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29.10.11

La resistencia informa

Todo totalitarismo se caracteriza por el control de los medios de comunicación. También el de lo políticamente correcto, basado en el dictado del relativismo, capaz de penetrar hasta en la mente de uno. La gente, la plebe, las masas informes, deben recibir la información en la forma deseada por los mandatarios. Su mente - programada, su pensamiento - encasillado. Por eso, siempre el espíritu libre del ser humano por intuición sostiene los movimientos de la auténtica resistencia, de la rebelión en contra del mal.
Como era de esperar, la información, si es que se da, omite los puntos más importantes en el ataque a la embajada de los EE. UU. en Sarajevo de ayer. Por eso la resistencia tiene que actuar.
Si fuera un simple ataque, hay tantos, se podría omitir, tampoco hay que cansar. Pero las circunstancias obligan a informar. Resulta que un personaje wahabí, que parece estar fuera de la ley, bajo control absoluto, etc., etc., estaba con un kalashnikov una media hora delante de la mencionada embajada (de allí la foto tomada con toda tranquilidad), a escaso kilómetro del Parlamento de Bosnia-Herzegovia, el edificio del Ministerio del Interior, y de otras instituciones públicas. Paseando y disparando hacia la embajada (descargó tres ráfagas, hirió a dos policías, gritaba que no va a matar a los “hermanos musulmanes”), hasta que después de media hora vinieron los francotiradores, lo hirieron y redujeron.
Los medios oficiales informan: “Un serbio, perturbado mental, involucrado en el accidente en el centro de Sarajevo, intranquilizando a los ciudadanos. La policía reaccionó con rapidez y redujo al maníaco. Al mismo tiempo son juzgados dos miembros de la República Srpska (ente serbio de Bosnia-Herzegovina) debido a los crímenes de guerra cometidos en contra de los civiles en Kotor Vares…”

Pues bien, el serbio de nacimiento (Mevlid Jašarević, 1988), vive durante años en Bosnia-Herzegovina, donde practica el wahabismo con total tranquilidad. Eso sí, relacionado con las células wahabitas de los musulmanes de Serbia. El ataque se debe a la implantación de esta corriente del islam en Bosnia-Herzegovina. ¡Media hora paseando con kalashnikov! En Serbia detuvieron ya quince miembros de una célula local. En Bosnia-Herzegovina están meditando sobre las medidas a tomar.
Ayer allí, silencio aquí. Mañana, cuando te pase a ti, no esperes que se hable mucho de tus cosas y problemas: puede ser que molestes.
Pero si eres solidario hoy, preparas el mejor camino para mañana. Si miras a las cosas de frente, mañana podrás encontrar alivio. Si hoy protestas por los atropellos de los demás, alguien protestará por ti mañana y te defenderá.
Es la civilización de la vida, de amor, de solidaridad en contra de la de muerte y mentira.

27.10.11

La clarividencia de Solzhenitsyn

No estamos en un portal de filosofía política, pero sí reflexionamos (eso sí, un día sí y otro no) respecto a la implicación política de los católicos, la postura que debemos y queremos tomar respecto a determinadas opciones, etc. Los cristianos viven en el mundo, pero no deben ser del mundo, sino más bien su sal para salarlo. Pero es tan fácil volverse soso, es tan fácil de que el mundo te contagie. Y el contagio empieza por la cabeza. Sin darnos cuenta nos invade una determinada forma de pensar, asimilada sin mucho criterio y a la ligera.

Es una constante de todas las épocas, el pecado no se inventó en el siglo XX. Nos quejamos, yo entre los primeros, de la oscura influencia de la Ilustración, pero tenemos que admitir que con el Rey Sol demasiados católicos, por ende clérigos, estaban demasiado arropados y acomodados. El 10% del territorio francés pertenecía a las instituciones de la Iglesia. Durante el Siglo de Oro demasiados curas y también religiosos convivían con una señora, hecho que manifiesta que el poder y las estructuras reinantes en un momento dado salpican sobremanera a la Iglesia, no la dejan inmune a las embestidas. Tanto en la vida práctica como en la teoría.

Hoy en día, no hay una excepción. Hoy toca “asimilar” los valores democráticos del Imperio. Y el que osa enfrentarse al Imperio, el nuevo Imperio que no conoce ocaso del sol, con las últimas y variopintas incorporaciones de flamantes fuerzas políticas tipo demomusulmanes, será aislado, relegado a una inexistencia civil. Lo cual produce miedo a ser rechazado, y vivir en miedo engendra complejo. Pero Cristo nos liberó para vivir en la verdad. Y ser hombres de verdad. Ese es nuestro regalo, nuestro don para este mundo: la verdad. La verdad es odiada, siempre. La verdad terminó en la cruz, y sus hijos serán perseguidos. Pero no deben temer la persecución, sino a aquel que le puede llevar el alma al infierno.

En los años setenta, más o menos, a los cristianos en España les entró un enorme complejo, el complejo de haber apoyado a Franco. Estaban sometidos al dictamen de los que siempre llevan razón, y cuya misión es la liberación de los pueblos. Ex camisas azules, con Adolfo (¿en qué año nació?) en la cabeza, se encargaron de llevar a cabo la transición. Y claro, ellos ahora no van a ser tan malos como los de antes y van a hablar con todos. Con los comunistas, con los nacionalistas, no excluyendo a nadie. Y enterraron a España, mejor dicho, la enterraron viva. No sabemos si la rematarán del todo, pero bien enterrada está.

Con todos no se puede hablar. A algunos solamente hay que decirles claras las cosas. Que no te entrego lo que no te pertenece. Y que no hablo con los que tienen el odio por motor de su actividad.

Pocos años antes tuvieron la ocasión de aprender que un régimen autoritario no es un régimen totalitario. Se lo decía una víctima del totalitarismo, Solzenitzyn, en su visita a España a principios de los años setenta. La entrevista la reproduzco aquí, gracias al trabajo de Ab ipso ferro:

