InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Secularización interna de la Iglesia

10.01.17

¿Y por qué habrían de casarse por la Iglesia?

En el año 2001, el 73.1% de los matrimonios que se celebraron, fueron por la Iglesia Católica. En el año 2015, el porcentaje de matrimonios católicos alcanzó el 29.6%.

Semejante desplome puede ser analizado desde muchos puntos de vista. Para mí lo que está ocurriendo es absolutamente normal. Se está equiparando el nivel de práctica religiosa con el nivel de sacramentos “sociales". O sea, bautismo, primera comunión y bodas. De hecho, en España no hay, ni por un casual, un 30% de católicos practicantes. La cifra debe de andar por la mitad. Y entonces surge la pregunta: ¿a cuento de qué alguien que no asoma nunca por la Iglesia tiene que asomar para celebrar un sacramento del que seguramente no cree lo que la Iglesia enseñaba -al menos hasta Amoris Laetitia- sobre el mismo?

Ya no existe la presión social para casarse por la Iglesia. Más bien lo contrario. El argumento de que la boda religiosa queda más bonita empieza a ser ridículo, pues se pueden celebrar bodas civiles con una fanfarria similar.

Lo lógico es que se casen por la Iglesia solo aquellos que saben de verdad lo que van a hacer contrayendo ese sacramento. Los que luego tienen la intención de llevar una vida matrimonial cristiana. El día en que tal cosa ocurra, el porcentaje de bodas católicas superará por poco el 10%. Con los bautizos ocurre lo mismo. ¿Qué sentido tiene bautizar a un hijo si no hay la menor intención de educarle en la fe católica? 

Ante esta situación todavía habrá quien diga que España sigue siendo católica. Pues miren, no. En este país todavía queda un porcentaje importante de católicos pero a la inmensa mayoría le tiene sin cuidado la Iglesia y la fe. Según recientes estudios hay bastantes más ateos que católicos practicantes. Y entre la juventud, la diferencia empieza a ser abisal.

La Iglesia en España tenía, y físicamente todavía tiene, una estructura preparada para atender a gran parte de la población, pero esa población le ha dado mayoritariamente la espalda. Mucho se ha hablado de la falta de vocaciones al sacerdocio. Pero si todo sigue así, lo que van a sobrar dentro de muy pocos años no son sacerdotes sino parroquias, e incluso diócesis. 

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26.12.16

En San Carlos Borromeo de Entrevías no se celebra Misa

Entrevías es un barrio del distrito de Puente de Vallecas, situado en la parte sureste del municipio de Madrid. En el mismo viven alrededor de 40.000 personas. Hasta el año 2007 había una parroquia, la de San Carlos Borromeo, que fue convertida en centro pastoral por el cardenal Rouco Varela, por entonces arzobispo de Madrid. En un principio el cardenal tuvo la intención de cerrar el templo, que se hizo famoso porque se “comulgaban” rosquillas. Cambió de decisión, seguramente por la presión mediática.

Mi impresión es que la denominación “centro pastoral” o “parroquia” viene a ser lo mismo para aquellos que acuden allá. Les da igual como se llame. El responsable, antiguamente párroco, es el sacerdote Javier Baeza, que acaba de conceder una entrevista al diario El Mundo. Una de las cosas más evidentes que se desprende de sus palabras es que lo que se celebra cada domingo en ese templo no es la Santa Misa. Dice don Javier:

- Cuando en su parroquia Dios sabe a rosquillas, ¿quién se atraganta?

Se atragantan todos aquellos que, a la contra, piensan que Dios sólo sabe a oblea de plastiquito. Celebrar con rosquillas, bollos o polvorones no es un acción contra nadie, es sólo expresar desde la cotidianidad que vivimos. Si Dios se hubiese encarnado en el Polo Norte, hoy el cuerpo y la sangre de Cristo serían carne y sangre de foca. Y no nos escandalizaríamos. (¿Pero qué hay por debajo de eso?) ¿De ese escándalo? Una concepción muy materialista de que Cristo está en un tipo de vino y en un tipo de pan, que para más inri, no está. Ésa es la sacramentalidad del pan y el vino, no lo que es la materia, sino el significado que tiene. Ahí estamos en absoluta comunión con la ortodoxia católica.

