24.12.09

¿Qué hay que hacer en Navidad?

Hay tantos cantos preciosos de Navidad en la Tradición de la Iglesia que es difícil decidirse por alguno para ponerlo en el blog. He elegido uno muy cortito y muy bien cantado por un coro polaco. El himno se llama Omnis mundus jocundetur, es decir, “Alégrese el mundo entero”. No se preocupen, que además del texto latino incluyo una rápida traducción, para los que sean de Ciencias.

Me gusta especialmente este canto porque va a lo esencial, sin perderse por las ramas. ¿Que es lo que estamos llamados a hacer los cristianos en Navidad? A esta pregunta se responde, año tras año, en las homilías de cien mil parroquias del mundo entero, de las formas más diversas: ir a la Misa del Gallo, ser solidarios, ayudar a los pobres, evitar el consumismo, cuidar de la familia, llevar nuestras ofrendas al Niño, pensar en los demás… todas ellas cosas buenas e importantes, pero vistas así, de golpe, desaniman un poco. Parece que lo que se nos pide en Navidad es que seamos perfectos, que todo lo hagamos bien. Y, como nuestra experiencia de otras Navidades es que no somos en absoluto perfectos, tantos deberes navideños resultan pesados y agobiantes.

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23.12.09

Bendición del nacimiento

La colocación del nacimiento en los hogares es una de esas preciosas tradiciones de las que podemos disfrutar gracias a haber nacido en un país cristiano. Con los belenes navideños, los niños pueden familiarizarse con la historia de la infancia de Jesús, contemplándola y fijándola en sus mentes para toda la vida (además de divertirse mucho colocando las figuras, que también es algo bueno). En mi opinión, la costumbre de colocar nacimientos en las casas es, dentro de su sencillez, una de las cosas que han impedido hasta ahora que la Navidad se convierta en algo únicamente comercial o en unas simples “fiestas de invierno”.

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19.12.09

¿Qué es la Iglesia?

La emocionante situación que ha creado Benedicto XVI en relación con los anglocatólicos, la formación de los nuevos Ordinariatos y la Constitución Anglicanorum coetibus han hecho que, últimamente, me informe más en profundidad sobre los diversos grupos anglicanos y sus diversas teologías, liturgias, estructuras, etc. Contemplar a los diferentes grupos anglicanos ha hecho, curiosamente, que entienda mejor algo fundamental de la Iglesia Católica.

Las formas que tienen estos grupos de entender la Iglesia son casi infinitas. Se pueden encontrar federaciones y confederaciones, corrientes contradictorias dentro de Comuniones más grandes, nuevas Comuniones que surgen sin cesar, cismas de cismas de otros cismas, organizaciones congregacionalistas o sinodales, estructuras tradicionales y estructuras que cambian casi cada año… En fin, prácticamente de todo.

Muchos anglocatólicos, sin embargo, se están preparando para volver a la Iglesia Católica. Para ellos, se acaba así ese perpetuo reinventar lo que es la Iglesia, intentando cambiar continuamente su naturaleza esencial. Es decir, han descubierto que la Iglesia no se construye, sino que uno se encuentra con ella. Ante todo, la Iglesia es algo ya hecho en lo sustancial y no algo que nosotros fabricamos. No podemos decidir cómo tiene que ser. Es la perla preciosa, el tesoro escondido en el campo. Y esta verdad es igualmente válida para los que somos católicos desde que nacimos.

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18.12.09

También en el País Vasco

Una de las cosas buenas que tiene la verdad es que es universal. Las verdades teológicas son ciertas en todas partes y no dependen de zonas, idiomas, políticas o características culturales o históricas. Y sí, esto también incluye al País Vasco. Una de estas verdades teológicas que valen para cualquier lugar del mundo es el antiguo adagio: Gratia supponit naturam. La gracia supone la naturaleza. Entre otras cosas, esto significa que la gracia de Dios y la vida espiritual no van por un lado mientras que las virtudes humanas por otro. Si uno se dedica a hacer canalladas y además se enorgullece de ellas, ya puede hablar de Dios hasta en la sopa, decir que está muy comprometido con los pobres y los oprimidos o tener fama de santidad entre sus admiradores, que sus obras lo desmienten todo. Aquí, en el País Vasco y en Pernambuco.

¿A qué me refiero con todo esto? Al artículo aparecido en Religión Digital, en el que un franciscano arremete contra Monseñor Munilla y le acusa de las maldades más variadas con una imaginación que ya la quisieran para sí muchos guionistas de películas de terror.

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17.12.09

Un obispo de todos

Me ha resultado curioso el contraste entre el mensaje de Mons. Munilla a los fieles de San Sebastián y la declaración de un grupo de sacerdotes guipuzcoanos sobre su nombramiento, publicada recientemente. Monseñor Munilla afirmaba que quería ser el “obispo de todos”, mientras que esos curas consideran que su nombramiento ha sido ajeno al “sentir de nuestra Iglesia Diocesana y sus organismos pastorales” y que “en modo alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo de Obispo y Pastor de nuestra Diócesis”.

¿Quién tiene razón? ¿Será Monseñor Munilla el obispo de todos en la diócesis de Guipúzcoa? ¿O sólo de unos cuantos? Más aún, ¿podrá decirse que es el obispo de esos curas que han firmado una carta contra él?

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