“… vuestros círculos progresistas se complacen en llamar al régimen existente «dictadura». Yo, en cambio, llevo diez días viajando por España, desplazándome de riguroso incógnito. Observo cómo vive la gente, lo miro con mis propios ojos asombrados y pregunto: ¿saben ustedes lo que quiere decir esta palabra, conocen ustedes lo que se esconde tras este término? Voy a proponerles algunos ejemplos. Un español cualquiera no está vinculado a un lugar determinado, a una ciudad o a un pueblo donde tiene forzosamente que residir. Puede desplazarse de un lugar a otro según le plazca. Nuestro ciudadano soviético, en cambio, no lo puede hacer: estamos encadenados a nuestro lugar de residencia por la famosa propiska, el visado de la policía. Las autoridades locales deciden si puedo cambiar de residencia o no. Estoy totalmente en sus manos, pueden hacer conmigo lo que quieran. Luego me entero de que los españoles pueden salir libremente de su país. En la Unión Soviética esto no existe. Desde hace poco, bajo la presión de la opinión pública mundial, y especialmente de los Estados Unidos, se está dejando salir a una pequeña parte de los judíos. Pero la otra parte y todos los demás pueblos que habitan la URSS están privados de este derecho. Nos encontramos en nuestro propio país como en una cárcel. Paseo por Madrid, o por otras ciudades españolas, de las cuales he visitado doce, y veo que en los quioscos se venden los principales periódicos europeos. En cambio, si en mi país apareciera un periódico extranjero a la venta, se alargarían diez manos para agarrarlo. Veo, otro ejemplo, que aquí funcionan libremente las fotocopiadoras, cualquiera por cinco pesetas puede sacar libremente una fotocopia. En nuestro país tal cosa no sólo está prohibida, sino que es delito: toda persona que utilice una copiadora para fines particulares y no para el Estado, para la Administración, será condenado por actividades contrarrevolucionarias. En su país, puede que con algunas limitaciones, están autorizadas y tienen lugar algunas huelgas. En nuestro país, en sesenta años jamás fue autorizada una sola huelga. En los primeros años del régimen, los huelguistas cayeron bajo ráfagas de ametralladora, o fueron encarcelados como contrarrevolucionarios, aunque sólo exigían mejoras de carácter económico. Hoy día, ya a nadie se le ocurre, a nadie se le pasa por la cabeza, la idea de organizar una huelga. Más todavía: publiqué un día en la revista Novi Mir una narración, Por el bien de la causa. En ella, un personaje, un estudiante, pronunciaba la frase «Vamos a hacer huelga». Pues bien, antes de que la narración pasara la censura, ya la propia mesa de redacción de la revista eliminó la palabra «huelga». La palabra «huelga» está prohibida en mi país. No, vuestros progresistas pueden usar la palabra que quieran, pero «dictadura» no. ¡Si nosotros tuviéramos las libertades que tienen ustedes, nos quedaríamos boquiabiertos, exclamaríamos que es algo nunca visto! Desde hace sesenta años, no tenemos ninguna libertad. Hace poco en vuestro país se proclamó una amnistía. Algunos dicen que fue una amnistía limitada. Pero sin embargo a los terroristas, que con las armas en la mano luchaban contra el orden establecido, se les rebajó parte de la condena. A nosotros, en cambio, en sesenta años sólo se nos concedió una amnistía, ¡y ésta sí que fue limitada! Nosotros íbamos a la cárcel para morir allí. Muy pocos regresaron para contarlo. Claro, esta experiencia comunista, la hemos padecido en carne propia, y después de estas monstruosas pérdidas, tenemos ya una vacuna contra el comunismo, una vacuna como no la tiene nadie en Europa: actualmente en nuestro país, si alguien en una reunión, en una conversación entre amigos, plantea seriamente el problema del comunismo, nadie querrá escucharlo, lo tornarán por tonto. Espiritualmente nos hemos librado del comunismo, pero antes hemos recorrido la vía del martirio, hemos vivido tiempos terribles. Rusia ha realizado un salto histórico. Rusia, por su experiencia social, se ha colocado muy por delante del mundo entero. No quiero decir con esto que sea un país adelantado: al revés, es un país de esclavos. Pero la experiencia que hemos vivido, las vicisitudes que hemos atravesado, nos colocan en la extraña situación de poder contemplar todo lo que pasa actualmente en Occidente en nuestro propio pasado, y prever el futuro de Occidente en nuestra presente situación actual. Todo cuanto ocurre aquí ya ha ocurrido en Rusia hace tiempo, hace muchos años. Es una perspectiva realmente de ciencia-ficción: estamos viviendo los hechos que están ocurriendo en Occidente hoy, y sin embargo, recordamos que esto mismo ya nos pasó hace muchísimo tiempo a nosotros. En los años sesenta del siglo pasado el Emperador Alejandro II comenzó a llevar a cabo un vasto programa de reformas. Quería reorganizar paulatinamente a Rusia para implantar la libertad y el desarrollo. Pero un puñado de revolucionarios lanzó en 1861 una proclama en la que decían que querían reformas más radicales y más rápidas, que no podían ni querían esperar. Temiendo que el bienestar general pudiera provenir del rey, y no de ellos, proclamaron el terror. En 1861 Alejandro 11 abolió la servidumbre de los campesinos; en 1864 reorganizó completamente la administración de justicia, llevando a cabo la gran reforma judicial. Pues bien, los revolucionarios intensificaron sus actos terroristas. Hubo siete atentados contra el zar, le daban caza como a una fiera. Y al final, en el año 1881, lo mataron. Y después de esto, empezaron a matar primeros ministros, ministros del Interior, gobernadores civiles, gobernantes en general. Así empezó una guerra entre los revolucionarios y los círculos dirigentes del gobierno. Toda la opinión liberal no se oponía a los revolucionarios, antes por el contrario, los alentaba: cualquier asesinato de un estadista, de un ministro, la entusiasmaba, suscitaba su aplauso. A los revolucionarios les ayudaban a esconderse, a escapar, los celebraban como si no fuesen culpables de nada en absoluto. Repito, esto ocurría en nuestro país en el siglo xix, hace cien años, y esto es lo que está ocurriendo en toda Europa, en el mundo entero, hoy. Hemos sido testigos el otoño pasado de cómo la opinión occidental se indignaba mucho más por cinco terroristas españoles que por el aniquilamiento de sesenta millones de víctimas soviéticas. Vemos hoy cómo la opinión progresista exige reformas inmediatas, a toda costa, saluda los actos terroristas y se alegra de ellos. Esto lo tuvimos nosotros hace cien años, y desde vuestro futuro puedo contar cómo acabó la cosa: ambos bandos se endurecieron en sus posturas, los terroristas y los círculos dirigentes cada vez se fueron odiando más, los círculos liberales comenzaron a odiar al gobierno, el cual no podía hacer nada contra ello; las reformas se detuvieron, pues aún lo que el gobierno podía conceder, ya no lo concedía, el odio anidaba en todas las almas, todos querían todo a la vez. Y así tuvimos las revoluciones de 1905 y 1907, y después la de 1917. El resultado fue la aniquilación de ambos bandos: fueron aniquilados todos los círculos dirigentes de Rusia, la nobleza, el empresariado, la intelectualidad liberal. Lo que sobrevivió de la intelectualidad se fue al extranjero, y en el país comenzó lo que describo en el libro Archipiélago Gulag, que costó al país sesenta v seis millones de muertos. Yo lo cuento ahora aquí, pero no sé yo mismo sí en general es posible transmitir la experiencia de hombre a hombre, de país a país. Hace poco todavía pensaba que sí, y así lo dije en mi discurso de Premio Nobel: creía que a través de la literatura de creación sí era posible transmitir experiencia a otras personas. Pero ahora ya lo dudo, y pienso que cada país, cada sociedad, cada hombre, debe repetir todos los errores cometidos por otro país, otra sociedad, otro hombre, y sólo aprenderá cuándo ya sea tarde. Observo ahora vuestra juventud, la he estado observando en toda España, y tengo la impresión de que en mi cabeza, en mis oídos, en mis ojos, se ha mantenido más la imagen de vuestra guerra civil que en esta juventud. Hoy, naturalmente, la idea de vuestros círculos progresistas es obtener cuanta más libertad, colocar cuanto antes a vuestra sociedad al nivel de los demás países occidentales europeos. Pero yo quisiera recordarles que en el mundo de hoy, en nuestro planeta, los países democráticos ocupan una islita, una parte muy reducida. La mayor parte del mundo se encuentra bajo el totalitarismo y la tiranía: toda la Europa oriental, la URSS, toda Asia (ahora ya también la India), ya está cayendo bajo el totalitarismo; Africa, que hace tan poco alcanzó la libertad y que ahora se afana, se apresura, un país tras otro, a entregarse también a la tiranía. Y por esto, aquellos de ustedes que desean cuanto antes una España democrática, ¿tienen la suficiente clarividencia como para prever no sólo el mañana, sino también el pasado mañana? Supongamos que mañana España se vuelva un país tan democrático como el resto de Europa. Pero pasado mañana, ¿conservará las suficientes fuerzas como para defenderse del totalitarismo que amenaza a todo Occidente? El que tenga perspicacia, el que además de la libertad, ame también a España, debe pensar en el pasado mañana. Y vemos que el mundo occidental está debilitado, ha perdido su voluntad de resistencia, cada año entrega sin combate más países al totalitarismo… No hay voluntad de resistencia, no hay responsabilidad en el uso de la libertad. La civilización occidental contemporánea puede definirse no sólo como sociedad democrática, sino también como sociedad de consumo, es decir, como una sociedad en la cual el sentido principal de la vida está en recibir más, en enriquecerse más, y en pensar lo menos posible en defender lo obtenido. Desde luego, ni la estructura social ni el disfrute de bienes materiales son la clave principal de la vida humana, pero el Oriente totalitario contemporáneo y el actual Occidente democrático, al parecer sistemas opuestos, sin embargo están en realidad emparentados, reposan sobre una base común, que es el materialismo. Esta base común viene durando ya trescientos años. El mundo occidental está en crisis, que no consigue superar, pero no es una crisis del siglo XX. La humanidad lleva ya una larga crisis, desde que la gente se apartó de la religión, se apartó de la fe en Dios, dejó de reconocer ningún poder superior a sí misma, adquirió una filosofía pragmática, esto es, hacer sólo lo que resulte útil, beneficioso, guiarse sólo por intereses materiales y no por consideraciones de moralidad superior. Este espíritu se ha ido desarrollando paulatinamente y ha desembocado en una crisis que, insisto, no es política, sino moral. Se manifiesta no en la oposición entre comunismo y capitalismo, sino en algo mucho más profundo: es precisamente esta crisis la que ha traído el comunismo, y en Occidente, la sociedad consumista y pragmática. Es la crisis del materialismo, que ha desechado el concepto de algo superior a nosotros. Pero está claro que cada país ha de aportar algo de su parte para superar esta crisis. Y tal vez España, con su gran originalidad nacional que ha marcado toda su historia, pueda aportar algo peculiar que permita vencer esta espantosa crisis de la humanidad, que abarca a todos los países de un modo u otro, y a todos nos amenaza con el aniquilamiento.”

