo más importante es que la gente a respondido. Muchos preguntaron: “¿esto se va a repetir?” Pues va a ser que sí. Y si va tener lugar en su localidad, tal vez dependa de usted.

 

Copio del Rosario por España:

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30.11.12

Mt 17:20 (21) sigue siendo la Palabra de Dios. Necesidad imperiosa de su predicación

Las armas de combate del cristiano

Pero, frente a este odio satánico contra la religión, que recuerda al misterio de iniquidad de que habla San Pablo (II Tes. 2, 7), los solos medios humanos y las providencias de los hombres no bastan: y Nos, Venerables Hermanos, creeríamos ser indignos de Nuestro apostólico ministerio si no tratáramos de señalar a la humanidad los maravillosos misterios de luz que esconden en sí ellos solos la fuerza para subyugar a las tinieblas. Cuando el Señor, descendiendo de los esplendores del Tabor, devolvió la salud al joven maltratado por el demonio, que sus discípulos no habían podido curar, a la humilde pregunta de éstos: ¿Por qué causa no lo hemos podido nosotros echar?, contestó con las memorables palabras: Esta casta no se arroja sino mediante la oración y el ayuno. (Mt 17, 18-20)

(Caritate Christi Compulsi, Carta Encíclica sobre la crisis material y espiritual del mundo actual  y su remedio: la reparación al Sagrado Corazón de Jesús, 3 de mayo de 1932)

 

Estaba leyendo estas palabras de Pío XI cuando me dije: “espera, esta cita del Evangelio no me suena haberla leído hace tiempo; voy a ver si en alguna edición de la Biblia o Nuevo Testamento viene reflejada”.

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13.11.12

Erdogan en Sarajevo, Muslim Demographics y más cosas

 

En septiembre de este año ocurrió una cosa curiosa en Sarajevo. En su visita a la antigua provincia del Imperio Otomano, el presidente de Turquía invitó a las mujeres bosnias a tener como mínimo cinco hijos. Su argumento se apoyaba en el hecho de que ningún gran país avanzó económicamente sin el aumento de la población. Sin población, decía, no hay ni producción, ni consumo. Si no hay gente, tampoco hay talentos ni potencial alguno.

 

            Hasta allí, su argumento era sostenible. Históricamente, así es y así ha sido. Lo curioso es que hasta de algunos medios oficiales croatas de Croacia criticaban a Erdogan por alentar un desastre humano ya que tal aumento poblacional es insostenible. Lo de siempre. Desde Serbia se apuntaba más certeramente, señalando las notas imperialistas de Erdogan al resaltar sus afirmaciones de que Bosnia-Herzegovina sigue siendo una provincia turca más.

 

            Pero Erdogan, nosotros nos entendemos. ¿O es que me dirá usted que a este señor la camisa que más le gusta es esta preferida camisa azul, por tener tantos colorines?

 

 

            Todos de Bosnia-Herzegovina le hemos entendido, señor Erdogan. Usted hará que las mujeres musulmanas reciban dinero por tener hijos, esa es la promesa suya. Porque entonces, definitivamente y en poco tiempo Bosnia-Herzegovina se convertirá otra vez en una provincia turca más. Su gran amigo, EE. UU., le facilitará toda la tarea necesaria, no se preocupe; nosotros lo entendemos y lo asumimos.

            Naturalmente, que un político de importancia de Erdogan diga tales órdagos imperialistas, no trascenderá jamás a este lado de Europa.

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13.10.12

Un aspecto a evitar en las universidades católicas. Perspectiva desde la DSI

La acción caritativa de la Iglesia y de sus instituciones, su intervención en la sanación de las estructuras sociales como de las mismas sociedades pertenece a su legado y podemos decir que forma parte de su misión evangelizadora. Los pueblos bárbaros fueron evangelizados por la Palabra, tanto como por la caridad y predicación y vida de la justicia y caridad. De allí, que la Iglesia promueva las universidades, escuelas, hospitales y las demás instituciones caritativas es de lo más habitual para la misma.

En la época moderna, en los últimos dos siglos, se hicieron decididos movimientos de los que no simpatizan con la idea cristiana en la dirección de apartar a la Iglesia de estas tareas. Durante el siglo XIX, rabiosamente anticlerical, se llegó a prohibir la actuación pública de la Iglesia vía centros educativos, sanitarios, etc. Se pretendió que sea el Estado quien va a asumir toda acción asistencial, si tal circunstancia fuese posible. Esta situación se prolongó en el siglo XX, llevando la iniciativa a su totalidad en los países del Este.

Pasado el tiempo de una confrontación y persecución abierta, hemos llegado a la situación actual. Parece que vivimos un periodo de tolerancia y respeto hacia las actividades sociales de la Iglesia, pero no es precisamente así.

Existe una trampa en esta época neoliberal que cada vez más se descubre con más nitidez. A la Iglesia se le permite tener sus instituciones, en concreto las educativas, pero salvo en el caso de determinados colegios la enseñanza no es subvencionada (y cuando lo es, es de forma insuficiente por lo que hay que recurrir a una financiación externa, normalmente de los padres).

