Enterrar a los muertos. Esta mañana, además de las misas, entierro

Esta mañana, domingo de ramos, he celebrado tres misas con su correspondiente bendición de ramos en cada una de ellas. Además, he presidido a primera hora de la mañana el entierro de un vecino. Cosas normales.

Si a todos los sacerdotes nos toca acompañar cristianamente el hecho de la muerte, hacerlo en un pueblo tiene sus peculiaridades. En las ciudades la muerte supone atender al enfermo en casa o el hospital, acudir al tanatorio en algunos casos y acompañar al cementerio si la familia lo pide expresamente y, posteriormente celebrar el funeral en el templo parroquial, al que acuden familiares y amigos.

En un pueblo es del todo diferente, sobre todo el funeral y el entierro. Si el fallecimiento es en el propio pueblo, es sorprendente la solidaridad vecinal en forma de sillas que se prestan para el velatorio, comida que aportan los vecinos y la afluencia constante de vecinos y amigos para acompañar a la familia.

Pero, sobre todo, son muy diferentes funeral y entierro. Lo habitual es recibir al cadáver en el templo parroquial, celebrar la misa de “cuerpo presente” en la iglesia, y después acompañar al difunto hasta depositarlo en el cementerio. Buen momento la misa exequial para predicar las verdades de la fe, ya que son muchos los que, en estas ocasiones, por más alejados que estén, acuden al templo. Es decir, que son los alejados los que acuden a la iglesia: atentos para no echarlos definitivamente, bien por una actitud excesivamente rigorista e intolerante, bien por una misa tan “campechana” que no nos tomen en serio.  

Les cuento los detalles que suelo cuidar en estas ocasiones:

  1. Facilitar las cosas a la familia. Bastante tienen con la pérdida para encima agobiarles con dificultades a la hora de la misa y el entierro. Salvo imponderables –misas dominicales, triduo pascual- mi respuesta, al saber el fallecimiento, siempre es la misma: cuando queráis, yo arreglo lo que sea, como mejor os venga.
  2. Presencia con la familia lo antes posible. Acercarme al tanatorio, a la casa mortuoria si es en el pueblo y rezar juntos.
  3. Misa de exequias sencilla pero cuidada. En la predicación, bajo ningún concepto canonizar al difunto y colocarlo directamente en el cielo. La predicación es a la vez una llamada a la esperanza de la vida eterna y una petición de sufragios por el eterno descanso del difunto.
  4. El recorrido hasta el cementerio lo hago siempre rezando el rosario, lo que es por una parte orar por el difunto, y por otra conseguir un ambiente de silencio.

Para muchas personas no hay más contacto con la parroquia que la asistencia, aunque sea por compromiso, a algún entierro. Para los familiares más cercanos, al menos saber entregarles disponibilidad, afecto, cercanía en estos momentos tan duros. Para el resto, saber combinar acogida con seriedad en lo que se hace.

Ojo, que he dicho afecto y seriedad. Las dos cosas. Afecto para no despachar la cosa como un simple funcionario al que le toca “oficiar” y punto. Cariño, empatía, acogida, calor humano. Y seriedad. No podemos despachar un entierro diciendo que nuestro hermano está en el cielo, porque no es serio, ni bajar tanto el nivel de la celebración que la convirtamos en una cosa sin profundidad.

Entierros. No fallan. Esta mañana, el último. Pues bendito sea Dios por la oportunidad de acompañar a la familia y rezar por el que se fue.

 

15 comentarios

  
Emilio
Empatía lo llaman ahora; caridad cristiana fue siempre.
Ave María...
25/03/18 8:29 PM
  
Jaime Z
Espero que no haya tenido que asistir a la preparación del fallecido en su domicilio. Lo digo porque en los pueblos pequeños (o por lo menos antes) no había funerarias, por lo que solían ser los vecinos y familiares los que se encargaban de "preparar" y "arreglar" al fallecido. Una tarea algo desagradable para aquellos que no estaban acostumbrados a tratar con la muerte. Bendiciones.
25/03/18 10:07 PM
  
Fernanda
Opino un error usar el moraso cono color de las exequias. Conduce al error. El morado no es luto, es penitencia, preoaracion a la Navidad o Pascua. El negro es por excelencia el comor del luto. Las misas exequiales son distintas a todas las demas . Haber perdido el negro me parece una pobreza.
25/03/18 10:30 PM
  
Isabel
Si bien se piensa, vivir es lo raro y morir a esta realidad es una piedra de toque a la que no hay que sustraerse, cómo si fuéramos avestruces.
Se suele decir de alguien que fallece ( dentro de la fe católica ) que esa persona es llamada a la Casa del Padre. Efectivamente, la muerte es un arrebato de todo nuestro ser, desde dentro, hacia Dios. La muerte vive en nosotros agazapada y en frágil equilibrio con esa excepcional circunstancia, divina circunstancia, que es la vida consciente de un descendiente de los primeros padres de la Humanidad, aquellos que desobedecieron a Dios. Conscientes de su contingencia, se tapan los ojos con una venda y solo "ven lo que tocan, desechando la observación de su propia condición física, variable, insoportablemente leve, mortal al fin.
Dios sea alabado por siempre.