Ahora viene el presentador, después de oír lo prohibido a cal y canto, a hacerle una pregunta de “coherencia”. Porque claro, ¿cómo uno puede predicar con un mal ejemplo? Resulta que Sozhenitsyn vive en Suiza, el país de ricos. Pero Blanco llevará sus hijos a un colegio privado, da igual, es salvado porque se preocupa para que la chusma tenga dónde ir y “estudiar”, González será consejero de uno de los más ricos, ¿y qué? Él ha salvado a tantos pobres, tiene derecho a disfrutar. Etc., etc., ejemplos sobran. Pero oye algo a lo que no está acostumbrado, ceder de los suyo, de lo suyo y no del estado, a favor de los que sufren. Oigamos otra vez a los dos, merece la pena:

J. M. Iñigo: “El señor Solzhenitsyn actualmente reside en Suiza, país en que suelen refugiarse los grandes millonarios del capitalismo. ¿No piensa el señor Solzhesnitsyn que esto puede ser mal interpretado por sus lectores? ¿Sabe?” Solzhesnitsyn: “Precisamente acabo de decir que Occidente es una sociedad de consumo. Nuestra juventud, en cambio, ha transcurrido en la miseria. Una vez, de estudiante, tuve el descuido de sentarme en una silla en que había una mancha de tinta (entonces se usaba tintero y pluma). Me hice una mancha grandísima en el pantalón. Pues bien, estuve llevando cinco años ese mismo pantalón, porque no tenía con qué comprarme otro. Así vivíamos. Hasta lo llevamos grabado: todas las personas soviéticas que salimos al extranjero, incluso a un país no especialmente rico, incluso a los países que aquí se consideran pobres, tenemos una sensación como de ahogo, nos resulta penoso ver cómo se desperdicia la comida, cómo no se acaban los platos, cómo se echan las migas al suelo. Así percibimos los soviéticos esta sociedad. Pues bien, a su pregunta sobre Suiza sólo le puedo contestar que en los prósperos países occidentales vivimos como prisioneros. Si mañana tuviéramos la posibilidad de regresar a la miseria de nuestro país, a pasar hambre, regresaríamos todos.La prensa socialista, y sobre todo la comunista, gusta mucho de invocar el hecho de que Solzhenitsyn ha salido a Occidente y se ha hecho millonario, (cuando yo pasaba hambre allí, nadie prestaba particular atención a que yo pasara hambre. Cuando allí pasaban hambre todos, y la siguen pasando, sólo se miente que allí no falta de nada). Ciertamente, cobro derechos elevados. Pero la mayor parte de estos ingresos ha pasado constituir un fondo social ruso de ayuda a los perseguidos y sus familias, y por distintos caminos dirigimos esta ayuda a la Unión Soviética. Ayudamos a los detenidos, a sus familias, a los que van a visitarlos, a los que les envían paquetes de víveres, a los recién liberados que carecen de medios de existencia, a los despedidos por razón de sus convicciones que se quedan sin ingresos (para una mente occidental esto es difícil de concebir: aquí a uno lo pueden meter en la cárcel, pero no lo pueden echar de su trabajo por sus convicciones. Si es que lo despiden, se busca trabajo en otro sitio. Pero nosotros tenemos un solo patrono, el Estado, y si el Estado-patrono decide no darle trabajo a uno, no se lo dará nadie más. Uno no está en la cárcel, pero su familia se queda sin medios de vida).En cuanto a mi residencia concretamente en Zurich, se debe a que estaba entonces escribiendo el libro Lenin en Zurich, recientemente aparecido, y sólo allí podía encontrar el material de archivo que necesitaba.”

Esto era demasiado para el progretariado. Uno de sus exponentes más destacados, Juan Benet, de la secta progre-farisea, la que se posa en el templo de El País y canta alabanzas sobre su bondad frente a los asquerosos fachas, para lo que da gracias día tras día al ser redimido en virtud de la ley proclamada en su parlamento a su medida y para ellos, este moderno sepulcro blanqueado dice lo que dijo y sus palabras quedan para la inmortalidad, para conocerlo mejor y sin sombra de duda. Aquí están (en Cuadernos para el Diálogo):

“Todo esto, ¿por qué? ¿Porque ha escrito cuatro novelas, las más insípidas, las más fósiles, literariamente decadentes y pueriles de estos últimos años? ¿Porque ha sido galardonado con el premio Nobel? ¿Porque ha sufrido en su propia carne –y buen partido ha sacado de ello– los horrores del campo de concentración? Yo creo firmemente que, mientras existan personas como Alexander Soljenitsin, los campos de concentración subsistirán y deben subsistir. Tal vez deberían estar un poco mejor guardados, a fin de que personas como Alexandr Soljenitsin no puedan salir de ellos. Nada más higiénico que el hecho de que las autoridades soviéticas –cuyos gustos y criterios sobre los escritores rusos subversivos comparto a menudo– busquen la manera de librarse de semejante peste

Usaré unas definiciones del totalitarismo hechas por historiador y politólogo Juan Linz, que en su tiempo tampoco entendió a Solzhenitzyn. Pero las aplicaré a la vida en nuestro Imperio democrático, al que van como al dedillo:

“En los regímenes totalitarios existe una actitud intelectual que tiene como base unos valores generales sobre los que hay un acuerdo entre los actores.”

O sea, son así llamados y proclamados por los cuatro costados “valores democráticos”, que a su vez nadie sabe lo que son. Son tan claros que de hecho están esgrimidos, con razón, por el nuevo partido de alcance mundial, de los demomusulmanes. Pero el Imperio ha de implantarse, sí o sí.

“En los totalitarismos, sin embargo, se produce una movilización constante de la población, gracias a la manipulación ideológica de las masas.”

O sea, mediante los medios de comunicación. No hace falta decir nada más. La dictadura totalitaria implica frente a la autoritaria un mayor control de la educación, de los medios de comunicación y, sobre todo, de la vida privada de los individuos. Vean lo que le pasó al juez Serrano, vean ustedes lo que está en los manuales de texto. ¿Para qué seguir?

