Camino de Gaza (II): dos relatos

Dos lectores, victoria y Cristhian, me han enviado sus relatos de ocasiones en las que han podido compartir su fe. Uno de ellos es muy breve y el otro más largo, pero creo que ambos son muy interesantes.

La historia de victoria me confirma algo que ya he mencionado algunas veces: a menudo, las personas necesitadas que piden dinero están deseando que uno hable con ellos. Ver que le importan a alguien es aún más importante que conseguir ese dinero que puede que necesiten desesperadamente. Si les damos dinero, haremos bien, pero si además les tratamos como seres humanos y les anunciamos el Evangelio, estaremos ofreciendo algo que no se puede comprar.

En el relato de Cristhian, me ha gustado ver algo muy importante en el contexto de las discusiones de estos días sobre creer en Dios: el anuncio del Evangelio transforma la vida de las personas y eso es algo que se puede experimentar, que salta a la vista. Quien lo ha visto o lo ha probado en sus propias carnes, sabe que Dios ha actuado. El comienzo del relato ya lo había incluido Cristhian en los comentarios de un post anterior, pero he querido incluirlo para que la historia esté completa.

Todo el que quiera colaborar con esta sección, compartiendo las ocasiones en las que ha podido hablar de Dios a otras personas, que me envíe su relato a mi correo electrónico (sin los espacios):

espadadoblefilo @ hotmail.com

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He sido catequista durante algunos años y he vivido experiencias parecidas a la que has relatado. Otras veces, el Señor no nos permite que veamos los frutos, quizás para que no nos creamos que somos nosotros quienes convertimos a la gente.

Hace 12 o 15 años tuve la oportunidad de anunciar el Kerigma a una joven que se acercó para pedirme dinero. Le vi el brazo, lo tenia horrible porque era drogadicta.

Estuvimos un ratito hablando me contó un poco sus problemas y al momento de despedirnos, me dijo que la invitara a café. Intenté darle dinero y mi sorpresa fue que me dijo que me quedara con ella en el Bar. Este café fue la oportunidad que me dio el Señor para anunciarle que la muerte ha sido vencida. Después le di mi número de teléfono, pero nunca volví a saber de ella, desde entonces, cada mañana, me acuerdo en el rezo de Laudes y pido por ella

¡Que necesidad hay de anunciar la Buena Noticia!

victoria

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Salimos un domingo a evangelizar un sacerdote y yo. Decidimos entrar en un centro comercial. Vieras que divertido, obviamente el padre de negro y con su cuellera y todo y la gente cuando caminábamos por los pasillos (que estaban llenísimos) se hacían a un lado como si lleváramos un campo de fuerza alrededor que hacia que nos hicieran hueco.

La primera persona con la que nos encontramos fue una señora. Le dijimos que habíamos salido esa tarde a hablar con las personas para recordarles que Dios les amaba y solo nos oía y no decía nada. De pronto, se le llenaron los ojos de lagrimas y empezó a llorar y nos dijo que andaba allí porque en su casa estaba sola y no tenia con quien hablar y que le había dado un gran consuelo ver que alguien se le había acercado a hablarle. Es lo irónico de estos tiempos, creo que nunca hemos estado tan apiñados unos con otros y es cuando mas solos estamos todos.

Al cabo de un rato, se nos acercaron 4 vigilantes al padre y a mí y nos preguntaron que qué andábamos haciendo adentro del centro comercial, que nos habían monitoreado y habían visto que habíamos abordado a cuatro personas adentro. Entonces, les contestamos que andábamos evangelizando, y hubieras oído al tipo diciendo por radio: “Ochenta, ochenta, ¿me copia?… dicen que andan evangelizando, cambio, ¿cómo procedo?” y al final nos invitaron amablemente a retirarnos del centro comercial y nos acompañaron 2 de ellos a la puerta “por nuestra seguridad".

Así pues, salimos o, mejor dicho, nos sacaron al padre y a mi del Centro Comercial, en una zona muy populosa, de las zonas mas pobres y con más delincuencia de la ciudad. Al salir, vimos la parada de buses, llena de gente, todos de pie, aglomerados en una acera tan pequeña que muchos tenían que bajarse a la calle porque no cabían, pero atrás de todos estaba él, un hombre como de unos 38 o 40 años, pequeño, acurrucado viendo el suelo, no estaba mal vestido, pero se le notaba la condición humilde. El padre lo vio y me dijo “hablemos con el".

