InfoCatólica / La Esfera y la Cruz / Categoría: Sexualidad

7.01.14

Un visitante comenta…

Yo soy homosexual, no llego en edad ni a los veinte y no entiendo mucho de política, pero con derechos civiles o no, amo a mi pareja, de una forma que de seguro muchos de ustedes se pueden identificar con sus parejas heterosexuales, por que eso es tan malo?, es realmente el cuerpo en el que venimos empacados mas importante que nuestras almas?

Por favor, paren esto, su mismo dios, que alguna vez fue mío pero ahora me rechaza, nos dijo que nos amaramos los unos a los otros. [fuente]

Primero que nada, quiero transmitirte esperanza, porque nuestro Dios, el único Dios, no rechaza a nadie que acuda a Él con un corazón sincero y arrepentido. Como dice el salmista “Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna Su misericordia” (salmo 118). Podemos conversar acerca de qué debemos arrepentirnos, pero no es el error en nuestra opinión lo que puede condenarnos, sino la soberbia de decir a Dios “esto es más importante para mí que Tú”.

Segundo, manifestarte mi preocupación por la condición que describes, porque sin haber cumplido 20 años ya te identificas como homosexual. Es cierto que muchos que asumen esa condición pueden encontrar sus primeras trazas desde la más tierna infancia, pero a la edad que mencionas el desarrollo psicosexual está muy lejos de encontrarse concluido. De hecho, hay muchos heterosexuales, que tuvieron que lidiar con esa tentación en su juventud y eso en nada afecta su condición definitiva en este ámbito. Por tu edad te invitaría a no considerar esa identidad como un “trato cerrado”.

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6.09.13

Curiosidades del traductor de Google

En el artículo titulado Arsenokoités and Malakos: Meanings and Consequences, Dale Martin, Profesor de Estudios Religiosos en la U. de Yale, a quien ya antes nos hemos referido en este blog, examina el famoso pasaje de la Primera Carta a los Corintios, donde dice:

1 Cor 6:9 ¿Ignoran que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se hagan ilusiones: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los pervertidos, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los bebedores, ni los difamadores, ni los usurpadores heredarán el Reino de Dios.

Señala el Profesor Martin que es forzado e injusto usar este pasaje para sostener una aparente condena de la Biblia hacia la homosexualidad, pues donde se suele traducir “homosexual” o “sodomita” (aquí pone “pervertidos"), el original dice “arsenokoitai", palabra cuyo significado sería oscuro, pues rara vez aparecer en otros textos. Agrega que no basta con una mera deducción etimológica (arseno: hombre; koites: yacer) para determinar su sentido, y que una revisión de otras listas de pecados de la época donde también aparece, se encuentra mencionada en medio de la avaricia o el robo, por lo que deduce que se refiere a alguna inmoralidad sexual relacionada con la prostitución o el abuso de niños.

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9.01.13

La normalización de la pedofilia continúa según el plan

El periódico inglés The Guardian, uno de los más respetados medios de su país y una empresa con una red mundial de distribución, publica una editorial titulada Pedofilia: Sacando oscuros deseos a la luz.

Y los argumentos que se plantean tienen un distintivo aroma a déjà vu:

  • Los pedófilos no dañan a nadie: “No existe consenso en que las relaciones pedófilas necesariamente causen daño.” “Si no hay coerción o abuso de poder, si el niño entra en la relación voluntariamente… la evidencia muestra que no necesita haber daño".
  • Son personas iguales a todos: “No todos los pedófilos son abusadores de niños, ni son violentos o presentan síntomas psicóticos.” “Podemos proteger a los niños mejor, permitiendo que los pedófilos sean miembros normales de la sociedad.”
  • Están entre nosotros, puede ser tu amigo o tu vecino: “Se acepta que 1-2% de los hombres son pedófilos, pero la psicóloga Sarah Goode estima que hasta uno de cada cinco hombres adultos pueden sentirse atraídos hacia niños.”
  • Es natural y no se puede cambiar: “Hay una creciente convicción, notable en Canadá, que la pedofilia debería clasificarse como una orientación sexual, como la heterosexualidad o la homosexualidad.” “La atracción sexual de adultos hacía niños es parte del continuo de la sexualidad humana.
  • Nada se gana con estigmatizarlos: “La represión y la paranoia de los medios no hace más que distraer la atención del verdadero peligro de un abuso al interior del hogar o en el círculo cercano.” “La reacción de espanto de la sociedad es esencialmente emocional, irracional y no justificada por la ciencia”
  • Hay ejemplos históricos de tolerancia: “En el S. XVI la edad del consentimiento en Inglaterra era 10 años.”