Hace pocas semanas, el historiador Pío Moa defendió el franquismo en su contexto histórico, por lo cual por poco lo matan. Era algo inesperado para oír, pero necesario. En España hay muchos complejos que currar, y los complejos se curran empezando a dejarlos de lado. Por comodidad reproduzco aquí sus consideraciones resumidas en ocho puntos:

1. Nuestra democracia viene directamente del franquismo, de la ley a la ley. La alternativa era pasar sobre 40 años de historia para buscar la legitimidad en el nefasto Frente Popular, de tendencia totalitaria y destructor de la legalidad republicana, como proponían la izquierda y los separatistas. 2. El paso “de la ley a la ley” supuso, además, prolongar la paz más prolongada de nuestra historia contemporánea, comenzado por el franquismo. Fueron la izquierda y los nacionalistas catalanes los organizadores de la guerra y de un proceso revolucionario al cual, justamente, derrotó Franco. La paz no es el máximo valor social, pero es un valor muy importante. 3. El franquismo nunca tuvo oposición democrática viable. Es una brutal falsedad la equiparación de antifranquismo y democracia, sostenida desde la transición, que ha permitido a una izquierda nunca democrática repartir títulos de demócrata. En las cárceles franquistas –con seis veces menos presos que hoy– no había demócratas: sus pocos presos políticos eran totalitarios diversos y terroristas. 4. El franquismo fue autoritario, no totalitario. La diferencia clave reside en que el estado totalitario tiende a ocupar todo el espacio social. Pero el estado franquista fue muy reducido, seis veces menor que el actual. El espacio dejado a la actividad social espontánea era mayor que ahora. 5. No es cierto que en el franquismo no hubiese libertades. Vale la pena recordar el episodio Solzhenitsin para entender la realidad. Existía incluso una prensa muy considerable de carácter pro comunista y pro etarra. Las libertades de reunión, expresión o asociación, etc., estaban limitadas, pero existían con mucha más amplitud de lo que ahora creen o dicen creer muchos. 6. El franquismo no solo derrotó a la revolución, también nos salvó de la guerra mundial, desbarató el maquis y el aislamiento impuesto injustamente a España, reconcilió a la población (bien puedo decirlo, habiendo sido de los pocos que luchó contra aquel régimen) y dejó el país más próspero de lo que había sido en siglos. Ello permitió la democracia. 7. Todas las amenazas a la democracia (corrupción, leyes totalitarias, ataque a la justicia independiente, separatismo, terrorismo, etc.) provienen, y no es casual, del magma antifranquista creado después de Franco por la izquierda y el separatismo, gracias a la renuncia de la derecha a la lucha de ideas y a la creación de opinión pública 8. No puede defenderse el franquismo como un sistema actual. Pero fue, sin duda, una dictadura históricamente necesaria, muy llevadera y con un balance positivo no ya bueno sino espectacular, teniendo en cuenta lo que ha sido la historia de España en estos últimos siglos.

Pero, para terminar, volvamos a lo que podríamos llamar la profecía de Solzhenitsyn. La crisis es moral, o sea, espiritual. Es producida por el materialismo. ¿Hemos avanzado en estos cuarenta años? Me da a mí que esto va camino de una decadencia autodestructora. Nuestras democracias cada vez más toman tintes totalitarios. No creo que los cristianos podamos defender algo así. Dije la última vez que con frialdad y cálculo votaría al PP el 20-N. Otra vez me sacuden dudas. A lo mejor hay que acelerar la caída del Imperio. No tengo siquiera nada que votar en condiciones. Me siento como un perro atado a una cadena, sin posibilidad de movimiento. No, hasta que no estemos en nuestras estructuras limitados por la Ley que dicta con trazos seguros referencias a lo más básico, no podemos sacar los píes del plato. No, no puede cualquiera subir al timón del gobierno. Sin un consejo de sabios al menos, gente capacitada de probada honestidad y moralidad, no saldremos nunca de esta caída libre.

Una cosa es cierta: Dios respeta nuestra libertad, incluso la que nos lleva al infierno. No sin que previamente nos haga incontables llamadas a volver a su lado, pero respeta nuestra libertad. Incluso, como ha ocurrido en el siglo XX, nos deja tanta libertad hasta ahogarse en la sangre hasta las rodillas, por no violar nuestra conciencia. Pero no elimina las consecuencias que nos estamos labrando. Ni su juicio una vez estemos en su presencia. Estamos ante la elección, o lo “nuestro” y solamente nuestro y la consiguiente aniquilación, o limitamos nuestras leyes con la Ley que sabemos que existe y en cuya sombra únicamente se puede crecer. Mostrar a los hombres esa Ley, es tarea de la sal de la tierra.

23.10.11

Política como ajedrez

“Pero el valor de la democracia se mantiene o cae con los valores que encarna y promueve…” Juan Pablo II, Evangelium Vitae, 70
“‘Hermanos, permaneced fieles a la tierra’, ése es el grito lanzado por Nietzche en nuestro siglo, y la gran corriente marxista nos ha machacado la cabeza con la idea de que no tenemos que perder tiempo por el cielo. El cielo se lo dejamos a los gorriones, dice Bert Brecht. Nosotros nos ocupamos de la tierra la hacemos confortable.” Ratzinger, Verdad, Valores, Poder.

El sistema democrático, no limitado por leyes superiores a las determinadas por los parlamentos en cuestiones básicas – pudiendo de esa manera defender eficazmente algo tan básico como es la vida o la familia, evitar el tráfico de las personas humanas, etc., es malo en sí.
¿Por qué es malo? Por dos cuestiones principales:
1) El voto del dueño de eufemísticamente llamado club de alterne, de un narcotraficante no pillando in fraganti, de cualquier calaña que se pueda uno imaginar, vale lo mismo que el de una persona honrada que en su vida se haya quedado con un céntimo de nadie, por poner un ejemplo. El voto de un experto y de un ignorante, de un altruista y un egoísta, ¡valen lo mismo!
2) El hombre por la naturaleza tiende a la comodidad, no al sacrificio, a lo suyo, no a la entrega a los demás. Los católicos decimos que el hombre sufre por la presión de la concupiscencia, de la inclinación al mal. De allí que es muy fácil que la mayoría opte por lo objetivamente peor.
3) Y no olvidemos una derivación inmediata de este sistema. Todos quieren ganar. Los “buenos”, o no tan malos, cuando pierden, se resignan. Los malos evitan a toda costa perder, sirviéndose para tal fin de lo que haga falta. Ellos son los que deben gobernar y ese es el único límite.

Con esto tenemos suficiente. Con razón los más insignes pensadores han prevenido sobre los fallos y dificultades del gobierno de la ciudad terrena, desde Platón en adelante.
Pero recordaré a un filósofo escocés, Sir Alexander Fraser Tytler (1747 -1813), porque su contundente análisis es más reciente y muy plástico:

“Una democracia no puede existir como forma permanente de gobierno. Solo puede existir hasta que los votantes descubren que con su voto pueden concederse a ellos mismos generosas asignaciones del tesoro público. A partir de ese momento, la mayoría siempre vota por los candidatos que les prometen los mayores beneficios, con el resultado que una democracia siempre acaba colapsando por la política fiscal relajada, y siempre sigue una dictadura… La edad media de las civilizaciones mundiales más grandes desde el comienzo de la historia, ha sido de unos 200 años. Durante esos años, estas naciones siempre progresaron siguiendo esta secuencia: de la esclavitud al coraje; del coraje a la libertad; de la libertad a la abundancia; de la abundancia al egoísmo; del egoísmo a la complacencia; de la complacencia a la apatía; de la apatía a la dependencia; de la dependencia de nuevo a la tiranía.”

