Por supuesto que hay que orar por la conversión de los judíos
… y de los budistas, y de los musulmanes, y de todos los hombres. Dios quiere que todos se salven y para eso envió a su Hijo. Es necesario, pues, que todos se conviertan a Cristo para ser salvos.
San Pedro lo tenía claro:
Hechos 4,12
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
San Pablo lo tenía claro:
1ª Tim 2,5
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
El propio Cristo lo tenía claro:
Juan 3,16-18
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
y 36
El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Por tanto, quítese de cualquier texto litúrgico la expresión "pérfidos judíos", pero nunca la oración por la conversión de todo Israel. Conversión que de hecho fue profetizada por San Pablo (Rom 11,16) y que recoge el Catecismo. ¿Vamos a dejar de orar por la conversión de los judíos si el propio San Pablo dijo que no le importaría ser anatema si con ello se lograba dicha conversión?:
Rom 9,3-5
Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne, que son israelitas. De los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas. De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
Amén,
Luis Fernando Pérez Bustamante