3.09.08

Tres cifras

Si existiera alguien que pensara que se puede vivir sin cifras y letras, no estaría leyendo este comentario, ni entendería nada de lo que vamos a bosquejar. Las cifras y las letras nos acompañan desde la cuna a la tumba. Veamos tres ejemplos:

1.- La crisis económica es tan profunda que las cifras sobre la situación no paran de ponerse en los medios de comunicación: la subida constante del paro, la bajada del producto interior bruto, el índice de confianza de los consumidores, la tasa de inflacción, el porcentaje de ventas de vehiculos a motor….Todo esto no se puede enmascarar, ni mentir, ni jugar al malabarismo liguistico. Las cifras son tozudas, por mucho que se desee vivir en la nube de un mundo feliz.

2.- La educación nos presenta otras cifras: el rotundo fracaso escolar, que llega a uno de cada tres estudiantes; el lento aumento de objetores a la asignatura de Educación para la ciudadanía; el sucesivo listín de sentencias favorables a los padres objetores; el deseo, todavia, en el principal partido de la oposición, para poner de acuerdo a las autonomías donde gobiernan en torno a esta asignatura obligatoria.

3.- El tráfico rodado nos da otras cifras: el verano que aún no ha terminado ha sido el que menos muertos ha producido la carretera desde el año 1964. Pero, a cambio, por las tierras del Sur español nos anuncian una futura ley “de la muerte digna", donde ni los familiares serán escuchados. Y se apunta a una ampliación de la ley del aborto muy “progresiva” para toda España.
mapa de España

La primeras cifras están aumentando el número de personas que piden ayuda a Cáritas para salvar sus situaciones de probreza real y severa. La Iglesia, siempre Madre y Maestra, abre sus brazos y sus manos, y con la solidaridad de todos los cristianos, ayuda a quien lo necesita.

La segundas cifras llevan a decir en voz alta a los padres: todavia pueden ustedes objetar a la impuesta asignatura de Educación para la ciudadanía. Cuantos más sean más fuerza se puede hacer para quitar esa absurda manera de criar futuros seres estabulados y aborregados.

Las terceras cifras conducen a reconocer que ya no se muere tanto en la carretera, pero si se va a legalizar la eutanasia directa en los hospitales, y se piensa “modernizar” la ley del aborto para facilitarlo mejor, los cristianos decimos fuerte y alto: existe un mandamiento de la Ley de Dios que es taxativo: No matarás a nadie.

Para que no hablemos de estas cifras reales como la vida misma, un andaluz se lanza a la aventura de encontrar desaparecidos de la Guerra Civil por todos los rincones. ¿A donde vamos?.

Tomás de la Torre Lendínez

2.09.08

Los Seminarios españoles

Con septiembre van abriendo sus puertas los Seminarios Diocesanos, esos inmensos edificios, donde cursan sus estudios los futuros curas de nuestras diócesis. El número de alumnos es bastante bajo. Con todo no hay que perder la esperanza en que Dios continúa llamando a nuestros jóvenes al sacerdocio.

Dentro de la programación de la Conferencia Episcopal Española se encuentran unas sesiones de trabajo de delegados de pastoral vocacional y de rectores y formadores de los Seminarios de España. El intercambio de experiencias, las orientaciones comunes y el diálogo entre los presentes siempre convierte este tipo de jornadas en absolutamente necesarias para la promoción y funcionamiento de nuestro centros de preparacion de los curas del mañana.
Seminario de Madrid

La preocupación pastoral de la Iglesia española por el aumento de las vocaciones al sacerdocio ministerial es muy grande. Cada obispo diocesano tiene como punto primario en su agenda disponer de un Seminario fisicamente apto, intelectualmente disciplinado, espiritualmente enriquecido y formalmente pedagógico, para que los futuros pastores de la diócesis sepan donde pisan, conozcan las ovejas que se les va a encomendar, puedan dialogar con una sociedad vuelta de espaldas a lo sagrado, atiendan con dedicación pastoral a los más necesitados, a los enfermos, a los ancianos, a los niños, a los jóvenes, a las familias……y le hablen al Señor de todos para que el Señor les inspire palabras de consuelo, de alegría, de ilusión, de esperanza y de amor a Dios y la Iglesia.

Y todo esto lo lleven al momento cumbre de la vida cristiana: a la celebración de la Eucaristía en el Día del Señor, donde todos se alimentan del Cuerpo y la Sangre del Señor para ser fuertes en el papel que cada uno ejerza en la sociedad actual.

Dios sigue llamando a nuestros jóvenes a ser curas. Pero ¿encuentran silencio, testimonio, alegria, dedicación plena…..en los demás padres, profesores, sacerdotes, religiosos y laicos, para decir sí con todas las consecuencias?.

Tomás de la Torre Lendínez

1.09.08

Los grupos de laicos

Con agosto ha terminado el Meeting de Rimini con más de setecientas mil personas. En el comunicado de conclusión aseguran que el encuentro ha sido el intento de responder, de forma positiva, a la pregunta que se hacia el poeta Eliot: ¿Es la Iglesia la que ha abandonado a la humanidad, o la humanidad la que ha abandonado a la Iglesia?. Todo ha estado organizado por personas vinculadas a Comunión y Liberación.

Durante los dias agosteños, en Cazorla y en Loyola, el movimiento de los Focolares ha celebrado sendas Mariápolis, donde tambien han acudido muchas personas. El lema central ha sido: Una ciudad para todos.

La Iglesia actual goza de varios grupos eclesiales que han dado mucha vitalidad a la inmensa fuerza del laicado, que es mayoritario en el seno de la comunidad de los hijos de Dios. El Papa Juan Pablo II el Grande alentó la vida jurídica, espiritual y pastoral de estos movimientos nacidos en el siglo XX.