Y:

- Si usted no está de acuerdo con la estructura y la liturgia católicas, ¿por qué sigue en el club?

Porque soy católico. A mí no me hacen ser católico la liturgia y el ritual. La liturgia la hace la comunidad, y los rituales no son inamovibles. Yo me he pasado la mitad de mi vida disfrazándome para celebrar y utilizando esos libros rojos que la mitad de las veces no entendía porque decían cosas muy complicadas pero había que decirlas. El peso de tu ser católico no lo puedes poner en la repetición monótona de una serie de gestos. Yo, hasta ahora, no he visto necesidad de mantener mi fidelidad al Evangelio yéndome de la Iglesia. Si se me plantease fidelidad al Evangelio, esto es, a la gente empobrecida, o fidelidad a la estructura, no tendría duda, eh. La Iglesia es mi familia, a mí me han salido los dientes en la Iglesia católica, con sus luces y sus sombras. Ya lo dijo San Agustín, no un pantuflas como yo, la iglesia es casta y puta. Pues como muchas relaciones humanas.

Bien, el Catecismo de la Iglesia Católica dice:

1377 La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo (cf Concilio de Trento: DS 1641).

1378 El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. “La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión en medio de la alegría del pueblo” (MF 56).

1413 Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Concilio de Trento: DS 1640; 1651).

Por tanto, lo único que se puede consagrar es pan y vino. No rosquillas, no bollos, no polvorones, sino pan. No Coca cola, no Fanta de naranja, no whisky, sino vino.

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14.12.16

El castigo de Hebreos 10,28-32

A menos que quieran cargarse también esta doctrina, cosa que no descarto, de momento es católico afirmar que quien peca gravemente y muere sin arrepentirse y confesarse, va al infierno.

Pero como bien dijo Cristo, hasta en el infierno hay grados.

En verdad os digo que en el día del Juicio la tierra de Sodoma y Gomorra será tratada con menos rigor que esa ciudad. 
Mat 10,15

Pues bien, aunque esto no lo dice Cristo, creo que no es muy aventurado creer que dentro del infierno tiene que haber un lugar muy especial para aquellos que, teniendo el ministerio de proclamar la verdad, ayudan a los pecadores a condenarse. Dice Dios por medio del profeta Ezequiel:

Hijo de hombre, te he puesto como centinela de la casa de Israel. Cuando recibas una palabra de mi boca, se la anunciarás de mi parte.  Si digo a un malvado. «Vas a morir» y tú no le adviertes ni le insistes para que se convierta de su mal camino y viva, el impío morirá por su culpa, pero demandaré su sangre de tu mano. Si, por el contrario, adviertes al malvado y no se convierte de su iniquidad y de su mal camino, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu alma.  
Y si el justo se aparta de su justicia y comete una iniquidad, pondré ante él un obstáculo y morirá. Como no le advertiste, morirá por su pecado y no se tendrán en cuenta las obras justas que había hecho. Pero demandaré su sangre de tu mano.  Sin embargo, si adviertes al justo para que no peque y no peca, ciertamente vivirá porque atendió la advertencia y tú habrás salvado tu alma.
Eze 3,17-21

No hace falta haber estudiado teología en una universidad pontificia para saber que el suicidio es un pecado muy grave. Aunque ciertamente puede haber atenuantes en la responsabilidad de quien lo comete -p.e, una grave enfermedad psiquiátrica-, no hay nada que justifique el quitarse la vida.

Por desgracia, las legislaciones de los países democráticos favorecen cada vez más la eutanasia, que es una forma como cualquier otra de suicidio, pero con el agravante de que el Estado y el personal médico o sanitario lo facilita.

