Es urgente me decida creer

He de admitir que la fe no me ha venido sirviendo para dar respuesta a la realidad. Así como lo oyen.

Me refiero a que, de la forma en que la vivo, no veo diferencia entre mi fe y la fe de un católico no practicante y eso, que me la paso repitiendo esa frase de don Giuss que me gusta tanto: «En el modo que tenemos de vivir las circunstancias, decimos ante todos, quién es Cristo para nosotros».

Muchas de esas personas, con todo y todo, dicen con su vida más acerca de la estatura de su humanidad que la muy “buena de mi”.

Claro, que para todo hay gente.

Hace poco una querida amiga me decía que para ella son “ligas mayores” en el camino de santidad la manera en que me expongo ante ustedes en este blog. Si eso fuera cierto, lo habrían hecho muchos santos, lo malo es que no creo recordar ninguno que lo hiciera; por tanto, esto que hago no es virtud sino defecto tanto como lo es eso de andar distraída de lo que acontece por no despegar el ojo de lo que a corto, mediano o largo plazo podría acontecer.

Para ilustrar lo que quiero decir les traigo una cita de Peguy que hallé en el editorial de Páginas Digital del pasado 18 de diciembre: “navegamos constantemente entre dos curas: los curas laicos y los curas eclesiásticos: los curas laicos que niegan lo eterno de lo temporal; y los curas eclesiásticos que niegan lo temporal de lo eterno”

Obvio, el poeta francés ha hecho referencia a los curas pero, vamos, que para lo que quiero decir, curas o no, viene de perlas. Qué quiero decir? A ver, expliquémoslo en relación al Adviento.

Quiero decir que le he venido dando una importancia desproporcionada a “las realidades últimas” (adviento escatológico) lo que me ha distraído de vivir con mayor plenitud, año tras año, las “realidades temporales” (adviento natalicio). Dicho de otra forma, he vivido distraída de “lo temporal” por concentrarme en “lo eterno” lo cual ha redundado en un profundo “resentimiento contra el mundo tal y como es donado” De ahí que haya pasado largo tiempo enfrentada a tantos que viven su fe de la misma forma. A quién me refiero? Pues, me refiero a aquellos que tienen algo que objetarle a la realidad, tal y como yo.

Muy en el fondo, esa la lucha ha sido contra mi misma, ya que la razón me decía una y otra vez, que aquella forma de conducirme no estaba siendo, precisamente, expresión de creer “que el hombre y la creación del hombre y el destino del hombre y la vocación del hombre y el pecado del hombre y la libertad del hombre y la salvación del hombre [tienen] cierta importancia”

Y, es que -nada más- preguntémonos: ¿de qué manera podrían haberse enterado de la veracidad y profundidad de mi fe si la forma en que los enfrento la desdice?

Creo que coincidirán conmigo: el meollo de la cuestión es que mi vida ha venido diciendo más acerca del “conjunto de ideas que dan fundamento y consistencia a mi fe” pero no ha dicho nada o muy poco acerca de “quien es Cristo para mí”.

Pues bien, con este hecho ante mis narices, he de reconocer que he sido conducida a través de este Adviento hacia la Navidad.

Este trayecto ha constituido “la forma que [ha tenido] el Misterio de Dios para descubrir [me] y educar [me] en el principio [de que mi] razón -cuanto más es fiel a sí misma- más reconoce que no puede explicar exhaustivamente el origen último ni de las cosas ni de las personas y, menos aún, de los acontecimientos”

Hasta el día de hoy no lo había comprendido de esta forma y, no creo que tampoco lo comprenda en un instante ni en su totalidad, pero viene al caso para explicar las implicaciones que tiene para la propia vida el que nos planteemos la siguiente pregunta: ¿Qué son “las vidas de “Benazhir Bhutto, ministro de las minorías en Pakistán asesinado [ ], o la de los monjes del Atlas protagonistas de la película De dioses y hombres”?

Se los responderé desde el trabajo que la realidad me ha exigido durante este Adviento: Sus vidas son algo más que la referencia a un conjunto de ideas, son el testimonio de vida de personas realistas; tal como la vida de tantos santos que acogieron la realidad tal cual les fue donada; tal como la vida de paciente realismo de Quien, siendo Dios, nació de mujer, en quien -por cierto- tal parece es urgente me decida creer; a ver si el don de la fe con que he sido regalada incide en la realidad, a ver si consigo llegar a decir con mi vida quien es Cristo para mí.

5 comentarios

  
Eric Culpe
[editado] Y el que lo entendió lo entendió.

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Eric Culpe,
Lo entiendo, perfectamente.
Aunque, no cree que cabría probabilidad de otra explicación?

20/12/11 2:42 AM
  
Lorca León Cayasso
jajaja si de verdad creés que es defecto ¿será virtuoso seguirlo practicando? ¿cómo te conduce eso a la santidad?

Fijate que La Imitación de Cristo es un tesoro, bien fácil de entender. Dice cosas sublimes como estas:

[Pocos aman la cruz de Cristo cap.11]

21. ... ¿Quién podrá encontrar al verdadero pobre de espíritu y desapegado de toda criatura? Es un tesoro que debe ser estimado más que todas las preciosidades traídas de lejanas tierras (Prov 31,10).

