15.03.07

Sobre lo de Sobrino

Tras hacer una segunda y tercera lecturas más pausadas de la notificación de la CDF sobre dos de los libros de Jon Sobrino, he llegado a las siguientes conclusiones:

1- Lo que se dijo que iba a ser, no ha sido. Es decir, ni se le suspende, ni se le condena como teólogo católico, ni "ná de ná". Por tanto, ni se le puede considerar mártir de nada por los de siempre, ni se le puede llamar hereje irredento… por los de siempre.

2- De todos los errores y/o presuntos errores, en mi opinión el más grave, de lejos, es el que aparece en el siguiente texto de Sobrino:

"Digamos desde el principio que el Jesús histórico no interpretó su muerte de manera salvífica, según los modelos soteriólogicos que, después, elaboró el Nuevo Testamento: sacrificio expiatorio, satisfacción vicaria […]. En otras palabras, no hay datos para pensar que Jesús otorgara un sentido absoluto trascendente a su propia muerte, como hizo después el Nuevo Testamento" (Jesucristo, 261)

A mí eso me parece una barbaridad de tal calibre que, por sí sola y ante una negativa pertinaz del autor a rectificar, merecería una condena más firme, pero maestros y pastores tiene la Iglesia que saben más que un servidor. Del resto de puntos rebatidos, la mayoría son, matizados por la propia visión de Sobrino, fruto de la "gloriosa" exégesis moderna que tanto le debe a ese muerto viviente y estéril llamado protestantismo liberal. Pero nada, oye, sarna con gusto no pica. Y si a alguno le pica, que se rasque y se aguante.

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14.03.07

Usted perdone, señor Montoya

Mire, es que he escuchado en la Cope las palabras del arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Santiago García Aracil, y claro, mi corazón se ha constreñido. He sido durísimo con usted. Y eso noooo es bueeeeeno, no. Tenemos que ser comediiiiidos, no vaya a ser que algunos nos llamen fanáticos intolerantes y talibanes fascistoides.

¿Sabe lo que me pasó? Pues que creí que eso de poner la otra mejilla es apropiado sólo cuando la ofensa es contra uno mismo y ahora resulta que no. Que si usted blasfema contra mi Dios, si representa a la madre de mi Señor en cueros en actitud pornográfica, si sugiere un Cristo con corona de espinas masturbándose….. yo tengo que reaccionar en plan beatífico, modosito y comedido.

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Texto oficial del Vaticano sobre las obras del P. Jon Sobrino, SJ

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

NOTIFICACIÓN sobre las obras del P. Jon SOBRINO S.J:
Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret (Madrid, 1991)
y
La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas (San Salvador, 1999).

Introducción

1. Después de un primer examen de los volúmenes, Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret (Jesucristo) y La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas (La fe), del R.P. Jon Sobrino S.J., la Congregación para la Doctrina de la Fe, a causa de las imprecisiones y errores en ellos encontrados, en el mes de octubre de 2001, tomó la decisión de emprender un estudio ulterior y más profundo de dichas obras. Dada la amplia divulgación de estos escritos y el uso de los mismos en Seminarios y otros centros de estudio, sobre todo en América Latina, se decidió seguir para este estudio el "procedimiento urgente" regulado en los artículos 23-27 de la Agendi Ratio in Doctrinarum Examine.

Como resultado de tal examen, en el mes de julio de 2004 se envió al Autor, a través del R.P. Peter Hans Kolvenbach S.J., Prepósito General de la Compañía de Jesús, un elenco de proposiciones erróneas o peligrosas encontradas en los libros citados.

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Acerca del revuelto ante la carta de Monseñor Sanz Montes

A los políticos en general, y a los de izquierda en particular más acusadamente, no le gusta nada que los obispos osen analizar la situación que ellos crean con sus actuaciones. Para que quede claro que no es solo un problema de la izquierda, recordaré la patética actuación del gobierno de Aznar cuando los obispos se negaron a firmar el pacto antiterrorista. Hasta el embajador de España ante el Vaticano pidió explicaciones en Roma. Ahora que hemos visto en qué ha quedado ese pacto y cómo se ha usado para la confrontación política, sólo podemos alabar la decisión episcopal de no firmarlo, pues de haberlo hecho, habrían estado como firmantes del mismo en medio del huracán.

