Un par de domingos atrás, la lectura del evangelio comenzaba de un modo peculiar. Específicamente con dos parábolas de Jesús que parecían decir exactamente lo mismo, o apuntar al mismo punto. Recordemos:
El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y, en su alegría, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo.
Asimismo el Reino de los Cielos es como un comerciante que busca perlas finas y, cuando encuentra una perla de gran valor, va y vende todo cuanto tiene y la compra. (Mt 13,44-45)
Ambas nos presentan un objeto valioso, un tesoro y una perla, que alguien encuentra y vende todo cuanto tiene para comprarla. Palabra de Dios, y todo eso, pero ya que estamos ¿Qué sentido tendría el poner dos veces los mismo, una a continuación de la otra? ¿Es un mero repetir por repetir? Habiendo tantas enseñanzas de Jesús que registrar en un evangelio ¿Por qué dedicar espacio y tiempo a una simple iteración?
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