Me parece que en Europa nos tocan ahora los dos últimos pasos, dándose la tiranía en forma encubierta.

“En efecto, en los mismos regímenes participativos la regulación de los intereses se produce con frecuencia en beneficio de los más fuertes, que tienen mayor capacidad para maniobrar no sólo las palancas del poder, sino incluso la formación del consenso. En una situación así, la democracia se convierte fácilmente en una palabra vacía.”
Evangelium Vitae, punto 70

¿Y Kensel? ¡Hay Kensel como te descubres!

“La pregunta de Pilato es, a su juicio, expresión del necesario escepticismo del político. De ahí que sea de algún modo también una respuesta: la verdad es inalcanzable. Para percibir que Pilato la entiende así, basta con reparar en que no espera respuesta. En lugar de eso se dirige a la multitud. Así quedaría sometida, según Kelsen, la decisión del asunto en litigio al voto popular. Kelsen opina que Pilato obra como perfecto demócrata. [Las negritas siempre son mías]

En cierto momento Kelsen llegó a decir que habría que imponer esta certeza relativista con sangre y lágrimas si fuera preciso. Tendríamos que estar tan seguros de ellas como Jesús lo estaba de su verdad.” Ratzinger, Verdad, Valores, Poder.

De forma que, para resumir al margen de lo trágico de este pensamiento, la masa crítica de los votantes, manipulable como ella sola, ha producido semejante resultado:

cuyos efectos, en cuanto a la humanidad le toca, se pueden describir mediante las siguientes imágenes, que indican la situación de la que también es harto difícil salir:

Sigamos. Una vez que nos hemos situado en el problema, es más fácil entender y colocar en el lugar adecuado a la decepción que invade a muchos al ver que en el gobierno se colocan los ineptos o personas que no inspiran confianza alguna en el bien. Fallan en la mayor: confían en el sistema, y el sistema es intrínsecamente malo, no tiene arreglo, no puede generar el bien, o al menos lo hace con suma dificultad, cuando por lo que sea es posible menguar los factores 1 y 2 mencionados al principio. O, cuando a la democracia se le ha puesto un límite superior.
Pero no es el caso. Así que, olvidad el cuento de ser libres, como ciudadanos no somos libres, somos esclavos casi todos, menos unos cuantos dueños. Eres libre con suerte en el espíritu, y punto.
Eres, tú y yo, un esclavo al que venden en la plaza.

¿A qué puede aspirar un esclavo? A muy poco, por ejemplo, puede preferir a un dueño menos cruel, asimilando previamente el hecho de que por el momento debe seguir viviendo como un esclavo - la vida es sagrada, no se la debe quitar a sí mismo. Y, debo asumir mi situación. San Pablo me lo dice, aun pudiendo ser libre, sigue siendo esclavo. O sea, asume la realidad en la que estás y actúa desde ella, libre en el espíritu.

El próximo 20 de noviembre, yo, esclavo, saldré a votar. Sé que soy un esclavo, no me engaño. En el espíritu soy libre, pero en esta ciudad son esclavo.

Veamos una de las cuestiones que más nos interesa y que en este portal ha producido muchos debates. La del aborto.

Arranco con una declaración de la CDF que me parece como la que más explícitamente habla sobre el tema que nos interesa (Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre el aborto procurado (18 noviembre 1974), 22: AAS 66 (1974), 744.):

“22. En todo caso debe quedar bien claro que un cristiano no puede jamás conformarse a una ley inmoral en sí misma; tal es el caso de la ley que admitiera en principio la licitud del aborto. Un cristiano no puede ni participar en una campaña de opinión en favor de semejante ley, ni darle su voto, ni colaborar en su aplicación. Es, por ejemplo, inadmisible que médicos o enfermeros se vean en la obligación de prestar cooperación inmediata a los abortos y tengan que elegir entre la ley cristiana y su situación profesional.”

Esta frase está recordada por el Beato Juan Pablo II en la EV. Justo después sigue el párrafo (del punto 73):

“Un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación. No son raros semejantes casos. En efecto, se constata el dato de que mientras en algunas partes del mundo continúan las campañas para la introducción de leyes a favor del aborto, apoyadas no pocas veces por poderosos organismos internacionales, en otras Naciones —particularmente aquéllas que han tenido ya la experiencia amarga de tales legislaciones permisivas— van apareciendo señales de revisión. En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos.”

Atendiendo a la literalidad del texto dado por la CDF, se podría pensar que un cristiano jamás puede votar a un partido que no se oponga totalmente al aborto, como es el caso concreto español de las próximas elecciones.

Sin embargo, a un diputado, cuya oposición al aborto es notoria (es decir, pertenece a un partido que se opone al aborto, o es un diputado que abiertamente se manifiesta en contra del mismo), se le permite votar una propuesta encaminada a limitar daños de otras leyes más inicuas.

Entonces, ¿no puede un esclavo votante votar una propuesta parlamentaria que limita una ley inicua? ¿Eso es moralmente lícito?

La vida es muy complicada a veces, muchas veces. Con tintes trágicos. Y muchas veces se hace lo que se puede. La vida real, aquella que trae consecuencias mucho más reales que emitir una opinión gratuita, es mucho más complicada. En la segunda guerra mundial pasó una unidad de guerrilla comunista por el pueblo de mi madre. Se llevaron, a combatir con ellos, a un hermano suyo. Si no lo hubiera hecho, una opción real sería que los comunistas mataran a toda la familia por traidores. Mi tío no era comunista, pero se fue con ellos por la razón que creo que muchos entienden y por la que otros tantos harían exactamente lo mismo. Más tarde o más temprano, pasaron los ustashas y se llevaron a otros dos hermanos. Murió uno de ellos, igual que el que se fue con la guerrilla. Daba igual que fue nombrado héroe nacional con el título póstumo, después de la guerra el hermano ustasha que sobrevivió fue buscado para ser ejecutado, tal y como ocurrió al final. Ninguno de ellos fue ni guerrillero ni ustasha, la vida es más complicada de lo que parece, que ya lo parece. Joven Joseph Ratzinger no fue nazi por haberle sido dado el uniforme de nazi. Si uno tiene que pagar con monedas con signos masónicos, no quiere decir que sea masón. Milenko a los 18 años fue a la mili comunista, llevando una gorra con una estrella roja con cinco puntas. Rechacé ser comunista, mi fe me lo prohíbe, pero fui un soldado ejemplar (me limité a hacer las cosas mejor que pude) al que premiaron con unas vacaciones. ¿Eso es malo? Tantas veces, casi siempre, se hace lo que se puede, y es normal que sea así. No puedes cambiar este sistema de la noche a la mañana, no puedes.
Te toca mover una ficha, solamente eso. Eso es de lo poco que puedes hacer desde tu situación de esclavo.

El 20 – N, en Murcia, por la mañana me pondré esta vez mi traje de demócrata, el que toca ahora, yo católico no demócrata, y votaré al PP. Esta es la ficha que moveré ahora. Con frialdad y cálculo. Delante mía está Saruman,

como yo veo a Alfredo, le llamaré Alfredo, mi enemigo Alfredo, porque yo como católico le molesto a él. Soy, yo católico, un sujeto pasivo de su acción de enemistad. El Evangelio me manda amar a mis enemigos, pero no decir que mis enemigos son mis amigos. Pienso que debo parar, con la ayuda de mi voto, con mi pequeña fuerza de esclavo, a los uruc-hai que está preparando para el remache.

