El cántico de Zacarías

Fuit homo missus a Deo, cui nomen erat Joannes:
“Fue un hombre enviado de Dios, cuyo nombre era Juan”



Tengo especial cariño por el cántico de Zacarías ya que lo conocí cuando después de estar muy alejada de Dios empecé a asistir a misa diaria con mi madre en la capilla de los padres terciarios capuchinos (Amigonianos) con quienes, además, rezábamos Laudes. Particular cariño le tengo al versículo 78 que dice así: “gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios nos visita el Sol naciente para iluminar a los que están en tinieblas y sombra de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.”

Tomé por costumbre rezarlo al subir al auto y hoy, en particular, lo recé con especial cariño sin haber caído en la cuenta de que festejamos al Bautista.

Conforme lo iba diciendo en cada frase meditaba simultáneamente en ciertas cuestiones que trataré de recordar aquí. Empieza así: «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel”. Dios de Israel, es decir, el Dios que se dio a conocer a un pueblo al que eligió y fue formando a lo largo de cientos de años para que fuera capaz de recibirlo; quiere decir que Zacarías sabía muy bien las implicaciones de lo que estaba diciendo: “Dios de Israel!”. Nada más ni nada menos que el Dios que “ha visitado”, quiere decir, ha mostrado su rostro pero además el Dios que ha “redimido a su Pueblo”. Quiere decir que la suma de toda la Historia de Salvación al momento en que Zacarías pudo emitir sonido fue para pronunciar estas palabras como quien ha sido testigo de primer orden de las maravillas de Dios con su pueblo y las pronuncia luego de un obligado y prolongado silencio de siglos.

“y nos ha dado [Dios] un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor” Exactamente. Zacarías había comprendido que tal “como [Dios mismo] lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas” la concepción inmaculada de María y la de su propio hijo en la esterilidad de su esposa eran cumplimiento de las promesas de Dios a las que su pueblo se había mantenido fiel por siglos hasta ese día. Zacarías, ante sus propios ojos, veía hacerse acontecimiento la Historia de Salvación en el niño que María llevaba en su vientre y que llegaba “para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian”. Y no era que Dios los salvaría de los enemigos tradicionales, que no eran escasos en su tiempo, sino del poder del Malo y de cuanto de su maldad hubiese inoculado en el mundo por causa de la debilidad de los hombres y de su odio a Dios y sus criaturas.

Los salvaría por su Misericordia la que para Zacarías era la mayor victoria de Dios. El triunfo del Altísimo que validaba la santa Alianza y daba fiel cumplimiento a las antiguas promesas hechas a Abraham.

La amplitud y profundidad con que tuvo Zacarías que haber comprendido muchas cosas en aquél momento - eran mis pensamientos- fue sencillamente espectacular. Y más espectacular aún el que dos mil años después yo, sentada ante al volante, me vea pronunciando sus mismísimas palabras. Y, no solo eso, sino que, una mujer del siglo XXI, haya realizado un acto de adhesión a las promesas hechas a Abrahám cinco o seis mil años atrás las que llegaron, Dios sabe cómo (¡bien que lo sabe!), a través de tiempo hasta Zacarías y ahora a mí.

Con mis anteojos de sol, preparada con mi cartera, tener -durante un ínfimo momento de la historia- la claridad para reconocer que he sido liberada de todo temor por haber sido arrebatada de la mano del Enemigo y que, debido a eso he sido capacitada para vivir en santidad toda mi vida delante de la Presencia de Dios, sencillamente, no tiene precio.

Zacarías reconoció muy bien lo que implicaban aquellos sucesos de tal forma que pudo transmitírselos a su hijo: el Bautista, de quien Quevedo ha dicho en un texto precioso lo siguiente:

“Vestía pieles de camellos, no de vasallos. ¿Por qué de camellos, y no de lobos, osos o leones, que han sido vestidura y blasón de emperadores y varones heroicos? Atrévome a responder: porque estos animales son feroces, crueles y ladrones. No ha de vestir el ministro piel que le acuerde de uñas y garras, de crueldad y robos. Seda y paño y telas hay que rebozan estas pieles. Conviene que vista el ministro piel de camello (que no sólo le acuerde de servir trabajando, sino de trabajar con humildad y respeto, de rodillas), animal que se baja para que le carguen, que humilla su estatura para facilitar el trabajo de quien le carga con el suyo, que tiene desarmadas sus grandes fuerzas para ofender ni con las manos, ni con la cabeza, ni con los dientes. Esta piel no sólo es vestido, sino gala; no sólo gala, sino recuerdo, y consejo y medicina. Esta cubierta defiende como fieltro, abriga y honra al que la trae, y al reino”.

En este día en que he aprendido todo esto de un cántico tan antiguo y en que recordamos con especial cariño al Bautista es también el día en que nuestro pueblo ha celebrado en la Catedral Metropolitana a nuestro nuevo Arzobispo, Monseñor José Rafael Quirós, en la inauguración de su ministerio pastoral por quién hemos pedido al Señor y a María Santísima toda clase de gracias y bendiciones.

«¡Bendito sea el Señor,
el Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su Pueblo!”

4 comentarios

  
Yo2
Que hermoso. Una vez más, y siempre, Dios está con los humildes.
Se manifiesta a través de ellos, de sus gestos y palabras, pero sobretodo por sus hechos.
Señor, dame humildad para ser lo que Tú quieres.
Un saludo en la Fe
30/08/13 9:57 AM
  
2 + 1 = 3
Sí, aunque nos cueste creerlo, Dios no suele estar sólo con los humildes, sino, especialmente, con los más humildes... aunque siempre consideremos más digno al poderoso, al que desempeñe un cargo importante o, incluso, al titulado, lamentable y equivocadamente.

Su escrito Srta. Mari Cruz, ha sido para mí ángel de la guarda una luz en una noche de luna.

Gracias.

: )
30/08/13 5:46 PM
  
rosa garcias
Q hermosa reflexion la tuya amiga desde hoy orare ese cantico de verdad pone a pensar. Dios cada dia uno aprende algo nuevo de el. Por eso dios es infinito hasta d lo q han despresiado el lo hace mas deseado. Mi juan el bautista q bella experiencia la de el cuando bautizo a jesus
30/08/13 10:05 PM
  
Ana velez
Gracias por la belleza de tu escrito, en honor a San Juan Bautista, como precursor del Mesias NSJ, tambien, he aprendido a Orar con ese Cantico de Zacarias en la Oracion matutina de los Laudes, y, en la oracion mental del Ave Maria, cuando La SVM visita a su prima Isabel y, San JB siente su presencia, y se mueve en el vientre de su madre,
y, ambos quedan llenos de espiritu Santo.
Saludos
Ana
19/09/13 12:46 AM

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