La Iglesia, como no puede ser de otra forma, condena la eutanasia. Pero resulta que los obispos canadienses del atlántico se han contaminado del virus de la falsa misericordia y han decretado que sus sacerdotes pueden administrar los últimos sacramentos a las personas que quieren suicidarse. Es decir, si alguien quiere quitarse la vida, va el sacerdote, le confiesa, le absuelve… y después se mata. Es difícil concebir una depravación mayor de los sacramentos instituidos por Cristo. Es difícil imaginarse una prostitución más perversa de la fe y la moral católicas.

Sin duda de esos obispos se puede decir esto:

Al que viola la ley de Moisés lo ejecutan sin compasión, basándose en dos o tres testigos.
¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá quien pisotee al Hijo de Dios, profane la sangre de la alianza que lo consagra, y ultraje al Espíritu de la gracia? Conocemos al que dijo: Mío es el desquite, yo daré a cada cual su merecido, y también: El Señor juzgará a su pueblo.
Es terrible caer en manos del Dios vivo.
Heb 10,28-32

Esos obispos canadienses pisotean a Cristo y profanan su sangre derramada en el Calvario convirtiendo el sacramento del perdón en vía libre para suicidarse. Más que obispos de Cristo parecen obispos de Satanás (2ª Cor 11,13-15). Y lo peor de todo es que presentan su decisión como un acto de misericordia. Afirma Mons. Claude Champagne que ponen más énfasis en el cuidado pastoral que en la doctrina. ¿Qué misericordia es esa que acompaña al pecador camino del infierno? ¿qué tipo de pastor es el que ayuda a la conciencia del suicida a suicidarse? ¿qué pastoral ese esa que se burla de la doctrina?

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4.12.16

No se conformarán con dar de comulgar a los divorciados vueltos a casar

En el avance de la cultura de la muerte, especialmente en todo lo relacionado con las leyes que despenalizan el aborto y la eutanasia, la estrategia siempre ha sido clara. A saber:

1- Se presentan casos extremos. Por ejemplo, una niña de 11 años embarazada tras haber sido violada. 

2- Se dan datos falsos sobre mujeres muertas por abortar en condiciones insalubres.

3- Se abre la puerta a la despenalización en ese tipo de supuestos, introduciendo algún coladero como el de la salud psicológica de la madre.

4- Se acaba considerando el aborto como un derecho.

Idem con la eutanasia, que en los países europeos donde está legalizada ha empezado a utilizarse para ayudar a suicidarse no solo a enfermos terminales sino a personas con graves problemas psicológicos. Y parecido ocurre con las uniones homosexuales, que en un primer momento eran reconocidas solo como uniones civiles y luego pasan a equipararse a los matrimonios, con derecho a adopción. 

Pues bien, es exactamante lo mismo que está ocurriendo en la Iglesia en relación a tres sacramentos: Matrimonio, Confesión y Eucaristía.

En el magnífico post de Alonso Gracián sobre la clara influencia en Amoris Laetitia de las tesis luteranas de Bernhard Häring sobre la relación entre gracia, ley y pecado, un comentarista afirma lo siguiente.

El artículo, interesante, no consigue encontrar fisuras en la exhortación si es que ese era su objetivo. Sin mencionarla, está en perfecta consonancia con Veritatis Splendor pero con un matiz: consigue descomponer la resplandeciente Luz de la Verdad en su espectro visible. Esa es la diferencia en la Ley divina y su aplicación normativa. La Ley es siempre la misma, y no admite excepción, pero hay matices que no se pueden obviar y a los que se llega aceptando esa Luz en toda su integridad.

Y esto le he respondio:

O sea, hay excepciones. Llamemos a las cosas por su nombre. No son matices. Son excepciones.

La ley -el dogma, añado- indica que el matrimonio es indisoluble, que el divorcio y recasamiento es adulterio y que, incluso independientemente de la imputabilidad, no se puede tomar la comunión en esas condiciones.