Nos acercamos y el tipo, cuando sintió nuestra presencia, poco a poco sin levantar la mirada del suelo, acerco su mano a la cintura debajo de la camisa. “¡Anda armado!” pensé, pues de mis tiempos del mundo se detectar rápido esa clase de movimientos. “El padre no se ha dado cuenta y este tipo quizás es un sicario esperando a alguien para matarlo o un ladrón que le esta dando seguridad a otros que están en la parada", en un país como el mío y en esa parte de la ciudad cualquiera de las dos posibilidades podía ser cierta.

Igual empezamos a hablarle, el tipo cuando levanto la vista y nos vio se sorprendió, pero no se levanto y volvió a bajar la mirada. Le anunciamos el kerygma, el padre le dijo muchas cosas y de allí me introdujo a mi, le dijo “éste es Cristhian y tal vez el quiera compartir con usted su vida". Le conté un poco mi testimonio, pero el tipo no levantaba cabeza, y solo decía cosas como “si", “ajá", “así es". De vez en cuando, yo volvía a ver al padre para decirle con mis ojos algo así como “¿porque continuamos hablándole si no nos esta prestando atención?” y el me veía y me hacia señas que esperara. Pasaron como 10 min y nosotros seguíamos hablándole al hombre que no nos miraba.

De pronto, el tipo abrió la boca y sin volvernos a ver y sin levantarse, nos dijo: “miren al otro lado de la calle, (en mi país hay muchísimas ventas callejeras informales, donde la gente se ha tomado las aceras, arma una champa con mesas y se vende de todo) 4 puestos de esos son míos, tengo dos pickup y mi propia casa (en su medio era alguien con mucho dinero), he trabajado toda mi vida, he sacado adelante a mis hermanos, pero si me matan mañana no tengo a nadie a quien dejarle nada de lo que he hecho, no tengo mujer ni hijos, estoy aquí esperando una muchacha con la que fui novio hace un tiempo y me han dicho que tuvo un niño y que quizás es mío, la logre localizar y le he mandado a decir que quiero verla y me ha contestado que hoy viene". Yo solo pensé en Abraham. “He hecho muchas cosas malas y buenas, pocas veces he ido a la iglesia, aunque hubo un tiempo que fui seguido, cuando joven, pero ahora lo único que tengo es trabajar y trabajar para pasar el día, pero al llegar a mi casa solo me espera el silencio y la tele“.

Le contamos todo lo bueno que Dios tenia para él, como la Iglesia ayuda a renovarte, a traer la dignidad a la vida de las personas, como la iglesia podía enseñarle a ser un buen esposo y padre, a que no perdiera la esperanza. Mientras le hablábamos, primero levanto la mirada y nos veía, después se recostó contra la pared pero siempre como agachado y con la cabeza baja, después se puso de pie y veía cada bus que llegaba a ver si venia la muchacha, al final sonriente y viéndonos a los ojos nos despidió y nos dijo algo que me quedo grabado en el corazón: “voy a buscar la manera de ser digno de tener mi propia familia".

Cuando nos despedimos el padre me dijo: ¿Notaste el cambio de posición? yo le dije que si que me había llamado mucho la atención y el me dijo: “Eso es lo que el Evangelio hace en la vida del hombre, como si fuese una planta marchita, el hombre poco a poco ante el evangelio va cobrando de nuevo la vida y vuelve a estar erguido para recibir mejor la luz

De esa tarde me quedó claro algo: uno cree que sale a evangelizar, pero en realidad es Dios quien lo evangeliza a uno a través de las personas que se encuentra.

Cristhian

9 comentarios

  
María Lourdes
Bruno, ¡cuánto anima esta nueva sección del blog! Muchas gracias.

Victoria y Cristhian, muchísimas gracias por compartir su fe con todos de una manera tan sencilla pero a la vez profunda. Le comenté a mi esposo lo que leí (él no habla español) y también le impresionó. Que el Buen Señor les acompañe y les siga bendiciendo a ustedes, a sus familias, y a todos los que encuentren por su camino.
10/03/09 12:14 PM
  
Ana
Las pinturas de el Camino Neocatecumenal son muy parecidas a los iconos orientales y yo llevaba una en mi carteram me la había dado un chico en la ouerta de una iglesia. al dia siguiente se me acercó una mujer con acento de pais del este y no entendí lo que me decía asi que abrí la cartera cryendo que quería una limosna y me señaló a algo que yo creí que era un billete y me equivoqué, quería la estampa, le debió resultar familiar y se la di, entonces pronunció la única palabra que entendí:Crrrristo y levantó los brazos al cielo y se marchó tan contenta. Espero que al chico le haya parecido bien porque le había prometido pedir por él cada vez que la viera, ahora lo hago de vez en vez, cuando me acuerdo
10/03/09 8:12 PM
  
cristhian
wau Ana! impresionante!
10/03/09 9:10 PM
  
Alejandro
Estoy de acuerdo con María Lourdes, también me gusta muchísimo esta sección del blog.

