Señor Zapatero, los que no somos como Judas servimos antes a
Dijo ayer Zapatero ante sus cachorros: "Ninguna fe puede oponerse a las leyes, que emanan de la soberanía popular, a través del Parlamento". Y dijo el jefecillo de sus cachorros, un tal Sergio Gutiérrez Prieto:
"Una jerarquía eclesiástica que se opone a que se enseñen los valores constitucionales no se merece que la sociedad contribuya a su financiación".
A estos dos rojos (así les gusta que se les llame) les diremos muchos católicos: si su democracia consiste en que el Estado dictamina en qué valores han de educarse nuestros hijos, métansela por donde les quepa. Y también se pueden meter donde les quepa su amenaza de cortar la financiación, que además con la última reforma depende sólo de la voluntad de los fieles. ¿O es que piensan que todos los católicos somos como esos religiosos cobardes y traidores que venden su dignidad por las monedas de plata del concierto escolar? ¿de verdad quieren ustedes jugar a ahogar la voz de los obispos y los católicos en comunión con ellos, bajo la amenaza de quitar de la declaración de la renta la casilla voluntaria para la financiación de la Iglesia?