InfoCatólica / Más duro que el pedernal / Etiquetas: persecución

23.01.21

Ante el terrorismo de blasfemias

Profanaciones en EspañaEn la segunda mitad del s. VII, en pleno esplendor del Reino Visigodo, San Ildefonso de Toledo, Capellán de la Virgen, cuya fiesta litúrgica se celebra hoy, componía el tratado de La Perpetua virginidad de María. En él defendía la fe de la Iglesia, proclamada siempre por los cristianos, de que la Madre de Dios es Virgen antes, durante y después del parto. Esta verdad había sido rechazada por algunos herejes y contra ellos el santo obispo toledano defiende así la virginidad de María en el parto:

«Acaeció una vez ser madre la que era virgen; ocurrió que engendrase la que permanecería no ajada por el modo de engendrar. Aconteció que pariese con una desconocida forma de parto. Sucedió que se mantendría íntegra con el Hijo la que no había experimentado mengua con el esposo. Pero se trata de algo inapreciable, incomprensible, inenarrable, admirable, de algo jamás oído, visto, conocido y anteriormente ocurrido: que la virginidad brille con la concepción, que la virginidad acompañe al parto, que la gestación selle a la virgen, que la virginidad aprecie a la madre y también que la glorifique; que la preñez de la madre honre a la virgen, que la virginidad alcance el honor materno y el honor virginal se conserve en la fecundidad de la madre»

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5.10.19

La culpa de todo la tiene Franco

Tarancón da la Comunión a FrancoAlgunos pueden preguntarse cómo es posible que, ante la decisión de un gobierno de profanar el cadáver de un católico en un acto groseramente totalitario, la postura oficial de la Conferencia Episcopal Española (que no de la Iglesia) sea la de «no oponerse». Vaya, nadie imaginaba a un prelado encadenado a la lápida que reposa junto al altar de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, pero no que la respuesta fuera tan poco comprometida como si se les hubiera preguntado por su opinión acerca del uso del cardo borriquero como planta ornamental. Vamos, hubiera bastado con que se recordara el punto 2300 del Catecismo de la Iglesia Católica, que dice que «los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección». O que se recordara que, como dice el mismo punto a continuación, lo de enterrar a los muertos (y por tanto, no desenterrarlos caprichosamente) es una obra de misericordia.

Pero, les voy a ser sincero, a mí no me sorprende en absoluto, porque estoy firmemente convencido de que la culpa de todo la tiene Franco.

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