Ahora mismo en Murcia, a mi juicio, no me queda otra ficha para mover. El que quiera votar en blanco (formalmente apoya al partido ganador), o nulo (formalmente apoya – junto con los que se quedan en su casa - a los más pequeños más cercanos a la entrada a las instituciones, verdes o antitaurinos, o algo así), lo respeto. Esos votos también representan el rechazo a lo que hay, y lo respeto. Lo voto porque la alternativa está peor, mucho peor. Y porque en el PP sí que hay gente que intenta hacer un bien. El que taxativamente señala que votar al PP es malo en sí, se aplica prerrogativas de enseñanza moral que no tiene. Me solidarizo con este político que así expresó su molestia en la Hispanidad por esta misma cuestión (con ocasión de las últimas elecciones municipales):

Un católico sí puede votar al PP
Sr. Director:
Leo con interés su confidencial desde hace tiempo. He sido afiliado de UPN 20 años, ahora lo soy del PP y en estas elecciones me presento como candidato en Bera-Vera de Bidasoa (Navarra) por el PPN.

Hispanidad, viernes, 20 de mayo de 2011
Suscribo todo lo que pone la nota de los obispos de Madrid, y rezo a diario para que así sea.
Por favor, lea lo que proponemos desde el Partido Popular en Navarra y valore si puede hacer afirmaciones tan taxativas como “un católico no puede votar al PP”.
Somos muchos los que intentamos cambiar las cosas, y hacerlo desde el PP es claramente una de ellas. No la única, quién sabe si la mejor, pero desde luego válida.
Yo también he votado en blanco u otras opciones en algunas ocasiones como castigo a la incongruencia o falta de compromiso de mi partido, pero jamás se me ha ocurrido pensar que esa es la única opción para un católico. Creo que se equivoca y nos falta al respeto a decenas de miles de Navarros, a millones de españoles que pensamos que el PP es la mejor forma de acercarse el máximo posible a lo que pone esa nota o a que nos alejemos lo menos posible de ella.
Por cierto: mis contrincantes políticos en Vera de Bidasoa son Bildu, Nabai, PNV y UPN. El alcalde hasta ahora ha sido de ANV, tratando de estrangular al único colegio católico que queda entre Pamplona y Hendaya (antes había 11). Por primera vez en 35 años de democracia alguien da el paso de presentarse, ya que hasta ahora sólo ha habido Partidos Nacionalistas o Agrupaciones locales (que llevan 12 años sin presentarse…). El párroco se ha alegrado y me ha animado a seguir.
¿Qué recomiendo a mis votantes? ¿Qué no me voten porque no es católico votar al PP? ¡Por favor!
Eduardo Gutiérrez de Cabiedes

Bueno, ahora Bildu se llevará cuatro ayuntamientos en Navarra porque no se presenta nadie en esos ayuntamientos. De mi parte espero que haya políticos valientes en Navarra y que no dejen a Bildu a sus anchas. Lo mejor para la Derecha Navarra y Española, espero que se consolide como una opción política real.

La segunda ficha que moveré, Dios mediante, desde una política realista no idealista, es colaborar con AES, si me quieren, de cara a las próximas municipales. En Murcia no llegamos a veinte dispuestos, me parece, y sin militantes no hay nada. Es fácil hablar sobre la política, pero cuando hay que venir a una reunión a ver a quién encuentras. Entonces hay que bajarse los humos y ver el mundo con los colores que lleva.

Nuevos horizontes

Como decía aquel profe anticuado de la película Los chicos del coro, “acción – reacción”, pues eso. La historia de la humanidad es así: acción - reacción. Decían los bizantinos, “mejor la media luna que la mitra del papa”. Así les fue. “Su sangre sobre nosotros y nuestros hijos”, ya antes se les pidió y se les advertía “Jerusalén, Jerusalén,…” y Cristo lloró por la suerte de su pueblo. La dispersión fue atroz. Así por una causa o por otra, suceden hechos y vaivenes en la historia, con los ejemplos de todo tipo. Dios perdona, si uno se arrepiente, pero los hechos no se pueden cambiar y traen sus consecuencias. Una chica se puede arrepentir de su relación “sentimental”, pero se queda con el hijo. Como dicen, en el pecado va la penitencia.
Ahora Europa niega de Cristo. Cuentas rendirá a los seguidores de Mahoma, así aprenderá.

El horizonte va a cambiar radicalmente en las próximas décadas, no más de dos. Y el nuevo horizonte a muchos ayudará a ver. Como ejemplo pongo la siguiente intervención de así llamada Leona catalana, en el blog Eurabia dedicado a los temas islámicos, respecto a la polémica si el partido de Anglada es xenófobo y racista. He aquí toda una metamorfosis desde el comunismo:

Leona catalana dijo…
Es falso que Plataforma per Catalunya sea una formación ultraderechista, el pasado de Josep Anglada se usa muy alegremente.

Yo soy el nº 5 de la lista de L’Hospitalet de Llobregat y mi pasado juvenil es comunista, ¿a que esto no lo dicen?

Nuestra pretensión es defender nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestros derechos ciudadanos, nuestra integridad física incluso.

No somos racistas, el nº 2 de Sant Vicens dels Horts es un joven negro, perfectamente integrado en nuestra sociedad.
A quienes queremos echar es a los ilegales que viven a nuestra costa y que aterrorizan las poblaciones con violencia, robos, violaciones y asesinatos.

Y nos negamos a las mezquitas, por supuesto. Son nidos de terroristas, en ellas se recluta a jóvenes que son enviados a instruirse, además de ser centros de recaudación económica para financiar el terrorismo.
El movimiento salafista está firmemente asentado en Cataluña gracias a la labor de Joan Saura (ICV) y de ahí ya está pasando al resto de España.

Flaco favor hacéis usando la calumnia contra nosotros como nuestros enemigos.
5/24/2011

Y entonces, he aquí la sorpresa. Aparece el partido España y Libertad, estrechamente vinculado con Wilders, que defiende sus puntos de vista, y también que Europa solamente puede sobrevivir si se ancla en sus raíces cristianas. He aquí los principios de España y Libertad:

Al firmar este documento desde España y Libertad queremos manifestar nuestro común acuerdo en la defensa de los siguientes valores “no negociables”:
1. Vida
La persona es sagrada e inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural.
2. Familia
La familia nace del compromiso conyugal. El matrimonio es un voto, en el que un hombre y una mujer hacen donación de sí mismos y se comprometen a la procreación y el cuidado de los hijos.
3. Libertad de enseñanza
Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Son ellos -no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores- los titulares de ese derecho.
4. Bien común
El Estado está al servicio de la sociedad y no al revés. El papel de la autoridad es ordenar la comunidad política no según la voluntad del partido mayoritario sino atendiendo a los fines de la misma, buscando la perfección de cada persona, aplicando el principio de subsidiariedad y protegiendo al más débil del más fuerte”
Estos principios básicos para la actuación coherente del cristiano en política han sido denominados “no negociables” por el Papa Benedicto XVI y enumerados de esta manera: “…el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural; la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas”

Pero estos no son aburridos. Como han dado en el clavo respecto al futuro de Europa, son una propuesta seria que aceptan hasta los no creyentes de ayer.

Una vez más, tenemos que estar frente a los límites para aprender. Han pasado un poco más de los 200 años desde que colocaron una prostituta en el altar de Notre Dame, haciendo el incienso como a la diosa razón. Ya estamos con la diosa sinrazón, han pasado 200 años de los concedidos a cualquier imperio, según Tytler, y ahora toca la caída del imperio democrático.

Nosotros esperamos el Reino de los Cielos, mientras debemos pasar por aquí haciendo el bien, como nos enseñó nuestro Maestro. Hagamos que esta caída sea lo menos dolorosa y que haya más redimidos posibles que finalmente dirán: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.

17.10.11

Invasión de la ed. sexual en los centros educativos. Aciertos de MEL, ADVCE y PpE. ¿Qué más se puede hacer?