Si resulta que tras la AL ningún divorciado vuelto a casar puede comulgar, ¿de qué estamos hablando? ¿a qué estamos jugando? ¿por qué no aparece el Papa y dice claramente que nada ha cambiado en ese punto en concreto? Al fin y al cabo, fue lo que le dijo al cardenal Meisner a finales del 2013. Cito:

En mi última visita al Papa Francisco pude hablar muy francamente con el Santo Padre sobre todos los temas. Y también le dije que cuando habla en forma de entrevistas y breves discursos se quedan algunas preguntas abiertas, que para los no iniciados deberían en realidad precisarse más. El Papa me miró fijamente y me dijo que le mencionara un ejemplo.

Y mi respuesta fue entonces que a su regreso de Río a Roma, mientras viajaba en el avión, se le mencionó el problema de los divorciados vueltos a casar. Entonces el Papa simplemente me respondió: «los divorciados pueden comulgar, pero no así los divorciados vueltos a casar. En la Iglesia Ortodoxa se pueden casar dos veces». Hasta ahí su declaración.

¿Y bien? ¿hace tres años no podían comulgar y hoy sí? ¿qué ha cambiado de las palabras de Cristo sobre este tema, de las de San Pablo sobre las condiciones para acceder a la comunión y de las enseñanzas del magisterio católico desde por lo menos Trento hasta ahora? ¿nada?

Y si no ha cambiado nada, ¿por qué hay cardenales y obispos diciendo que los divorciados vueltos a casar ya pueden comulgar?

Mire, caballero, a los que queremos que la Iglesia sea fiel a Cristo, a la fe que está llamada a custodiar, defender y difundir, se nos puede tratar como fundamentalistas, como rigoristas, como lo que quieran. Pero como estúpidos, no, por favor. No nos traten como imbéciles. No lo somos. 

De todas formas, se equivocan quien cree que todo acabaría con el quebranto de tres sacramentos que supone dar de comulgar a divorciados vueltos a casar. Quieren más. Mucho más.

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29.11.16

Están nerviosos

Quizás pensaban que podían cargarse tres sacramentos (Matrimonio, Eucaristía y Confesión) así como así. Quizás pensaban que podían cargarse el magisterio pontificio de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y la totalidad de los Papas previos a ellos. Quizás pensaban que podían dejar en nada las palabras de Cristo prohibiendo el divorcio y llamando adúlteros a los que se vuelven a casar.

Pues no, en la Iglesia de Cristo siempre habrá profetas, pastores y hombres de Dios que no cederán ante el error, que no cederán ante la manipulación, que no se arrodillarán ante la herejía, venga de donde venga. Al fin y al cabo, se toman en serio la advertencia del apóstol San Pablo:

Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema!
Gal 1,6-9

Da igual que un sector de la Iglesia muy importante apoye el error y una gran mayoría permanezca callada. El verdadero profeta no callará jamás. No puede. Dios no se lo permite. Le da fuerzas para ir contra corriente. 

Miren ustedes, lo que está en juego es la profanación de la Eucaristía. Y ante eso, no caben silencios ni actitudes complacientes. También está en juego la doctrina católica sobre la gracia. Algunos ya advertimos, precisamente, que ellos no creen en el poder de la gracia. Creen que se puede ser católico y vivir en pecado sin intención de dejar de pecar. Es más, creen que Dios no nos capacita para poder dejar de pecar mortalmente, siquiera sea de forma gradual. En otras palabras, creen lo mismo que Lutero. Pero Lutero se fue o le echaron de la Iglesia, no se quedó para intentar destruirla desde dentro.

Cuatro cardenales, que desde luego no están solos, han planteado al papa Francisco dudas absolutamente razonables sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia. Como vieron que el Papa no tenía intención de responderles, decidieron hacer públicas sus dudas. Ha sido como abrir la caja de Pandora. Truenos y centellas, amenazas de sanciones y, ahora, sugerencia de que podrán perder el cardenalato. ¿Qué será lo siguiente? ¿petición de excomunión porque han osado levantar la mano y preguntar?

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