Si uno entregara por este tesoro todos sus bienes (cfr. Cant 8,7), aún sería nada. [aquí viene lo hard core] Y si hiciera gran penitencia, todavía sería poco. Y si aprendiera todas las ciencias, aún andaría lejos. Y si poseyera una virtud excelsa y una piedad muy intensa, todavía le faltaría mucho; es decir, le faltaría lo más necesario.

¿En qué consiste lo más importante? [gracias a Dios Kempis lo pone, sino qué fallo!!...] En que, después de haberlo abandonado todo, las criaturas salgan de sí mismas, se despojen de sus individualismos y renuncien a todo amor propio; y, después de haber hecho lo que a su juicio debían cumplir, crean que no han hecho nada.

Bueno, esa es una. Pero me encontré otras, como siempre que vuelvo a él. Es un lenguaje que me sirve, por práctico y directo.

¿No te parece un camino, que en sí mismo, nos da bastante para trabajar? ¿bastante para dejar hacer a nuestro creador? al fin y al cabo, la lucha debe ser por dejarnos amar, dejarnos hacer a su imagen, no por acercarnos nosotros, hacernos nosotros. Él nos llevará y nos levantará en sus brazos.

Otro más, algo traspasante: Nadie es más rico, nadie más poderoso, nadie más libre que aquel que sabe renunciar a todo y a sí mismo y ocupar el último lugar.

Mari, si has orado, ¿porqué cuestionar ahora el camino de Adviento por donde te ha conducido el Espíritu Santo? ¿no deberías agradecer, y alabar? reconocer las luces y dar gloria!!? si ahora te muestra otra cosa, ¡aleluya! y si no te la hubiera mostrado ¿no aleluya?, sí también debería haber sido ¡aleluya!

En fin. Me alegra que te decidás a creer.

Si esto es cierto: "el meollo de la cuestión es que mi vida ha venido diciendo más acerca del “conjunto de ideas que dan fundamento y consistencia a mi fe” pero no ha dicho nada o muy poco acerca de “quien es Cristo para mí”." me parece que te pasa como muchos cristianos, que andamos caminando en el camino y creemos, pero sin haber tenido el encuentro definitivo con el Amor que nos transforme profundamente, no ya para decir cómo es Cristo, sino sólo serlo. Debemos decidirnos también a orar.

El lema de la misión continental arquidiocesana nos orienta:

“Compartir la experiencia, la felicidad y plenitud de vida que brota del encuentro con Jesús”

Es lo que debemos ser todos los discípulos - misioneros. ¡Ánimo, estamos en eso! es Él quien lo ha hecho. Es un milagro patente!!



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jaja, ojalá pudiera decir que he comprendido. No te entendí nada, querida Lorca.
Por supuesto que, si no es virtud, es defecto y si lo es no debería "practicarlo" pero es que lo que no sabes, porque no lo mencioné (y, porque a veces, para vos lo obvio, es lo que se te esconde, jaja), es que con esta entrada he puesto a ello punto final.
Vamos a tener que vernos o que hablar por teléfono para que me expliqués qué quisiste decirme con lo de Kempis. Entre risa y risa, por supuesto.
Un abrazo,
20/12/11 6:22 AM
  
Gaby
Este domingo el padre en la homilía decía que un profeta -y es profeta todo el que habla sobre las cosas de Dios- debía hablar con la Biblia en una mano y el periódico de hoy en la otra.

Con esto quería decir que la función del profeta es aplicar la Verdad Revelada al conocimiento temporal. Por ejemplo, el Evangelio de hoy dice: "No temas, María" y podría decir "No temas, Maricruz" y "No temas, Gaby". Luego nuestra tarea es comprender qué quiere decir Dios con eso: Que nos enfrentamos a una tarea titánica y que el Señor estará a nuestro lado. Que Dios ha puesto su mirada en usted y en mí y que ha decidido que en nuestra pequeñez podemos hacer grandes cosas, no por nuestros méritos sino por Su bondad.

Casualmente, en la liturgia antigua, el domingo la antífona decía "Yo soy la voz que clama en el desierto". Y decía el padre: "Ustedes también son voces que deben clamar en el desierto, aunque nadie los escuche". Podrá ser camino a la santidad o camino al martirio, no lo sabemos. Pero es camino al fin y el camino se hace al andar: Cristo no nació de un día para otro ni por arte de magia. Pasaron 9 meses desde el Anuncio hasta el Nacimiento y 33 años hasta la Resurrección. ¿Por qué Dios habría de ahorrarle a Maricruz y Gaby algún viaje en burro a Egipto antes de la Transfiguración?

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Pues eso es lo grandioso, lo que quizá no dejé claro en mi entrada, que no nos ahorra nada. Gracias, Gaby.
20/12/11 12:56 PM
  
Eric Culpe
No, no creo. Eso para mí marcó toda la diferencia entre la negra noche del alma y un esplendoroso amanecer en Cristo Jesús. Que Dios te guíe en la búsqueda y no le busques tres pies al gato, porque tiene cuatro. Ya te habían advertido de CyL.
20/12/11 3:34 PM
  
Roberto
No entiendo porqué editan comentarios que falta de respeto
20/12/11 11:47 PM

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