La libre adscripción de los laicos a la vertiente que más le llene su espiritu apostólico nace de la propia libertad de los hijos de Dios, nacida con el sacramento del bautismo que hemos recibido.

Y la creación de estos y otros movimientos que puedan nacer está en la base de la presencia del Espíritu Santo, que guia a la Iglesia, Madre y Maestra.

Es verdad que algunos grupos, que todos conocemos en las páginas de la actualidad eclesial, se han perdido en alguna curva del camino, y la Iglesia ha tenido que enviar una autoridad episcopal, de modo especial, para poner en orden la situación y no se termine por hacer mangas y capirotes en el seno de esa institución.

Y es que no debemos perder de vista que una cosa es la autonomía jurídica de cada movimiento apostólico, y otra que la Iglesia, Madre y Maestra, haga dejación de sus funciones de gobierno pastoral sobre las ovejas que el Señor le encomedó a Pedro y sus sucesores en la sede de Roma.

Tomás de la Torre Lendínez

31.08.08

Los curas y la política

Durante los últimos doscientos años de la historia de España hemos asistido a la entrada del clero en muchas camisas de once varas. Ahora cumplimos los dos siglos del levantamiento del pueblo español contra el invasor francés y el inicio de la Guerra de la Independencia, donde el clero regular, religiosos, y el secular, diocesanos, se metieron con un trabuco al hombro en las pandillas de guerrilleros que asolaban los transportes militares de los vecinos de más allá de los Pirineos. Los obispos lo consentían con el silencio, o con el ánimo ardoroso.

En las Cortes de Cádiz la presencia del clero medio y alto consta en la lista de los asistentes a la proclamación de la primera Constitución Española. Cuando el absolutismo vuelve al poder determinados clérigos apoyaron el movimiento auspiciado por la monarquia y la nobleza.

La desamortización de los bienes eclesiásticos impulsada por Mendizábal y otros políticos supuso la exclaustración de un motón de religiosos echados de sus monasterios. Muchos fueron acogidos en las diversas diócesis. La llegada de la I República, fruto de la revolución de 1868, lanzó al ruedo de la polémica y de la tribuna social y política a mucbos sacerdotes, enérgicos defensores, de la monarquía, que llegó en la persona de Alfonso XII.

Durante los años de la Restauración borbónica la novela realista española nos describe un clero metido en micropolitica local, o en los escaños de las Cortes Españolas, donde varios obispos ocuparon asiento por designación o elección del dedo caciquil de turno.

La incivil guerra civil produjo tal matanza de sacerdotes, religiosos y laicos, que la Iglesia ha sabido elevar a los altares como mártires de la fe en Jesús de Nazaret. No es extraño que el régimen de Franco albergara en su interior a sacerdotes convencidos de la bondad de aquella dictadura. Algunos, pocos, se dieron cuenta tarde de su error y se salieron nadando a la orilla contraria.

Con la instauración de la monarquia y el sistema democrático, la postura de la jerarquía de la Iglesia fue la de impedir la militancia abierta del clero en ningún grupo politico. Algunos lo cumplieron y otros hicieron de su capa un sayo.

Y en estos dias vemos de todo. Algunos clérigos y religiosos en el silencio favorecen tales o cuales maneras de hacer politica. Otros no se cortan un pelo en trabajar, incluso por escrito publicado, para la causa que sea. Y existe una gran mayoría perdida en el bosque de opciones. Una veces se acierta y otras no. Entre estos me cuento yo mismo.

30.08.08

La Iglesia a mi manera

Durante todo el siglo XX la Iglesia Católica caminaba a una honda renovación. Las dos guerras mundiales, el régimen nazi y su holocausto, el régimen sovietico y sus crímenes, la guera fría entre los dos bloques, la independencia de las viejas colonias, el nacimiento de los países no alineados, la crisis del petróleo, el mayo del 68……

Los grandes Papas del siglo iban poniendo la cimentación. La ayuda de teólogos de gran categoria ponian el horizonte: Rhaner, Congar, Theillard, Chenu…..Solamente llegó un hombre provindencial a la silla de Pedro: Juan XXIII. Y convocó el Concilio Vaticano II.

El tiempo posconciliar fue duro. De modo especial para España, donde coincidió con el final de un régimen político y la llegada de otro democrático. La Iglesia española sirvió al cambio como mejor pudo hacerlo. No todo fue de color de rosa.

Desde aquellos años comenzaron dos grupos a estar opuestos: los deseosos de hacer una Iglesia a su manera; y los ansiosos de hacer una Iglesia a su otra manera. En estos grupos habia que meter a todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Cada uno se adscribía a donde quería.

El Papa Juan Pablo II, el Magno, en sus diversas visitas a España fue encauzando las fuerzas de ambas maneras de concebir la Iglesia. Si lo consiguió o no, aún no tenemos perspectiva histórica para decirlo.

Pero, cuando el laicismo se quitó la careta del todo, y el espiritu de la Transición se fue por los sumideros nacionales, volvieron los grupos de una y otra manera de concebir la Iglesia a mi manera a tomar fuerza, algunos apoyados por varios medios de comunicación.

Y, ahora, estamos en estas tiranteces. Cuando se intenta conseguir cuadrar el circulo se nota rapidamente un olor especial. Cuando se procura defender un cierto equilibrio de centro, que es donde la Iglesia siempre se ha movido en su historia desde los debates de Pedro y Pablo en el concilio de Jerusalén, contado en los Hechos de los Apóstoles, entonces los altavoces de los otros, siempre más fuertes y más presentes en la sociedad parecen que ganan el pulso.

Como no soy adivino, dejo al lector que saque sus propias consecuencias de este pensamiento en voz alta bajo el olivo sureño.

Tomás de la Torre Lendínez