No solamente bajo el gobierno del PSOE, sino del PP también, se trata de un asunto generalizado. El proyecto consiste en el cambio de la sociedad, “a modo de un calcetín” como plásticamente lo dijo Felipe en su día. ¿Consiste ese proyecto acaso en conseguir un grupo humano animalesco generalizado, movido por instintos y conducido por dónde se indique? El hombre es materia, y solamente eso. Sus relaciones son “química”, “buena” o “mala”. ¿Acaso ocurre que no es que estén doblegados bajo la presión del lobby gay, sino que es Saruman, o más todavía, el ojo que todo lo ve el que los utiliza como herramienta para su fin desde la eterna lucha en contra de Dios y su Cristo? ¿No es por eso también que se amotinan las naciones, ahora en esta forma, otrora en otra?

La excelente actuación de Madrid Educa en Libertad que puso al descubierto lo que se cocía en Madrid, territorio liberal Aguirre-Gallardoniano, publicado en La Razón con todo lujo de detalles, necesarios para que más de uno se de cuenta de la desvergüenza reinante y no aislada de algún que otro lugar de España. La asociación cántabra de defensa de valores católicos en la enseñanza (ADVCE) también puso de ejemplo la lucha enconada de padres (uno en concreto) en contra de la invasión. Los no muchos, pero valientes y siempre presentes Profesionales por la Ética anuncian que estudian denunciar el Gobierno por actuaciones similares. Una denuncia más que justificada.

¿Pero podemos hacer algo más? Un puñado de militantes no es suficiente para parar la marea verde y roja que invade y no cede. ¿De quién son los hijos?

Pues ahora os comentaré al oído un truco que os puede ser útil. Los profesores de a pie, tutores, son de los que pueden parar muchas embestidas de estas. ¿Cómo? Hay que ayudarles, aunque sean cobardes. El truco consiste en que un funcionario teme a la denuncia como al demonio. A diario se dan amenazas de denuncias por padres que humillan al profesorado por cuestiones absurdas. El hijo de alguien salta la valla de dos metros y medio, tiene un accidente en la calle y lo primero que se le ocurre al padre es decir que cómo no fue avisado que su hijo se escapó del centro. Pero es que nadie lo vio y no había tiempo material de pasarle y notificarle la falta. Pero no se le ocurre pensar al padre que es un educador frustrado y no capaz de orientar a su hijo en lo básico. Para no reconocer la culpa, carga con ello al profesor. Y cosas como estas, a millares.

Pero para un porcentaje altísimo de los padres sus hijos parece que tienen solamente cuerpo, pero sin alma. Y esa alma, como no existe, no la cuidan. O sencillamente son unos grandes cobardes, capaces de exigir para el alma mucho más que para el cuerpo. No se les ocurre exigir el respeto por el alma de sus hijos.

De allí que, los que están en su sitio, tienen esa arma realmente poderosa. Es suficiente que amenacen, y en el determinado caso de obstinación de quien corresponda, a la dirección del centro en el que se imparten esos talleres, o al tutor por no avisar los padres de que esos van a tener lugar. Los directores que están en su sitio no admiten tales charlas, o buscan la de amistad y castidad, que las hay. Los que no las admitirían, pero tienen miedo a manifestarlo, en las quejas presentadas por escrito por los padres, tienen un arma muy eficaz.

No se trata solamente de nuestros hijos. Se trata de todos los hijos, debemos proveer que no queden contaminados por esta influencia. Al menos en algo. Porque aunque a tu hijo no impartan esta “enseñanza”, a tu hijo le tocará vivir en una sociedad sosa y basada en lo instintivo. Una sociedad que agradecerá la actuación de los que se oponen a la invasión verde y roja.

13.10.11

Joven Stepinac. Cartas a la novia (y VII). Decisiones

Pasan las semanas, Alojzije todavía no le hace la visita. Sigue con sus altos ideales en las cartas, pero Marija quiere una muestra de cercanía, de ternura, un detalle. Él parece que habla de los ángeles y ella quiere simplemente ser una mujer y madre. Pero aún así, ella sigue esperando. Conoce la nobleza de Alojzije, le aprecia, pero quiere verlo en su vida, como su marido, para ella. Es normal, es ella la que quiere de lo que va el asunto. Alojzije es tan inabarcable, que ella sencillamente no sabe cómo situarse. Por fin la visita. Marija lo ve como hielo, no recibe ni un beso (en la cara, naturalmente). Mecánicamente se pone el anillo, su grillete dorado. Ese anillo no le va, empieza pesar toneladas. Rebobina en su mente todo lo que ocurrió, reflexiona sobre las cartas, sus pensamientos, su forma de ver la vida, cómo es él, cómo es ella, lo que ella espera y a lo que él aspira… ¿Se puede decir que lo ama? Sí, tanto que renuncia a él, porque él debe ir por otro camino. Concentra sus razones en la última carta que le escribe:

“No encuentro la paz y tengo que finalmente expresar con claridad mis pensamientos. Así no podemos seguir. En mi alma existe una extraña intranquilidad y un cambio que no puedo superar. Por mi cabeza pasan pensamientos y miedos varios. Lucho para ver las cosas con claridad.
Siento el miedo de no poder responder ante los deberes que se asoman de cara a mi nueva vida. No es eso la nostalgia de la ciudad – más me gusta el campo que la ciudad – por no hablar de un apacible rinconcito que podría considerar propio. Pero, examinándome, y conociendo mi carácter, sé que es mejor que renuncie si ya ahora estoy dudando. Es verdad, yo he aceptado - ¡libremente! - Tu valiosa oferta. La he aceptado por varias razones, pero renuncio por uno solo. Pero en esa, se encuentran todas las demás. He comprendido que no somos uno para el otro. Conocí de Ti tantas cosas – pienso en Tus virtudes – pero allí, en el punto decisivo, no, no Te he conocido. Precisamente porque Te considero demasiado honesto y noble, no puedo y no debo engañarte. Tengo que, pues, decir para el bien de los dos: ¡Vayamos cada uno por su camino! Piensa que si justo después de la boda conociéramos esa verdad, ¿qué vida sería esa?
La poesía “Anillo” [de un poeta esloveno] ha contribuido mucho. Leyéndola varias veces, vi a sí misma en el futuro. Lojzek, ¡no me entiendas mal! Te será difícil, pero a mí siempre más, porque soy yo la que aflige el dolor. Pero no tengo la culpa. Soy sincera, es mejor que yo misma diga lo que está ocurriendo que hacer que Tú llegues un día a ese horrible conocimiento.
Tú mismo has tenido la intuición cuando dijiste que huiré de Ti en el altar.
Tengo que pues, devolverte el grillete dorado. Créeme, con un corazón roto y con las lágrimas en los ojos me despido de él. No me juzgues, mi dolor no es pequeño, pero veo que tengo que pronunciar aquellas palabras del poeta: ‘Conmigo no se va hacia la felicidad’.
Tú eres un hombre tan bueno, un partido tan brillante y atrayente que soy conciente que otro mejor ni puedo, ni lo voy a tener. Todo eso lo sé yo y lo entiendo, pero también me conozco a mí. No podría actuar así como quisiera y como tendría que hacer [en el caso de casarse]. Prefiero no hacer nunca algo en lo que no creo, ¡que hacerlo a medias! No me juzgues ni maldigas; el juicio de los demás no me importa. Mi conciencia es mi mejor juez. Mejor, entonces, es hacerte un daño pequeño para impedir un gran mal posterior.
Si es posible, Te ruego, mantenme en el recuerdo como a Tu amiga, como yo a Ti. He rezado, he rezado mucho al Altísimo antes de este acto. Eso también lo deposito en Tu corazón, Te pido que hagas lo mismo. Perdóname todo y acéptalo. Yo continuaré rezando por Ti, por Tu felicidad y para una compañera mejor de la que sería yo. Te saluda sinceramente – Marija.”

