Pisoteando la ética hacia una actitud irresponsable, por el todavía no excom
En Religión Digital se nos informa de lo que el teólogo Hans Küng acaba de decir en México. Y, para no variar, su discurso suscitará el aplauso del mundo, en el sentido bíblico del término, así como la de aquellos que desde dentro de la propia Iglesia siguen todavía en la "la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia" (Ef 2,2).
Y es que Küng llamó a la iglesia católica a no radicalizar la postura que tiene sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad y la anticoncepción, cuatro problemas que son delicados, porque los mismos católicos tienen visiones diferentes y no es posible hacerlos parte de una ética mundial.
A ver si lo entiendo bien. Como no todo el mundo está de acuerdo en que hay que proteger la vida desde su concepción hasta su fin, como tampoco está conforme en que la práctica de la homosexualidad es pecado y como es obvio que los condones y demás métodos anticonceptivos están a la orden del día, pues entonces la Iglesia ha de retroceder y dejar de defender radicalmente la vida, conceder que su moral sexual ha sido retrógada y debe de adaptarse a los nuevos tiempos, y dedicarse a hacer campañas del "póntelo, pónselo".
Pues mire, señor Küng, métase su ética donde le quepa y deje a la Iglesia en paz de una puñetera vez.