Bien dice Mark Shea que en el futuro la Iglesia no será condenada por amparar a los pedófilos, sino por no aceptarlos en los seminarios.

Lo bueno: Al parecer la Iglesia –aunque no el mundo–ha aprendido su lección y se ha beneficiado del Cetro de Asiria. El juicio, como es la costumbre de Nuestro Señor, comienza con la Casa de Dios. Pero no termina ahí. ¡Pobre de aquella cultura que intenta normalizar este mal monstruoso! Dios alzó a los asirios contra Israel para castigarle, no para destruir a Israel, sino para salvarlo. Los paganos asirios confiaban en el poder; Israel, en Dios ¿Cómo acabó eso? Bueno, no se han visto muchos asirios últimamente.

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11.04.12

Intrínsecamente desordenados

Un visitante consulta:

Por que usted ve a las relaciones sexuales como intrínsecamente desordenadas?
Por que las relaciones homosexuales serían más desordenadas?
Hay personas que son desordenadas sexualmente sean hetero o sean homo y personas que no son desordenadas. Hay parejas de homosexuales masculinos o femeninos que viven en pareja desde hace años…

La expresión “intrínsecamente desordenadas", que usamos los católicos para referirnos a la homosexualidad, proviene del Catecismo de la Iglesia Católica, y tiene un significado bien preciso en ese contexto. Lamentablemente parece que en el uso común del adjetivo “desordenado” puede prestarse para confusión, en el sentido que se estuviera acusando a las parejas homosexuales de llevar una vida sexual particularmente promiscua, esencialmente diferente de la que pudieran practicar otras parejas; mientras que el adverbio “intrínsecamente” apuntara a una especial gravedad del reproche moral.

Para aclarar ese malentendido, conviene partir examinando el contexto a que nos referíamos, donde se señala:

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen síquico permanece ampliamente inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19,1-29; Rm 1,24-27; 1 Co 6,10; 1 Tm 1,10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (CDF, decl. “Persona humana” 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una complementariedad afectiva y sexual verdadera. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

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11.03.12

Algunas consultas sobre nuestra oposición a los anticonceptivos

En una entrada antigua (¡de 2004!), recientemente un lector comentaba:

Estaba leyendo esto, pero me llama la atención que solo te enfocas “en el libre albedrío” dejando de lado la planificacion familiar que es muy importante . Yo solo conozco una enciclica que habla de los metodos anticonceptivos, que es Humane Vitae, de hace 40 años atrás. El cual propone la planificacion de una forma natural.

Es cierto, pero no debemos olvidar que Pablo VI de ningún modo estaba hablando de algo nuevo, sino que de sus propias palabras se desprende que estaba reiterando una doctrina tradicional. Por ejemplo, el antecedente más directo es la encíclica de Pío XI Castii Connubi, sobre el matrimonio cristiano, donde decía

22. […] Hay, pues, tanto en el mismo matrimonio como en el uso del derecho matrimonial, fines secundarios -verbigracia, el auxilio mutuo, el fomento del amor recíproco y la sedación de la concupiscencia-, cuya consecución en manera alguna está vedada a los esposos, siempre que quede a salvo la naturaleza intrínseca del acto y, por ende, su subordinación al fin primario.

Esta carta es de 1930, y se publicó en respuesta a las nove dades que introdujo la comunión anglicana en la Conferencia de Lambeth, pues hasta esa época, todos los cristianos habían sido unánimes en su rechazo a todos los métodos anticonceptivos. Hoy en día, en cambio, ni siquiera las Iglesias Ortodoxas Orientales mantienen esta posición.

Es habitual pensar que la anticoncepción y las dificultades de la vida moderna son novedosas para el magisterio, pero eso es falso. Los romanos no solo practicaban ampliamente el aborto y el infanticidio, sino que además conocían las propiedades anticonceptivas de ciertas plantas, y la respuesta de los cristianos fue negativa desde los tiempos de la didajé, que junto al aborto y el infanticidio condena la brujería.

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