Antes de decir nada, dejaremos a Alojzije escribir su última carta. No era nada fácil para él tampoco, sinceramente quiso casarse con Marija. No escondía ni sus ideales, ni su forma de pensar. Las dos últimas cartas de los ya ex novios muestran una vez más la grandeza de sus espíritus. Dos estrellas que se alejan una de otra y saben respetar el curso de cada una. Penetrando en las cartas de los dos, uno se hace más noble, aprende.
Su última carta Alojzije la titula: “¡En la despedida!”:

“Siento de todo corazón el haberte arrancado de Tu vida tranquila y que Te haya infligido tantos padecimientos en el alma. Siento sobremanera por tus padres a los que cargué una preocupación innecesaria respecto a Tu dote. Tú sabes que yo no he pedido nada, pero ellos no dejarían irte con las manos vacías. Y entiendo qué esfuerzo les suponía todo eso en estos tiempos tan penosos. No sé si alguna vez más nos encontraremos en la vida, como no sé a qué tiempos nos encaminamos. Si alguna vez me entere que tienes dificultades, de todo corazón Te ofrecería la mano solícita de hermano.
¡Unas palabras más! Una gran parte de la juventud croata puede decir con el poeta Kranjcevic:
‘Cansado de la carga de la vida, estoy dudando.
He caído al lado de los ideales muertos.’
Te pido, para Tu bien, no dejes la puerta abierta de Tu corazón al pesimismo que a veces intuía en tus cartas. Ten fe en una vida mejor y continúa siendo alegre, porque la tristeza trae la muerte.
Al recibir Tu carta, en un momento se derrumbaron mis aspiraciones más nobles. Durante toda la noche me ha fallado el sueño, cosa rara en mí. Una gran tempestad sacudía mi corazón, pero ya por la mañana venció la voluntad. Mi vida continuará su curso, alegre y apaciblemente. Entiendo que una mujer difícilmente vence su corazón, pero si no lo vences, tal vez te castigará con la tristeza durante toda la vida. Siento el deber decirte una cosa más. Intuyo de una carta Tuya que Te había ofendido. Créeme, ni se me pasó por la cabeza aplicar eso a Ti. Se trata de la caballerosidad. Por eso algo me obliga a aclararte el asunto con un par de ejemplos, para decirte como tantos entienden la caballerosidad y por otro lado, cómo pienso yo al respecto.
Ocurrió durante la guerra. En una parada bajó del tren una dama elegantemente vestida. Su profesión era tal que no encuentro expresión para señalarla. Bajaron unos señoritos y también el doctor N. N. y una mujer de Istria con un pequeñazo en los brazos, medio muerto de hambre. El mencionado Dr. N. N. ocuparía, según su honradez y profesionalidad, el primer cargo en el país si en el mismo hubiera existido un mínimo de justicia. Lo conocía muy bien y le debo muchos favores, pero lamentablemente ya lo cubre la tierra. Viendo pues la mencionada dama como los señoritos daban saltos a su alrededor, dejó caer adrede su bolso de mano al suelo. Cada uno de ellos quiso ser el primero en recogerlo entregarlo acompañando ese acto con las palabras más refinadas. Pero yo sabía qué persona se escondía bajo aquel vestido. La pobre istriana, vestida de harapos, no sabía hacia dónde dirigirse con al criatura aunque se le comunicó que la traiga a ese lugar para recibir el alimento. A su pregunta los señoritos ni la miraban. Dr. N. N. oyó de lo que se trata. Cogió la pobre criatura en sus brazos y con una breve invitación: ‘Madre, venga usted conmigo’, se lo llevó al lugar correspondiente. Ahora entiendes lo que quise decir con aquellas palabras y si te he ofendido, ¡perdóname! Termino. Se me ocurren los versos de Saric, de su Poesía al Águila:

Me gusta tanto verte, mi águila,
¡cuando extiendes tus alas y subes
hacia los altos Cielos de Dios!

Te repulsa vigilar la montaña,
Mirar el correr salvaje de las bestias.
Desde el alba hasta el oscurecer mirar los gusanos,
Lodos tenebrosos y rudos guerreros,
Sendas desparramadas, fangosas.

Tu alma se sumerge en las nubes,
En las nubes inaccesibles.
Vuelas derecha a su cumbre
Para alcanzar el fulgor del sol.

No te asusta el rayo,
No tienes miedo del calor del sol,
Los truenos no te inquietan.

Águila, eres el rey de las aves celestes.
Las altitudes, el espacio azul,
Es lo que te pertenece.

Mi corazón anhela más todavía:
Para lanzarme a los cielos santos,
Que se borre el polvo de mi alma…
Y me gusta mirar los cielos…

Esta poesía marca la dirección de mi vida futura. Hasta la última gota de mi sangre, si es necesario, sacrificar por la victoria del pensamiento cristiano en el pueblo croata que ya ha empezado expirar bajo la influencia del materialismo.
Te devuelvo Tus cartas; ¡destruye las mías! ¡Marija! Me gustaría tanto que continúes siendo alegre en Tu lucha vital.
Te desea mucha suerte, especialmente la paz y la bendición de Dios. Vjekoslav [su otro nombre] Stepinac.

Bien, la historia ha terminado. Bueno, todavía no. Alojzije todavía buscaba la luz para su senda, para ver con claridad a lo que lanzarse. Pero poco tiempo después de romper el noviazgo, tomó la decisión de ser sacerdote. Al cabo de seis meses a partir de este momento, en el almuerzo de despedida antes de emprender el viaje a Roma donde estudiaría Teología, su padre le dice a su madre: “Vieja, tú seguramente verás cosas grandes de nuestro Lojzek, ¡pero yo ya no!” Así fue. Su padre murió dentro de pocos años y en cuanto a Alojzije, en Roma se percataron muy pronto de la madera de la que estaba hecho. A los tres años de terminar la teología, fue nombrado el obispo auxiliar de Zagreb (a los 36 años de edad, entonces fue el obispo más joven del mundo), luego el arzobispo, cardenal. Cuando le felicitaban, decía que no sabía por qué, ya que veía solamente cruces esperándolo. Esa alma pura veía claramente la locura que se avecinaba sobre toda Europa. No pasaba el día sin hacer el exorcismo contra las fuerzas del mal que atacaban su rebaño por todos lados. Lo matarán, lo calumniarán, lo intentarán engañar, pero no se movió ni un milímetro de la senda de su Redentor que le mostró el camino a seguir.
Pero, ¿y Marija? ¿Qué pasó con ella? Quedó soltera. Alojzije no era para ella, pero seguramente su idealismo dejó huella en ella. Me imagino que los demás hombres le habrán parecido poca cosa. Podía haberse casado con Alojzije y aguantarse si es que no se cumplen todas sus aspiraciones. ¡Cuántas lo harían! Pero ella no. De alguna manera, se sacrificó para que el Cielo tenga una nueva estrella. Fue el instrumento de Dios para tal fin. Gracias a su nobleza y valía. Dios siempre busca medios adecuados para lo que se propone.
No sabemos si Marija vino a felicitarle a Alojzije por sus nombramientos. A muchos le sorprenderían, pero a ella no.
Dos años después de ser nombrado el arzobispo de Zagreb, Marija falleció en un accidente de tráfico. Volcó el autobús en el que viajaba, hubo varios heridos, solamente ella murió. Al recibir la noticia de su muerte, el Arzobispo cayó de rodillas al suelo, rezando por su alma. Al sacrificio de Marija, debe lo que es.
El sacrificio de la mujer engendra a los gigantes. Marija, ¡gracias! Espero que el anhelo de amor del que rebosabas esté satisfecho, sin límites, en la eternidad.
FIN DE LA SERIE