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13.11.20

De cuando rezo el rosario (IX) María con la Iglesia en brazos

De un tiempo acá estoy pintando.

Lo estuve haciendo como pasatiempo durante los años que cuidé de papá pero lo abandoné; luego, cuando me puse a hacer cup cakes para vender, un amigo español llamado Joaquín de profesión chef  que vive en mi país, viendo mis trabajo un día me dijo: “Y, tú, pintando así vas a dedicarte a hacer quequitos?”

De ahí, que hoy en día, estoy pintando. Los quequitos solo para darme un gusto una vez por mes.

De lo último que estoy pintando es una Sagrada Familia; nunca he pintado arte religioso ni tampoco considero que mi estilo de pintura se preste a ello, sin embargo, me atreví y –ciertamente- me está costando mucho en comparación con lo rápido que salen otros cuadros. En este he tardado tanto que un día, riéndome de la frustración, me dije: Bueno, si a los grandes artistas les tomaba años, a mí, bien puede tomarme un mes terminar alguna cosita.   

Ayer en la tarde me puse a rezar el rosario en la salita donde pinto ya que hacía una tarde preciosa. La Sagrada Familia la tenía enfrente y detrás, una hermosísima vista del valle.

Miré con mucho afecto a María con Jesús en brazos y me dio un vuelco el corazón porque ahi mismo entendí que en Jesús, lleva a la Iglesia y que la misma, tiene su origen y culminación en El. La Iglesia existe desde siempre, lo mismo que el Verbo y, no tendrá fin.

María, no solo lleva en brazos a la Iglesia en Jesús sino que, en El, a cada uno que busca con vehemencia ser figura del Hijo por gracia de Dios. A cada uno que le da voto de confianza y se dona como hostia viva al Padre. A todo aquél que, como María, ha dicho “Hágase en mi según tu Palabra ” 

Es un misterio tremendo la distinción que ha otorgado el Señor Dios a María y, ella, como si tal cosa; cumple su deber hacia la Iglesia y hacia cada uno, tal como lo hizo con Jesús. 

San José, a su lado, la mira afectuosamente sobrecogido, como diciendo, tal como digo yo. “Es posible que esté ante de tanta maravilla! En verdad, me está sucediendo?”

Sí, me sucede como a San José, porque en brazos de María estoy, Ella me cuida como verdadera Madre y nunca me deja. Ni a mí ni a ninguno de sus hijos. 

Y puedo ver también que cuida de la Iglesia; que para ello, pide y espera asistencia de San José quien, como siempre, responde solícitamente. 

Viendo tanta cosa que veo en mi pintura, con el salmista digo: “Que es el hombre para que te fijes en el?” Quién el ser humano para darle poder de sostener a la Iglesia e hijos en brazos?

En verdad que somos creados a imagen y semejanza de Dios para, por gracia de Dios, reproducir la figura del Hijo pero además, para que María, otro ser humano, sea capacitada con la plenitud de la gracia para ser Reina y Señora de todo lo creado y para que, desde la autoridad concedida, administre para bien  nuestro y de la Iglesia, lo que de Dios recibe.

Este cuadro que no termino y que, de cierta forma está quedando algo raro, en comparación con los cuadros que pinto regularmente, contiene elementos que deseo tener siempre delante de mí para no olvidarlos. Empezando por el bonito y muy judío rostro de San José. Nunca he visto un San José como el mío y, me encanta.   

11.11.20

De las cosas de cada día (IV) Las certezas existen y, el control, lo tiene Dios.

Como si la pandemia fuera poco, los medios de comunicación y el propio Biden, han puesto en jaque la Democracia, al declararlo ganador antes de tiempo.

No hay duda de que son tiempos en los que no se puede tener certeza ni control sobre casi nada.

Dentro del presente estado de cosas, no sé qué habré estado soñando la otra noche; me parece que de haber sido algo en lo que mi vida corría peligro ya que, en algún momento, hice recuento de artículos para sobrevivencia. Mientras buscaba en una mochila, muy parecida a mi alma, me iba diciendo: “Si, aquí tengo la fe, aquí la esperanza y está el amor. Listo!".

Después de la verificar, me acurruqué; tras unos segundos, sonreí al verme en paz con “tan solo” los dones divinos; pero, por qué no estar en paz?

Uno, que –por lo regular- piensa más como piensa el mundo, dice que no existen certezas ni se tiene control; sin embargo, talcomo lo supe en mi sueño, las certezas existen y, el control, lo tiene Dios.   

De esto, mucho han conocido los santos y mártires de todos los tiempos.
 
En el Oficio de Lectura hemos empezado a leer el Libro de los Macabeos, es un libro al que siempre le he tenido miedo, sin embargo, leyendo las perícopas que día a día y tan bien hilvanadas nos presenta el Oficio, voy descubriendo las semejanzas con el tiempo presente.

Aquellas gentes –muchos no vivieron largo tiempo- enfrentaron sus días bajo amenaza de muerte dentro de circunstancias atroces; por ejemplo, de los siete hermanos, el primero fue martirizado de manera semejante a como padece un bebé en el vientre materno cuando, por métodos abortivos, es mutilado y quemado vivo. El mismo método aplicaron a los restantes hermanos.  

Cuando constato que, tal como Caín, el ser humano todavía odia su vida y que, todavía, adora dioses extraños, tal como los poderosos de este mundo adoran el dinero, es cuando me resulta  fenomenal que el gobierno de Trump, hace un par de semanas, haya firmado la Declaración de Ginebra y que, por lo mismo, algunos juzguen a su país como uno que se suma a tantos en los que “la vida y la salud corren peligro”, únicamente, por declarar que la vida humana inicia en la concepción.

Firmar esta Declaración antes de las elecciones fue ponerse la soga al cuello ya que no existe forma de interpretar que dijera algo diferente a  “En este país se respetará la Ley (de Dios) sin importar las consecuencias”; semejante a como hicieron los Macabeos antes de morir.

No comparo a Trump con ellos (ya que ni siquiera es católico, todavía), digo que existen certezas que hacen que declares a favor de Dios, Creador, Dueño y Señor.

(Yo digo que, aunque Trump resultara perdedor, saldrá siendo modelo para quienes podrían tener dudas de firmar declaraciones como la de Ginebra)

No sabemos cuánto tiempo tardaremos en salir de este infame periodo pero – de seguro- saldremos ya que la Historia tiene Dueño y, nunca ha sido ni será ninguno de los poderosos de este mundo. Lo atestiguan los Macabeos.

“Has de reconocer hoy y recordar que el Señor es Dios,

en lo alto del cielo y abajo en la tierra,

y que no hay otro.  

Guarda los mandatos y preceptos que te voy a dar hoy”  Dt 4, 39-40ª

 
Después de miles de años, lo dicho a Moisés, continúa siendo Palabra Viva que vivirá eternamente. 

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A todo esto, les informo que hace mucho bien rezar la Liturgia de las Horas.
Dios les ha de estar inspirando hacerlo, escuchen y obedezcan, no quedarán defraudados.