InfoCatólica / De Lapsis / Categorías: Guerra cultural, Cristofobia, Cultura de la Vida, Aborto, Bioética, Contracepción, Eutanasia, Maternidad subrogada - Vientres de Alquiler, Ecologismo, Educación, EpC, Familia, Feminismo, Homosexualismo (lobby gay), Laicismo, Objeción de conciencia

14.04.08

Ave, Bibi, morituri te salutamus

El gran hermano de Orwell

Se dice que el Ministerio de la Verdad tenía tres mil habitaciones sobre el nivel del suelo y las correspondientes ramificaciones en el subsuelo. En Londres sólo había otros tres edificios del mismo aspecto y tamaño. Éstos aplastaban de tal manera la arquitectura de los alrededores que desde el techo de las Casas de la Victoria se podían distinguir, a la vez, los cuatro edificios. En ellos estaban instalados los cuatro Ministerios entre los cuales se dividía todo el sistema gubernamental. El Ministerio de la Verdad, que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz, para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden. Y el Ministerio de la Abundancia, al que correspondían los asuntos económicos. Sus nombres, en neolengua: Miniser, Minipax, Minimor y Minindancia.

14 de abril de 2008, los ministros y ministras del gobierno de España juran prometen sus cargos. ¿A que es fácil cerrar los ojos e imaginarse esta terrorífica escena inicial de 1984 de Orwell con rostros bien definidos? Y sin embargo ni el profeta inglés pudo imaginar la existencia de un Minigual, en veterolengua Ministerio de la Igualdad. Ayer cuando supe de la noticia sentí pánico, un cierto terror por el futuro de mis hijos.

El espanto no se disparó por el aspecto folclórico —que hayan nombrado como perpetradora a la directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, Bibiana Aido, creo que es lo suyo, el perfil más adecuado—, lo disparó más bien la justificación de su existencia: hacer «pedagogía social» (tiene gracia, lo mismo que arrejuntar los Ministerios de Educación con Asuntos Sociales).

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11.04.08

Médicos pro-vida, ¿un oxímoron?

La mano de la esperanza

El diario El País está en racha. El viernes pasado la moral laica; el lunes el pope de EpC, Goyo para sus amigos, acusaba de prevaricadoras a las comunidades autónomas que protegen el derecho de objeción de conciencia. Dicen las buenas lenguas que los espumarajos que vierte por la boca no se parecen a los de la niña del exorcista, que son más bien una sobredosis de Almax, no se esperaba que dos días después el cardenal Rouco animara a la padres a objetar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ya que «cuanto mayor sea el número de padres que lo hagan, más fácil resulta resolver el problema», y hoy mismo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía falla de nuevo a favor del derecho de objeción de otra familia.

A lo que íbamos, nuestra querida hoja parroquial laica está escandalizada de que no puedan realizarse abortos en la Sanidad Pública —no, no tiene nada que ver con el diario de Zapatero—, que hay una serie de gente que decidió dedicarse profesionalmente a cuidar la vida de los demás, y los muy canallas, acogiéndose espuriamente a su conciencia reconocen que la vida humana comienza al principio —si, ya sé que es una tontería, una obviedad, si comienza es que es al principio; pues no me lo pregunten a mí, que hay quien dice lo contrario—.

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4.04.08

El País descubre la ética

Diario El País

Esta mañana estaba manteniendo el equilibrio en el metro para leer el periódico del vecino sin que se notase demasiado. Entre mis dones naturales no está el carné de conducir, así que puedo hacer algo de deporte. Para mi desgracia el pijiprogre no pasaba de la sección de deportes. Llega la parada, dobla ceremoniosamente el diario exindependiente de la mañana y,… sorpresa, resaltado en portada y con buena tipografía: MORAL DE LAICO, de Francisco J. Laporta. Lo reconozco, pequé, no pude reprimir la curiosidad y compré el periódico. La decepción fue absoluta, todo pecado lleva consigo la penitencia.

Pensé que sería un interesante artículo sobre la fundamentación de la moral desde una postura agnóstica y laica (sic). No es más que un bodrio (dícese del guiso mal aderezado), mal escrito; una sopa de lugares comunes insoportable. Os dejo un párrafo, por si alguien tiene dudas:

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