25/03/18 11:21 PM
  
Grace del Tabor- Argentina
Esos son los entierros que me gustan. Serios, con amor , Misa, oraciones, cantos. Y solidaridad , que no suele faltar en los pueblos . Oremos por el difunto ,sus familiares y... ¡ Ave María !
26/03/18 6:59 AM
  
rastri
Me gusta la muerte porque me libera de la irresponsable circunstancia de ese mi Pecado Original,; en mi, al final, por tan dolorosa y largo tiempo heredado.

Me gusta la muerte porque siento como ésta, a modo de doloroso despellejar el sentido, me separa; desviste mi mente y cuerpo ese temor a permanecer aterrado y enterrado en la oscuridad y la muerte sepulcral; de ese otro que es volver y permanecer eternamente a la luz y la vida celestial.

Me gusta la muerte y no me gustan los muertos que van a enterrar a sus muertos.

Yo pido a Dios que al día llegado de mi muerte que me avise con tiempo necesario para que, ella, no pille despistado y descuidado




26/03/18 10:01 AM
  
Juan Mariner
Todos los hombres somos iguales ante Dios, y la muerte se lo pone claro a los ilusos que creen que no es así por el poder que han detentado.
26/03/18 1:02 PM
  
Asturiano creyente
Ya me gustaría ser feligrés y animador litúrgico (cantar de cara a los fieles, para intentar que canten, aunque no es fácil, y sobre todo,hacer las lecturas, en una de esas parroquias), y desde luego que no es fácil tratar con los sacerdotes, que suelen tener las manías de los solteros (yo también lo soy y con 76 años), y un afán de dominio de dueños del templo, por lo menos en los que he conocido, y como tampoco son demasiado expresivos a la hora de comentar cómo hacer las cosas, ni dicen tener tiempo y por eso suprimen una lectura de la Palabra de Dios (aunque el sermón que pienso nadie escucha, tiene que durar lo que tiene que durar. Si supieran la de fieles que echaron los sermones de la misa dominical, otro gayo cantaría) aunque luego pierden el tiempo de charleta con quien les entra por el ojo derecho o el izquierdo; y desde luego, ni paciencia, digo yo, de la que suelen carecer, y ya el colmo, alguno son hasta rencorosos. Pues con estos morlacos tenemos que lidiar.
Le deseo mucha suerte, y mucha cosecha de bienes espirituales en nsu ministerio y para sus feligreses.
26/03/18 1:24 PM
  
JuanM
Recuerdo un funeral al que asistí hace tiempo de un chico joven, en un pueblo de Lérida, y todo fue un derroche de sentimentalismo y emotividad. El cura, muy en su línea "americana", ya puso al difunto en el cielo y "ya estará tocando su guitarra eléctrica" , tal cual.
26/03/18 1:55 PM
  
Aro
Un comentario sencillo pero muy útil para los fieles y para una gran parte de sacerdotes. En especial afecto y seriedad evitando canonizar al difunto, que además de resultar ridículo perjudica a los files y al propio difunto.
26/03/18 1:58 PM
  
Juanjo
"bajo ningún concepto canonizar al difunto y colocarlo directamente en el cielo"

Pido que en mi funeral el sacerdote pida y exhorte a los demás a pedir a Dios que perdone mis pecados y tenga misericordia de mi. Nada de distraer al personal contando alguna cosa buena que pueda haber hecho y todos tan tranquilos porque "era un muchacho excelente".

Y para mi lápida las palabras del clásico: VENIAM PRO LAUDE PETO
26/03/18 2:29 PM
  
maru
Comparto todo lo que dice, desde la caridad cristiana hast la seriedad y, por supuesto, lo de no canonizar al difunto.
Bendiciones por su buen hacer.
Diosvte salve Maria......
26/03/18 5:43 PM
  
Josafat
A la gente le suele hacer ilusión imaginarse a sus queridos en el cielo, no cuesta nada colocar al difunto al cielo, una pequeña alegría en un día triste.
26/03/18 7:50 PM
  
M.Rosa
Lastima que ya no halla esa costumbre,a mi me hubiese gustado que mi madre,sus restos que albergo'su piadosa alma,antes que este se se enterrara hasta lo que Dios disponga,lo admitieran en la parroquia para la ofrenda de una misa por su eterno descanso.
26/03/18 11:37 PM
  
F C Romero
D Jorge a mi que esto de las hagiografías del difunto, me resultan un poco dudosas, porque ocurre que por congraciarse o hacerle el favor a los familiares del difunto se puede uno llevar un planchazo. Me contaba un sacerdote hace algún tiempo que cuando era joven en un funeral y para "ayudar" a sobrellevar la sensible pérdida a la familia del finado, en la homilía exaltó la figura de tal manera que al terminar la Misa la viuda en la sacristía le manifestó que de quién había hablado, pues el susodicho era un ser despreciable para ella y sus hijos, a parte de manifestarle algunas "lindezas" sobre el fallecido que no son para reproducir y que echaban por tierra las buenas intenciones del presbítero. Por eso mucho ojo, con lo que se dice y se hace, y más cuando ante Dios apareceremos con toda nuestra verdad, buena o mala, y que sólo Él y el difunto sabrán el juicio que merece, aunque haya algunos abogados defensores que no debemos desechar y nuestras oraciones por los difuntos son medios de defensa y de ayuda al necesitado que Dios, todo Misericordia, también tiene en consideración.
27/03/18 8:25 PM

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