Ahora bien, una cosa es que los obispos no se conviertan en agentes activos de la política española y otra muy distinta que no tengan el derecho, y muy posiblemente también el deber, de hacer oir su voz ante las circunstancias actuales. A nadie se le escapa que España está hoy pasando por la crisis política más importante de la reciente etapa democrática. A ningún católico fiel al magisterio, ¿acaso se puede ser católico de otra manera?, se le escapa que en estos tres años se ha legislado contra la ley natural, se ha reabierto la polémica absurda sobre la II República, la Guerra Civil y todo aquello que se enterró durante la Transición siguiendo el modelo evangélico de "dejar que los muertos entierren a sus muertos" y "no mirando a lo que queda atrás, prosigo hasta la meta…". A millones de españoles no se nos escapa que el gobierno quiere meter sus narices en algo tan sagrado como es el tipo de educación en valores que queremos para nuestros hijos. Y somos millones los que también estamos indignados ante el cambio de política terrorista que nos ha llevado a una situación en la que Eta ha resucitado política y socialmente después de haber estar contra las cuerdas.

Ante semejante panorama, ¿puede un pastor de la Iglesia mirar para otro lado? ¿puede situarse en una equidistancia entre los que según su criterio llevan al país al desastre y el resto? Por supuesto que no. No caben medianías, no caben componendas, no caben tibiezas ante la que nos está cayendo. Por tanto mientras, como guante a la mano, los obispos se amolden a la doctrina de la Iglesia sobre los asuntos sociales y políticos, tienen la responsabilidad de orientar a sus fieles en todas estas cuestiones. Lo podrán hacer mejor o peor, con más o menos tacto, con mayor o menor contundencia, dependiendo de la personalidad y forma de expresarse de cada uno de ellos. Pero han de hacerlo. Y mi obispo, Monseñor Jesús Sanz Montes lo ha hecho en su carta del pasado domingo.

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13.03.07

En un lugar de Extremadura, de cuyo nombre no quiero acordarme

En un lugar de Extremadura, de cuyo nombre no quiero acordarme, nació un personaje peculiar que, cámara fotográfica en mano, hizo de la provocación, el mal gusto y la zafiedad su modo de ganarse la vida. Dado que vivió en una era donde la estupidez humana había alcanzado tal grado de ignominia que a la basura llamaban arte, nuestro "caballero de la cámara obscena" logró que el material nacido de sus excrecencias mentales fuera expuesto en museos y objeto de estudio en universidades. Por ejemplo, el servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura (Uex) editó un trabajo de investigación, realizado por una licenciada en Historia del Arte, que versaba sobre los contenidos y la estética de la fotografía del pornofotógrafo. Dicho trabajo, que era la memoria de licenciatura de su autora, había sido dirigido por la catedrática de Historia del Arte de la Uex. La autora, chica cabal donde las haya, decía de la obra del envilecido que "…. sus contenidos fuertes, provocadores e impactantes hacen que muchas personas no vean lo que hay detrás de sus fotografías. Por ello se pretende que quien lea esta obra entienda todo lo que esconde la imagen. Su trabajo no tiene nada gratuito, todo tiene su sentido".

Pero, lógicamente, muchos contemporáneos no tenían tal amplitud de miras. Y así, se produjo una reacción popular cuando esa Universidad y la consejería de Cultura de la Junta de Extremadura publicaron sendos libros del fotógrafo indigno, en los cuales aparecían fotografías pornográficas que pretendían representar a Jesucristo, su Madre María y el arcángel San Gabriel. Para más inri, el candidato socialista a una de las capitales extremeñas había prologado el libro blasfemo.

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