No podemos desertar

Sin duda los entresijos de lo que está ocurriendo a los cristianos de Oriente Medio es algo que, tristemente, solo saben los principales afectados en primera persona. Los grandes medios del mundo están más pendientes del virus Ébola y el terror viene con cada avión que llega de África. Ya no son noticia, pero no por no salir en la prensa, los cristianos dejan de sufrir.

Y en ese contexto está ocurriendo algo que no por injustificable es menos verdad: lo sacerdotes tienen medio. El pastor teme al lobo porque ha visto en primera persona lo que está dispuesto a hacer con sus ovejas. Y no todo el mundo tiene vocación al martirio.

Hace unos años se beatificó en Roma a 498 mártires de la Guerra Civil española. Sacerdotes y religiosos que, ante una ola francamente satánica de asesinatos de curas y monjas durante los años de la Guerra e incluso antes, se mantuvieron firmes en la fe y fueron conducidos a incontables sufrimientos que culminaron con su muerte, y como ha proclamado la Iglesia militante, su entrada en la Gloria beatífica.

Son almas que fueron escogidas para ello. Puedo comprender aunque tendríamos que vernos en esa situación, que un sacerdote haya huido. Creo que no habría estado de más que hubiesen informado o pedido permiso a sus superiores, porque una suspensión a divinis es una cosa muy seria, y por lo visto, no le ha quedado más remedio al Patriarca Sako.

Pero lo que no puede ocurrir es que el pastor abandone a sus ovejas. Sí, muchas han podido huir a la diáspora y necesitarán atención pastoral, pero muchas otras permanecen, presa de los lobos del Estado Islámico y como diría Manuel Ruíz de Lopera “nadie da un duro por ellas”.

Entiendo por tanto que la medida se ha hecho para desanimar esa actitud del “sálvese quien pueda”. Porque no se puede dejar atrás a las ovejas. A lo mejor tampoco exponerse al martirio, pero es desafortunado, cuanto menos, que sean los propios sacerdotes los que abandonen a sus ovejas.

Y en línea del artículo anterior, a Dios le pido que no tengamos que ver eso en Europa.

+Pax et bonum+

Miguel Vinuesa

Addenda. Un gran contra ejemplo.

5 comentarios

  
Miguel
Más de 800 mártires en Otranto que prefirieron ser pasados a degüello antes que renegar frente a la misma mano criminal que se levanta sangrienta en el oriente musulmán. Bien decís "... no se puede dejar atrás a las ovejas"; fue esa la actitud de San Agustín; fue esa la actitud de San Pedro, permaneciendo en Roma aún a costa del consejo de huir de toda la comunidad.

Desertar es, de algún modo, lo contrario de perseverar. El premio de perseverar es la vida eterna, el de desertar... Ojalá que la ínitma y misteriosa acción de la Gracia obre en el corazón de quienes cedieron a la tentación de huir y, así como Pedro volvió a Roma para correr la suerte de sus ovejas, vuelvan con coraje renovado por el Espíritu Santo para, si fuera necesario, dar la vida misma por el rebaño que les fue confiado.

Abrazo grande, tocayo
24/10/14 5:58 PM
  
Franco
Miguel

En primer lugar, es un placer conocerte :)

En segundo lugar, totalmente de acuerdo con el post.

24/10/14 8:19 PM
  
Juana
(Editado. Realmente me duele que no pueda usted vertir sus opiniones a las que tiene perfecto derecho sin respetar el derecho de esta tribuna de no causar escándalo por ofender al Papa. Lo siento de verdad :( ).


Y esta es una de las razones por las que el próximo año ya no pondremos la X en la Renta.
24/10/14 11:47 PM
  
Luis Fernando
La sangre de los mártires y confesores, de esos que "nadie da un duro por ellos", está sujetando la mano del Señor, pero veremos por cuánto tiempo.
25/10/14 12:25 AM
  
Daniel
Que gusto leerte nuevamente Miguel, es un agrado leer tu blog.

Respecto a lo que pasó oriente: ¿cómo habría sobrevivido el catolicismo en Japón, en China, Vietnam o en la España de la guerra civil si los sacerdotes y religiosos se hubiesen arrancado?

Entiendo el miedo, la ira, la impotencia, la pena y el terror; pero no puedes abandonar a las ovejas.
27/10/14 4:17 PM

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