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13.08.14

Sobre la Búsqueda del Jesús Histórico (parte I)

HistoricoHace más de dos siglos que se inauguró la “Búsqueda del Jesús Histórico” y a pesar que esta empresa ha construido carreras académicas y la publicación de muchísimos libros, sus resultados han sido francamente decepcionantes, por no decir completamente negativos. Todos conocemos los sesudos tomos que se han escrito, intentando separar “el Jesús de la historia del Cristo de la fe” como si este último no fuera más que el producto de un gran engaño religioso multisecular, pero no muchos se dan cuenta de lo débiles que son los fundamentos de toda esta investigación.

La principal fuente de información con que contamos acerca de Jesús son los evangelios canónicos –tan conocidos por todos y respetados por los cristianos como Palabra de Dios–, y en ellos, la figura de Jesús es claramente divina, tal como lo observó el rabino Jacob Neusner. Por eso es natural que, quien busca reducir el cristianismo a una obra meramente humana, comience por minar la confianza en lo que ellos nos cuentan. No nos engañemos: ese, y no otro, es el motor tras los numerosos libros y publicaciones realizados bajo el emblema de la “Búsqueda del Jesús Histórico”.

Por lo tanto, el punto de partida para desacreditar los evangelios es sostener:

  1. Que ni Jesús ni sus apóstoles escribieron nada,
  2. Que, por lo mismo, los evangelios fueron escritos por testigos secundarios, y
  3. Que fueron severamente alterados con posterioridad a los hechos, según intereses particulares.

A continuación revisaremos la primera de estas afirmaciones, dejando las dos restantes para las entradas siguientes.

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16.07.14

¡Marcionitas al ataque!

MarciónyJuanMarción de Sinope fue un rico comerciante romano, que por el año 120 se convirtió al cristianismo, e intentó usar su dinero para propagar una versión bastante específica del evangelio. En su opinión el dios revelado al pueblo hebreo era sangriento y vengativo, la antítesis del Padre de Jesús; en consecuencia, rechazó el Antiguo Testamento y todo vínculo con el judaísmo de su época; y llegó a editar su propio canon bíblico que incluía solamente el evangelio de San Lucas severamente editado por él mismo y algunas cartas de San Pablo (por ejemplo, dejó fuera la carta a los Hebreos).

El marcionismo tiene el dudoso honor de ser la primera de una larga lista de herejías rechazadas formalmente por la Iglesia.

Con todo, el fantasma de Marción sigue penando, y alimentándose de ciertas ideas comunes tanto en la Roma de la antigüedad y como en la actualidad. Así, hoy es habitual escuchar de teólogos, polemistas anti cristianos y fieles de a pie acerca del profundo y radical contraste entre la revelación de Moisés y la de Jesús.

Pepe Rodríguez lo resume estupendamente:

El dios del Antiguo Testamento es caprichoso, vengador, iracundo, justiciero y obliga al creyente a mantenerse bajo “el temor de Dios”; el del Nuevo , por el contrario, es amor, es un padre afectuoso que invita al creyente a estar en comunión con él.

La respuesta católica a esta común observación no puede ser otra que un categórico “puede ser, pero ni tanto tampoco”.

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10.07.14

La conexión mitológica (parte II)

En la entrada anterior, examinábamos la forma en que se podía abordar la afirmación de que el cristianismo había sido fuertemente influido por los mitos que circulaban en la antigüedad, al punto que no había nada original en él. Esta vez vamos a examinar los dos casos más destacados de esas acusaciones: el nacimiento y muerte de Jesús.

IndianRetomando el análisis que proponíamos, debemos recordar que los pueblos de la antigüedad fueron extremadamente prolíficos en la creación y difusión de mitos, nunca sistemáticos u ordenados. Por eso, responder al cargo de que la figura de Jesús está de algún modo conectada con algún mitos no es fácil.