Bruno, desde que comenzaste el blog noto que hay una fuerte correlación inversa entre lo que me gusta un post y el número de comentarios que tiene. No conozco la razón, ¿quizás todos los lectores está de acuerdo con esos posts y no tienen nada que añadir?
11/03/09 9:56 AM
  
Bruno
Alejandro:

Buena pregunta, yo también lo había notado. Puede que tenga algo que ver lo de estar de acuerdo, pero me temo que no es la razón fundamental, porque suele estar unido a pocas visitas totales.

Se me ocurren algunas posibles causas:

- A mucha gente, lo que le gusta es la "leña", la discusión, la polémica y, a ser posible, poner verde a alguien. Si eso no está presente en un artículo, tiene menos lectores.

- A todos nos encanta criticar. por eso, si un artículo es evidentemente muy malo, paradójicamente también recibe bastantes visitas, de gente que disfruta criticándolo.

- Los temas importantes y profundos exigen un esfuerzo por parte del lector. Pueden afectar a la vida del que los lee y eso obliga a salir de la propia comodidad, a levantarse metafóricamente del sofá. Mucha gente prefiere que todo siga igual.

- Los títulos son muy importantes, un título que llama la atención atrae muchas visitas. No es fácil elegir un buen título. El de este post, por ejemplo, no es muy atractivo, aunque sea significativo.

- Si de verdad se quiere tratar bien un asunto, hay que matizar y evitar maniqueísmos. Por desgracia, los maniqueísmos son muy atractivos.

- Los posts de viernes por la tarde, sábado y domingo se leen mucho menos que los demás (lo cual indica, me temo, que lo habitual es leer Religión en Libertad desde el trabajo).

No sé, es lo único que se me ocurre.

11/03/09 2:29 PM
  
cristhian
Yo le agrego una mas, esta clase de tema no dan lugar a lucir "la preparacion seglar" de algunos lectores, no te da para mucha teología, latín, filosofía, historia, conocimiento de autores, libros, etc. etc. Son simples, sencillos y básicos (como es en realidad el kerygma), sin mucha "astilla" y asi no hay manera de ponerte encima intelectualmente de nadie.

Al final, ¿Que es mas efectivo poner en el anzuelo para pescar hombres? ¿teoria o tu vida misma?
11/03/09 3:41 PM
  
asun
Creo que la respuesta es la que da el mismo Alejandro.
Ante estos tipos de posts sólo cabe generalmente leerlos, y si acaso dar las gracias a los que ofrecen su testimonio personal
En cuanto a las polémicas se retroalimentan y no se sabe donde parar. Al último post de los 134 le iba a añadir la constestación a otro comentario que me hacían, pero al final me dio pereza de alargar tanto un mismo post.
En cuanto a lo del fin de semana, no asumas que las personas leen en el trabajo. Lo que ocurrirá seguramente es que saldrán fuera de finde, mientras que los días laborables están en su hogar habitual que es donde se meten en internet entre unas cosas y otras. Como yo ahora.
Hasta otra.
11/03/09 6:15 PM
  
Bruno
Asun:

La razón de Alejandro suena bien. Yo tenía esa misma opinión antes. Sin embargo, creo que sólo puede ser parcialmente cierto, porque no se ajusta bien a un dato: no sólo hay pocos comentarios, sino que también hay pocas visitas.

En cuanto a lo del trabajo, sólo era una afirmación general, por supuesto. Sin embargo, por las horas a las que se conecta la gente yo diría que una gran parte de los lectores se conectan desde el trabajo (a no ser que sean vigilantes nocturnos, claro). No es un juicio de valor: yo soy autónomo y siempre que me conecto a Internet es porque estoy trabajando delante del ordenador.

Un saludo.
11/03/09 6:29 PM
  
Bruno
En cualquier caso, quiero decir que preocupa poco el número de lectores. Lo que más me importa es que lo que se publica en el blog sea bueno. Y creo que esta sección y este post en particular son algo muy bueno.
11/03/09 6:31 PM

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