Si nos falla la fraternidad… cristianismo de café

En aquella Mesa Redonda sobre el Estado Laico promovida por la Escuela de Ciencias Teológicas de la Universidad Católica de Costa Rica, llegué a escuchar por primera vez a uno de los expositores, al filósofo costarricense Luis Diego Cascante Fallas, a quien le dieron el papel de abogado del diablo. A raíz de su exposición -bien fundamentada, coherente y “desinstaladora"-, me quedé con interés de conocerle.

¿Adivinen qué?

A través de la profesora Grace Ulate, Directora de la Escuela de Ciencias Teológicas, he dado con él y nos hemos pasado prácticamente la mitad del día intercambiando mensajes de correo.

Cuando se lo solicité, me ha hecho llegar varias de sus investigaciones, una de las cuales es con la que hoy -literalmente- lo traigo hasta ustedes, ya que además -aceptando la invitación-, estará con nosotros para responder a sus preguntas y comentarios.

Elegí una de sus frases para titular esta entrada:

“Si nos falla la fraternidad… cristianismo de café”

aunque -más rigurosamente que yo- tituló el filósofo su nota:

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Fe y justicia

El libro del Éxodo (en particular 3, 1-15 y 6, 2-13) ha sufrido muchas lecturas. Respecto del nombre de Yavé, 3 y 6 son considerados hermenéuticamente como la emergencia de un proyecto divino de liberación.

La lectura medieval del “Yo soy el que soy” (Ex 3, 14) es metafísica, pues se interpreta que ‘el ser’ es el nombre primario de Dios (Cf. É. Gilson. (1969) L’ esprit de la philosophie médiévale. Paris: Libraire Philosophique J. Vrin, p. 50), indicando con esto que el ser es la esencia misma de Dios. Tomás de Aquino (1225-1274) dirá que Dios es ‘El que es’ (Ego sum qui sum), porque Él no tiene nada de otro, puesto que es su mismo Ser. Este principio contiene una densidad metafísica que le convierte en piedra angular de toda la filosofía cristiana. Un ser que habló así se atribuyó el SER con absoluta autoridad. No hay potencia en Dios al atribuirse el Ser plenamente, pues es un acto absoluto del ser en su pura actualidad, siendo la razón suficiente de todas las criaturas. Él es perfecto con perfección no recibida, sino con perfección existida, en virtud de lo cual es el ser necesario para el mundo y, en sí, eterno.

Los exegetas señalan actualmente que Dios revela su nombre a Moisés durante la visión de la zarza ardiente. Se trata de un Dios personal, el de los Patriarcas, que desea intervenir para liberar a su pueblo oprimido en Egipto y conducirlo hacia la tierra prometida. Este nombre el pueblo judío no lo pronuncia nunca. Las cuatro consonantes de YHWH (o tetragrama) son reemplazadas en la lectura por Adonai, “Señor, Dueño”, y traducido al griego por Kyrios. En las Escrituras hebreas, Yhwh es el nombre divino más utilizado (6828 veces).

Aquel “Dios de los padres” (v. 13a) se manifiesta ahora como “seré” (‘me manifestaré como’), el que estaré (con vosotros)”. “El futuro mira justamente a la acción salvadora ya inminente: la liberación de la esclavitud egipcia.” El nombre de este Dios no es otro sino Yavé, un nombre ya conocido, pero con nuevo sentido. Este Dios no es “el que es”, sino el Dios protector y salvador que venía hacia el pueblo oprimido. Se trata del Dios que escucha ahora el clamor de los israelitas oprimidos. El gesto liberador de Dios implica una nueva alianza, lo cual supone el acontecimiento salvífico (la liberación del pueblo oprimido). “Yavé” es un nombre programático para los hombres que luchan por su liberación” (J. Severino C.).

Con el cristianismo Dios es Amor. El amor es casi lo contrario al poder. Y, por eso, la definición significa que Dios (el “ominpotente”) no tiene más poder que su amor. El Reino de Dios (reinado del Amor) da una dimensión comunitaria, universal y terrenal a la filiación divina de cada ser humano. Dios es nuestro Padre (Abbá) y, este Padre, sigue siendo Dios, pero, si no hay nuestro, no hay Padre…La fraternidad era posible para Jesús (“el Reino está cerca”). (J.L. González Faus) Si nos falla la fraternidad… cristianismo de café.