En resumen, las preguntas en que debiéramos enfocarnos son las siguientes:

1. La conexión que se propone ¿Es siquiera posible?

2. Si es posible ¿Existe realmente el mito original? ¿O es una invención?

3. Si es posible y existe  el mito ¿Es algo más que un parecido genérico? (“Buda, al igual que Jesús, respiraba por su nariz ¿Coincidencia? Decídanlo uds., solo diré que Buda también tenía dos ojos”)

4. Si hay una similitud ¿Es posible observar una conexión entre ambos?

Veamos cómo le va a algunas teorías comunes cuando los examinamos con un poco de sentido común.

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7.07.14

La conexión mitológica (Parte I)

JesusIndioDe un tiempo a esta parte (hace un par de siglos, de hecho) se ha vuelto común atacar al cristianismo, mostrándolo como una religión pagana más, y parte esencial de ese esfuerzo es presentar a Jesús como una especie de refrito de todos los mitos que circulaban por el mediterráneo en la antigüedad, uno tan perfecto que logró imponerse a todos los demás.

El trabajo paradigmático en este sentido es el libro Los 16 Salvadores Crucificados de Kersey Graves, publicado en 1875, y donde se compara la figura de Jesús con los mitos de, entre otros, Krisna, Mitra, Alcestis (que es mujer!), Buda, Quetzalcóatl y Prometeo. Luego, esa lista se ha ido nutriendo con los aportes de otros para incluir a Horus, Thor, Dionisio.

A pesar que la obra de Graves ha sido muchas veces desacreditada, este tipo de conexiones han logrado penetrar en el imaginario popular, y así es como encontramos que Dan Brown, en El Código Da Vinci, hace decir a su personaje Sir Leigh Teabing (supuestamente un experto en religiones comparadas y símbolos), lo siguente:

Nada en el cristianismo es original. El dios pre cristiano Mitras –llamado hijo de dios y luz del mundo– nació un 25 de diciembre, murió, y fue enterrado en una tumba de roca, y luego resucitado en tres días. A propósito, el 25 de diciembre es también la fecha de nacimiento de Osiris, Adonis, y Dionisio. Al bebé Krisna le obsequiaron oro, incienso y mirra. Incluso la semana santa del cristianismo fue robada a los paganos.

¿Cómo abordar este tipo de afirmaciones?

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3.07.14

Esclavitud y cristianismo II

OnésimoAlgún tiempo atrás abordábamos el argumento de que el cristianismo había favorecido la esclavitud, la justificó, o al menos no la denunció como inmoral desde sus inicios, sino que habría adoptado una actitud que en término modernos podría calificarse como “colaboracionista”.

Nuestra tesis en esa oportunidad fue que los primeros cristianos solo asumieron la esclavitud como una característica inevitable en el mundo en cual vivían, pero llamaron a humanizar las relaciones a que daba lugar (   como lo vemos en la carta a Filemón v.10), al tiempo que sentaban las bases para, a su debido tiempo, librar a la humanidad de esa lacra que la había acompañado desde los inicios de los tiempos. Así, a poco andar la edad media, nos encontramos con que la esclavitud casi había desaparecido de los nacientes estados cristianos.

Ese artículo dio lugar a una conversación muy interesante, donde abordamos temas como la situación de los esclavos en la antigüedad y si era moralmente exigible en esa época tener o no esclavos. No puedo dejar de mencionar aquí un artículo remitido por un visitante anónimo que reseña las diferentes actitudes de los cristianos hacia la esclavitud a lo largo de la historia, y admitimos también que la respuesta de los cristianos a la realidad dolorosa de la esclavitud ha estado lejos de ser la óptima.

Revisando por segunda vez el tema, quiero proponer un argumento que tal vez explique por qué no se encuentran una condena más enérgica a esta práctica, en los textos canónicos cristianos, y que se refiere, en definitiva, a que tal vez en esa época no existía el concepto de esclavitud como tal, que permitiera identificarla como una realidad inmoral y condenarla en consecuencia.

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