Un ángel que ha caído del cielo
Ayer recibí la visita de mi cuñado y su novia, que vinieron a ver a sus sobrinos. Como era ya tarde se quedaron a cenar. Mientras tomábamos unos aperitivos, Rosa, así se llama la novia de Francisco José, mi cuñado, nos contó una historia hermosa, realmente bella, de esas que demuestran que aún en las situaciones más duras, cuando el mal es asfixiante y los enemigos nos rodean, el amor de Dios aparece, entre bambalinas, escondido, pero con una fuerza tan desgarradora que todo se pone de rodillas ante su presencia.
El caso es que la hermana del cuñado de Rosa – mejor así que decir la hermana del cuñado de mi futura cuñada – se quedó embarazada. La gestación transcurría con normalidad, mientras los padres soñaban con la preciosa niña que iban a traer al mundo. Entre nombre y nombre, seguramente pensarían en su futura hija, si se sería tan guapa como la madre, tendría el carácter del padre, los novios que tendría, cosas de padres que con las hijas tenemos ya nuestro «platito de sopa».