InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Familia

23.12.17

El pastorcillo dormilón

Como ya es tradicional, tengo el gusto de felicitar a los lectores del blog la Navidad con un villancico compuesto y cantado en familia, bien aderezado, por supuesto, con su barullo, algazara, jolgorio, barahúnda, bullicio, algarabía, bataola y guirigay. Que el Niño recién nacido, cuyo nombre es salvación, les dé la alegría verdadera, que nadie les podrá quitar.

El villancico es una canción que una pastora canta a su hijo para que despierte en Nochebuena y vaya a adorar al Señor recién nacido. Quizá podamos imaginar que la Virgen nuestra Señora nos lo canta a nosotros, para que despertemos de una vez del sueño de la tibieza, el tedio y la desesperanza y abramos los ojos a la maravilla de las maravillas, que se nos regala gratis.

¡Feliz y santa Navidad a todos!

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7.12.17

Dios no manda imposibles

«Ninguna dificultad puede presentarse que valga para derogar la obligación impuesta por los mandamientos de Dios, los cuales prohíben todas las acciones que son malas por su íntima naturaleza; cualesquiera que sean las circunstancias, pueden siempre los esposos, robustecidos por la gracia divina, desempeñar sus deberes con fidelidad y conservar la castidad limpia de mancha tan vergonzosa, pues está firme la verdad de la doctrina cristiana, expresada por el magisterio del Concilio Tridentino: “Nadie debe emplear aquella frase temeraria y por los Padres anatematizada de que los preceptos de Dios son imposibles de cumplir al hombre redimido. Dios no manda imposibles, sino que con sus preceptos te amonesta a que hagas cuanto puedas y pidas lo que no puedas, y Él te dará su ayuda para que puedas" [50].

La misma doctrina ha sido solemnemente reiterada y confirmada por la Iglesia al condenar la herejía jansenista, que contra la bondad de Dios osó blasfemar de esta manera: “Hay algunos preceptos de Dios que los hombres justos, aun queriendo y poniendo empeño, no los pueden cumplir, atendidas las fuerzas de que actualmente disponen: fáltales asimismo la gracia con cuyo medio lo puedan hacer" [51]».

Pío XI, encíclica Casti connubii de 31 de diciembre de 1930

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29.08.17

Análisis de un artículo de Rodrigo Guerra en defensa de Amoris Laetitia

Recientemente se ha publicado un interesante artículo firmado por D. Rodrigo Guerra López, dedicado a la exhortación postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco. El artículo resulta especialmente significativo porque se ha publicado en la Revista Medellín de la CELAM (el Consejo Episcopal Latinoamericano), en un número dedicado al Papa Francisco.

Si bien el autor trata en su artículo la exhortación en su conjunto, lo cierto es que el tema fundamental parece ser el de los divorciados en una nueva unión. Más de un tercio de sus páginas se dedican a este tema y da la impresión de que la parte general del principio está orientada a preparar el camino de la tesis presentada por el autor a ese respecto.

En cuanto a la parte general del artículo, no se puede decir mucho, ya que es poco concreta. A lo sumo, se podría señalar que el autor tiende a subrayar y a entresacar, de la larguísima exhortación del Papa, las frases que van en una misma dirección: la de relativizar el aspecto objetivo de la ley moral y primar el aspecto subjetivo de los actos humanos. Las consecuencias serán evidentes al tratar el tema concreto de los divorciados.

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25.05.17

La abuela de Santa Maravillas

Santa Maravillas de jovenReleyendo la más que recomendable vida de Santa Maravillas de Jesús escrita por el P. Iraburu y publicada por la Editorial Gratis Date, me he fijado en una frase que, en anteriores lecturas, no había llamado mi atención:

Doña Patricia Muñoz, viuda, vive con ellos, ha hecho voto de pobreza, e influye mucho en la formación espiritual de su nieta Maravillas, le lee vidas de santos, le enseña a orar y a amar la pobreza y a los pobres”.

Supongo que es comprensible que no me fijara en estas líneas, porque la abuela no es uno de los “protagonistas” del libro y, si no recuerdo mal, no vuelve a mencionarse más en él después de esta breve aparición.

Creo que la referencia a la abuela de la santa, sin embargo, es más importante de lo que parece. Seguro que muchos pensarían que estaba loca. ¿Qué sentido tenía que una anciana viuda hiciera voto de pobreza y se consagrara a Dios? Además, ni siquiera había ganado la compañía y el apoyo de otras religiosas en un convento, sino que era un voto privado. ¿A quién beneficiaba eso? ¿Para qué podía servir? ¿No había hecho ya suficiente? ¿No era mejor que se dedicara a otras cosas, en lugar de tanto rezar, y que viviera lo más a gusto posible los pocos años que le quedaban de vida?

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8.05.17

Hay elogios que matan (Marciano Vidal y Amoris Laetitia)

La semana pasada, tuvo lugar en Madrid la celebración de las “II Conversaciones” de la editorial PPC (propiedad de los marianistas) y del Instituto Superior de Pastoral (perteneciente a la Universidad Pontificia de Salamanca).

El orador más conocido fue el redentorista Marciano Vidal, famoso porque, siendo profesor en varias universidades, propuso una doctrina moral heterodoxa conocida como la “moral de actitudes”. Esta moral tiene como núcleo principal la idea de que la unión con Dios, el estado de gracia, no se pierde con los pecados, por muy graves que sean, siempre que se mantenga una “actitud” u opción fundamental hacia Dios. Por resumir, se trata de una especie de luteranismo secularizado, en el que la justificación por la fe del reformador alemán se sustituye por ese concepto vago y difuso de opción fundamental, que todo lo justifica y que convierte los pecados más graves en equivocaciones irrelevantes y sin consecuencias. En ese sentido, enseñó durante años, por ejemplo, que la masturbación, el uso de anticonceptivos, la esterilización o las relaciones homosexuales, entre otras cosas, no tenían por qué romper la comunión con Dios.

El Rvdo. P. Marciano aprovechó el caos posconciliar para difundir sus heterodoxias a diestro y siniestro con gran éxito, ya que su moral secularizada resultaba muy atractiva en una época en la que la obsesión era amoldarse como fuera al mundo. Por desgracia, tanto los obispos como sus superiores mantuvieron silencio durante años, mientras sus obras, en particular el libro Moral de actitudes, se difundían por todas partes, especialmente en seminarios y universidades católicas, haciendo un daño irreparable a la conciencia moral de una generación entera de sacerdotes, teólogos y obispos (cuyos frutos estamos recogiendo ahora).

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