24.05.16

Dios perdona CON CONDICIONES

Si es que la cosa es de cajón de madera de pino, y lo entienden los niños estupendamente.

Hace no mucho hablaba un servidor con los niños sobre el pecado, la reconciliación y las condiciones para el perdón. Les ponía un ejemplo claro que puede suceder perfectamente en casa. Los niños que se ponen a jugar con el balón dentro de casa. Que no, que eso no, y los críos que siguen… hasta que, como era de esperar, el balón toma vida propia y decide hacer añicos un cristal de la vitrina y parte de su contenido.

¿Qué pasa a partir de ahora? Uf, respondieron los críos. Que te la has cargado… ¿Papá y mamá perdonan? Sí, pero te la has cargado…

Imaginaos, les digo, que tras romper el cristal decís a papá y mamá que os da igual y que pensáis seguir jugando al balón en casa. ¿Así os van a perdonar? Entonces sí que te la cargas…

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23.05.16

20.05.16

El Chuchi en vaqueros

El gran error de la liturgia de estos últimos años ha sido el de olvidarse del culto a Dios para reconvertirse en cuchipanda fraterna. A partir de ahí, todo deviene en invento para fomentar la fraternidad y hacer el encuentro lo más ameno posible.

Dentro de esa amenidad, que demasiadas veces acaba en el más absurdo infantilismo, me vienen a la cabeza hoy esas hojas litúrgicas, esos folletitos salpicados de dibujines tan ¿simpáticos? como memos y con los que nos creemos que convierten a la fe al más tibio de los mortales.

Dibujitos si quieren, que no son otra cosa, pero que transmiten una idea. Yo creo que ya está bien de caricaturas de Dios Padre, de Jesús con camiseta, de traducir todo al lenguaje del comic naif. La fe no se puede presentar como una cosita de ji, ji ja, ja superficial, de colorines, corazoncitos, abrazos for ever y saltemos todos juntos por el camino del arco iris.

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17.05.16

Espectacular misericordia o misericordia espectacular

Las palabras se queman, y una vez quemadas producen un cierto empacho. Servidor ha decidido vacunarse en la medida de lo posible, y he decidido, por la cosa de la salud verbal, que en los próximos meses voy a intentar evitar en la medida de lo posible dos palabras, una por lo civil y otra por lo eclesiástico.

En lo civil, jamás volveré a pronunciar la palabra ESPECTACULAR. Porque estoy hasta ese moño que no tengo de encontrarme con una catarata espectacular, un discurso espectacular, un peinado espectacular, un gol espectacular y una chorrada espectacular. Es que se pone de moda una palabreja y todos como bobos. Hace no demasiado, ante una catarata de las buenas uno alucinaba en colores o incluso llegaba a alucinar pepinillos en vinagre. Hoy no alucina nadie. Pero la cosa adquiere categoría de espectacular. Qué quieren que les diga. Servidor difícilmente acudiría a un espectáculo a contemplar el sombrero de Pepita, salvando por supuesto las carreras de Ascot.

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16.05.16

Avispa inoportuna

Es bueno sonreír de cuando en cuando. Por eso, alguna vez, como hoy por ejemplo, y aprovechando que en Madrid estamos en plenas fiestas de San Isidro, dejaré por aquí alguna anécdota de las que recojo en mi libro “¿A qué hora es la misa de doce?".

Entre los objetos litúrgicos que los sacerdotes utilizamos para celebrar misa hay un pañito cuadrado o rectangular, que puede estar almidonado o incluso reforzado en su interior por una pieza rígida, que lleva el nombre de palia. Su función es tapar el cáliz de forma que se evite que caigan cosas extrañas en el vino.

No, no. No piensen que estamos rizando el rizo, porque en el vino puede caer polvo, que es lo de menos, o aterrizar un mosquito goloso, que siendo el vino habitualmente algo dulce, es más frecuente de lo que parece. Si el mosquito aterriza, o ameriza o vitiviniza antes de la consagración la cosa no tiene especial dificultad. Basta sacarlo con cuidado bien con alguna cucharita si la hubiere o simplemente empleando una esquinita del purificador y asunto concluido.

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