Uno puede decir: “ni falta que hace”, pero esa postura es equivocada. Es de justicia que el Estado subvencione las actividades legítimas de los ciudadanos. Y si no, que no les pida los impuestos. Porque si no, ¿para qué los quiere? Se supone que es para dar servicio. Pero ese servicio se lo da la sociedad a sí misma, y es de justicia que tal derecho sea reconocido y apoyado.

En caso contrario, es de aplicación el principio liberal: sálvese quién pueda. Si te lo puedes pagar, mejor para ti. Y si no, te daremos una enseñanza pública, pero en esa, mando yo. Y tragarás lo que te ponga y lo que te determine. Los pudientes podrán ir a sus colegios, junto con los hijos de los poderosos y políticos de turno, pero a la mayoría los adoctrinaré yo y moldearé de ellos una sociedad para mí, a mí servicio.

En esta escena entra la Iglesia, porque este es el mundo en el que le ha tocado vivir hoy. Se le permite tener las universidades católicas, por ejemplo. Pero me pregunto, ¿para quién la universidad católica? ¿Es acaso para los menos pudientes, para los que tienen recursos escasos y no han sido agraciados por una posición económica decorosa, para las familias numerosas, para…? No, no y no. Es así, te guste o no.

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19.09.12

Tots som catalans. Un viaje temerario hacia lo (des)conocido

 

Sordos, oíd, y ciegos, ved. (Is 42, 18)

 

 

La permanencia de un estado, o la independencia de una parte suya, no es la Palabra de Dios. No hay nada “definitivo” sobre ello, pero…

 

Cuando durante siglos se forja una historia común, se estrechan los lazos hasta de parentesco y, y sobre todo, cuando durante dos milenios se recibe la misma sabia del Evangelio sobre un territorio geográficamente muy compenetrado, cuando durante siglos se forja una mentalidad muy similar… decir “que me voy” me atrevo a decir que ataca tanto a la fe, como a la razón.

 

¿Pero a dónde vais? Os queréis ir, los que lo hacéis, en el peor momento histórico. Sois débiles, sin una identidad nacional clara, es más bien artificial. ¿Es que los turbantes son lo vuestro? Os habéis vuelto locos.

 

Como consta en mi biografía, desde finales de 89 vivo en España. Cuando volví en verano del 90 a mi tierra, y cuando vi los tambores de los movimientos independentistas, les hice la misma pregunta a mis amigos: ¿os habéis vuelto locos? ¿Qué precio estáis dispuestos a pagar? ¿50.000 muertos por cada lado, 100.000? ¿Cuál es vuestro límite? Se quedaron pensando un momento, pero me respondieron: “exageras como siempre, esto aquí no pasará”. Algunos no viven para contar lo que pasó después.

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27.08.12

Medjugorje, más problemas de lo que parece

Dichosos los que ven, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

 

Los que escuchan a los videntes, a mí me escuchan.

 

“Esto se repitió tres veces… Todavía estaba Pedro  perplejo sobre lo que significaría la visión que había tenido,…” (Hch 10, 16-17)

 

 

            Después de escribir el año pasado los artículos “La cara oculta de Medjugorje” I, II, III, IV, V, VI y VII, pensaba dejar de lado este tema. Pero veo que algunos no paran. Noto cierta intencionalidad de convertir este fenómeno en algo oficial, un modelo a seguir. Si este fenómeno no tuviera elementos problemáticos, y hasta peligrosos, ni me inmutaría; todo lo contrario. Pero los tiene, y muchos. La verdad no es lo mismo que la mentira, ni se puede construir nada bueno sobre una falsedad. Un fin bueno, no puede ser justificado por medios malos.

            Expondré primero, en un único artículo, los motivos y hechos (algunos recordaré de los escritos anteriores procurando explicarlos un poco más, otros añadiré) por los que no creo en la sobrenaturalidad (divina) de las apariciones en Medjugorje, ni tampoco creyó el primer obispo Zanic, ni las dos comisiones constituidas por él, ni la comisión de la Conferencia Episcopal de Yugoslavia de entonces, ni el obispo actual Ratko Peric, ni otras tantas personas realmente competentes para juzgar el fenómeno. Luego abordaré los peligros que pueden resultar de la falta de criterio en la atención a las personas con cierta afición a este fenómeno. Finalmente abordaré la única solución posible que cabe a este fenómeno embarazoso, de acuerdo con las indicaciones actuales competentes.

            La mentira es peligrosa, el mismo padre de la mentira se sirve de ella para todo lo que se proponga. Debemos huir de ella como de la peste, sabiendo que “Más admitida una contradicción, ¿qué habrá que no pueda legitimarse?” (San Pío X, Pascendi).

            Escribo con especial atención a los sacerdotes, encargados de pastorear su grey en la verdad y la seguridad de la doctrina enseñada de la Iglesia, especialmente ciñéndose a lo manifestado por el “fundamento y pilar de la verdad” (1 Tim 3, 15) en cuanto a este fenómeno y criterio general para juzgar estos hechos. No somos una Iglesia de “aparicionistas” donde la verdad se recibe y justifica, se recibe como de una cátedra autorizada por medio de los videntes. El Señor puede intervenir en nuestra historia, las revelaciones privadas tienen su lugar en la Iglesia, pero siempre después de un examen serio y crítico hecho por aquellos a los que Jesús dijo: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha”.

            Paso a los argumentos en contra:

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