Entonces llegamos a una desinstaladora conclusión: la justicia no es un imperativo moral de la fe, sino su reverso: Quien conoce a Dios practica la justicia (Jr 22,16).

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Luis Diego Cascante Fallas, filósofo costarricense.
Enseña filosofía en lenguas latina y griega en la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, de lo cual derivan sus investigaciones. Su énfasis es en filosofía medieval (San Agustín, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino, entre otros)

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Queda abierto el espacio a comentarios.

El Sr. Cascante, habiendo aceptado la invitación a participar, se hará presente en algún momento; ha dispuesto, además, su dirección de correo para adicionales preguntas y comentarios: [email protected]

Tengan, por favor, en cuenta el cambio de horario, a la hora de la publicación de la presente entrada son las 6am en Costa Rica.

1 comentario

El texto es muy bonito y además está muy bien hilado con la revelación bíblica de Dios.

Con la boca pequeña, flojito y humildemente, debo decir que discrepo de el hilado argumental, aunque comparto la conclusión al 100x100

Básicamente, creo que Dios se reveló más allá de cómo lo entendieron los patriarcas. Lo que nos transmitieron los patriarcas es lo poco que pudieron retener y comprender de la inmensidad de Dios presente ante ello. En este sentido si es comprendo hablar de su "Dios personal".

Entiendo que Dios no tenia el objetivo de llevar a su Pueblo a la Tierra prometida... Más bien, utilizó el anhelo de tierra que tenía su Pueblo, para revelarse de forma más profunda. La Promesa de la Tierra y su obtención son una herramienta de Dios para revelarse e intrincarse con nosotros por medio del vínculo del Amor. Amor que es poder en sintonía con el plan de Dios.

Entiendo que el gesto liberador de Dios conlleva una nueva alianza que realiza su Pueblo. Dios no ha roto nunca el vínculo que le une a nosotros... somos nosotros quienes lo rompemos o lo hacemos inaccesible.

La revelación del Nombre de Dios.. "Yo Soy el que Soy" dos da una información clave para entender (dentro de lo imposible) a Dios... Dios es la sustancia de la misma existencia. Todo lo creado está unido-ligado a El indisolúblemente. El Nombre de Dios revelado a Moises, adelanta lo que el mismo Cristo nos dice: "Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 14, 6)

¿Qué más puede ser el amor que unión más plena y sustancial posible? Por eso San Juan nos dice que Dios es Amor. Yo no relacionaría el Amor con el poder. Son dimensiones diferentes. En todo caso el Amor es precisamente poder,... pero poder como vínculo que sintoniza, reúne, re-liga . Algo así como si habláramos de la fuerza de atracción gravitatoria... que es al mismo tiempo poder y vínculo... pero elevado a una distancia paradigmática infinita

El Amor es evidentemente todopoderoso, ya que engendra, vincula y da sentido a todo lo que existe.

Sobre el Reino de Dios,... yo me fijaría en el sentido de la palabra "Reino"... El Reino de Dios es todo lugar, tiempo y ser que está vinculado y en sintonía con Dios. Es todo lugar, tiempo y ser que donde se hace la voluntad de Dios.

¿Donde aparece el Reino? Ya Cristo nos lo indica al decirnos "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." Mt 18,20 Cristo dice "reunidos en mi Nombre" ¿Cual es el nombre de Dios": "Yo Soy el que Soy"... Donde dos o más se vinculen (y amen) a Dios como Ser fuente de todo ser y sentido universal... allí está Dios con Ellos.

Solo unidos y conformando un solo ser (comunidad), es posible vincularnos por medio del Amor (vinculo de sintonía más pleno y amplio posible) al Camino, la Verdad y la Vida que es Dios mismo.

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Lo dicho, la misma conclusión, utilizando los mismos argumentos, pero enlazados de manera diferente.

Lo dicho, estupendo texto.Gracias. Un saludo fraterno ;)
30/06/10 10:39 PM

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