Otra vez Kasper, otra vez el ecumenismo.

He de confesar que cuando he leído las últimas declaraciones de Kasper sobre el ecumenismo, me ha invadido la preocupación. Siendo uno de los miembros menos conservadores del colegio cardenalicio y de la curia, resulta lógico pensar que es la persona ideal para el diálogo ecuménico. Pero anda tristón el cardenal alemán. Es como si se hubiera dado cuenta de que hay abismos que no se pueden cruzar ni con todo el voluntarismo del mundo. Pero lo que más preocupa es el desconocimiento de aquello que se supone que es la materia de la que se ocupa. Por ejemplo, me quedo perplejo al leer a su Ilustrísima decir esto:

¿Por qué se estancó el diálogo ecuménico?

Debemos colocar las cosas en perspectiva. Inicialmente se pensó que el proceso iba a ser más rápido, pero ahora se coincide en que será más lento. Hay menos euforia. El crecimiento de las iglesias pentecostales y ciertas diferencias con algunas de ellas, por ejemplo en cuestiones de bioética como aborto y eutanasia, dificultaron más las cosas.

A ver, ¿desde cuándo las iglesias pentecostales mantienen posturas diferentes de la Iglesia Católica en esas cuestiones? No existe ni una, pero lo que se dice ni una, iglesia pentecostal que no condene el aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones. Así que una de dos. O el que ha traducido la entrevista ha traducido mal u omitido algo, o el cardenal no se entera. Y si no se entera de lo que creen las iglesias protestantes que más crecen numéricamente en el mundo, ya me contará cómo puede dialogar con ellos.

Walter Kasper vuelve a constatar un hecho que no puede sorprender cualquiera que conociera de verdad las enormes diferencias entre el catolicismo y el protestantismo:

Para volver a poner en marcha el diálogo necesitamos algo más que diálogos académicos. Necesitamos más fuerza en lo espiritual. Unirnos en la oración. Porque si nos quedamos en lo académico, el diálogo se traba.

No, mire, no es que necesitemos algo más que diálogos académicos. Es que no habrá forma de avanzar casi nada por la vía del diálogo académico. Los "solas" protestantes van a estar ahí siempre. Los dogmas católicos también. Y no hay vía media entre unos y otros. Por tanto, seamos sinceros. Seamos claros. Seamos honestos. Seamos cristianos y no escondamos la verdad. En el terreno doctrinal no puede avanzarse mucho más de lo poco que se ha avanzado con algunos sectores, minoritarios, del protestantismo. Los calvinistas no van a renunciar a su tulipán. Los bautistas no van a aceptar el bautismo de niños y la regeneración bautismal. No habrá apenas un solo protestante que acepte la Eucaristía y el sacrificio de la misa. No, señores. Por más que se reunan, por más que se sienten a hablar, eso no va a ocurrir. Por eso, el único camino posible es el que señala precisamente el cardenal Kasper:

Si entramos en oración, el proceso es más fructífero. Debemos hacer más ecumenismo espiritual. En ese sentido, creo que estamos entrando en un nuevo sistema.

Bien, perfecto. Orar juntos une mucho. Pero cada uno mantendrá su identidad y no será posible la comunión eclesial total. Acéptese tal cosa y no habrá más problemas, ni más desilusiones. El tren del ecumenismo con los protestantes ha de entrar en esos raíles y no volver a la vía muerta del intento de acuerdo sobre cuestiones doctrinales en la que jamás habrá tal acuerdo. No pasa nada, señores. Se intentó y se constató que no se podía ir por ahí. Vayamos por donde todavía se puede avanzar no poco. Yo no es que piense que hay mucho que recorrer por ese camino, pero si el Papa y los obispos insisten en que no hay marcha atrás en todo este proceso, pues adelante. Pero hágase bien. Váyase por donde se puede ir, no por donde sólo hay un acantilado en el que despeñarse.

Luis Fernando Pérez Bustamante