Encima el culpable seré yo
Ahora resulta que el problema es un servidor. Según algunos lectores y comentaristas, no sé si buenos, ingenuos o lo que sea, que mejor no entrar, todo es maravilloso en esta misericordiosa Iglesia nuestra del siglo XXI. Es verdad que puede haber cosas incorrectas, pero, en cualquier caso, mejor callar y hablar de cosas bonitas y positivas.
Comprendido. Te pisan el callo, te meten el dedo en el ojo y, encima, cuando te quejas y lo denuncias te salen que eso es echar leña al fuego y escandalizar, y que mejor digas que qué bonita es la amistad.
Entiendo que echar leña al fuego sea descubrir lo oculto, desvelar secretos, contar chismes y realizar juicios temerarios. No es el caso.