InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sociedad siglo XXI

1.10.07

Monseñor Sánchez pone el dedo en la llaga

El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Monseñor José Sánchez González, ha escrito una carta a sus diocesanos (y no sólo a sus sacerdotes como recoge incorrectamente alguna información) llena de sentido común y de planteamientos y preguntas que de ser respondidas adecuadamente, ayudarían mucho a calmar el ambiente político social de este país.

Dice Monseñor Sánchez:

Hay asuntos tan importantes (la educación lo es, como la defensa y las relaciones exteriores, entre otros) que deben ser acordados y no imponerse por la simple mecánica de la mayoría parlamentaria. Cuando es así, las leyes duran lo que duran las mayorías de los Parlamentos.

Tres décadas de democracia deberían servir para que al menos esa lección la hubiéramos aprendido. Un país que cambia radicalmente de rumbo cada vez que cambia de gobierno acabará desquiciado. La responsabilidad principal, al menos en el caso de España, reside en los partidos mayoritarios. Cuando uno de ellos, como es el caso, quiere imponer un modelo de sociedad concreto, que se sabe que no puede ser aceptado sin más por buena parte de la sociedad, el choque es inevitable. No se construye una nación desde un resultado electoral de 3 ó 4 puntos más que el principal partido opositor. De hecho, ni siquiera tendría sentido que un 60% quisiera obligar al 40% restante a aceptar unas leyes que atenten contra la esencia de los valores de la minoría. Y no digamos nada si el tema en cuestión es la educación de los niños y jóvenes que serán adultos a la vuelta de la esquina.

Por otra parte, la sociedad española debe de ser consciente de que no se puede dejar todo en manos de los políticos. Triste sistema político es ese que consiste solamente en depositar el voto en una urna cada cuatro años.

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22.09.07

Oportunidades perdidas, oportunidad presente.

Lo sabemos, lo hemos experimentado en nuestras propias vidas, lo hemos visto en algunos de nuestros amigos o familiares. Hay trenes que nunca vuelven a pasar, oportunidades que no volverán, decisiones que luego no se pueden revertir. Si somos lo suficientemente humildes como para dejarnos guiar por Dios, podemos evitar parte de las consecuencias de los malos pasos dados, pero la suela de nuestras sandalias se habrá desgastado innecesariamente para desandar el mal camino antes de emprender el correcto. Y en esta corta vida no es tiempo precisamente lo que nos sobra.

Decía el cardenal Cañizares en la entrevista que le hizo Losantos ayer en la Cope, que una de las razones del desplome de la educación en España es que en su día no se produjo una oposición frontal a una ley que se adivinaba tan nefasta como ha resultado ser. Y añadía que ante lo de la EpC, podemos estar ante la misma tesitura. Bajar los brazos hoy, incluso disimulando que no se hace tal cosa al apelar a adecuaciones de la materia a un ideario que no se sabe al servicio de quién está, es abrir la puerta a un deterioro que quizás sea irreversible a medio-largo plazo.

Usando un simil que a muchos puede no gustar, cuando se tiene un ejército poderoso, pero los oficiales al mando ponen a sus soldados a hacer calceta mientras el enemigo avanza por el territorio propio, lo normal es que se pierda la batalla, el honor y la vergüenza. En la cuestión educativa, nunca tantos pudieron hacer tanto e hicieron tan poco.

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21.09.07

O santos o traidores. Nunca tibios

José Manuel Vidal entrevistó ayer para Religión Digital a Manuel de Castro, secretario general de FERE-CECA. Como no podía ser de otra forma, el tema fundamental fue la EpC. Y como no podía ser de otra forma, don Manuel se reafirmó en la línea de la FERE, defendiéndose de las acusaciones vertidas contra la patronal de los colegios católicos. Es más, da la sensación de que en algún momento se aludía directamente a argumentos y, sobre todo, adjetivos que han salido de los blogs de Religión Digital. Y afinando, de algún blog en concreto….

De toda la entrevista, hay dos o tres asuntos que me han alarmado bastante. Por ejemplo:

Los colegios católicos van a dar la asignatura y completa. "A los alumnos de hoy no hay nada que ocultarles. Es un error por parte de la escuela ocultarles cosas. Un error que cometimos, por ejemplo, en la educación sexual. No hay nada que ocultarles y menos hoy, cuando pueden acudir a todo tipo de información y están viviendo esas situaciones. La clave está en educar a los alumnos críticamente y con razones". Eso sí, "en nuestros colegios vamos a transmitir la visión cristiana de esos valores, sin ocultar las razones de los que dicen lo contrario".

Pregunto yo: ¿no serán los padres los que tengan algo que decir sobre si es conveniente que a sus hijos se les dé tal o cual tipo de educación sexual? ¿no serán los padres los que deben determinar si quieren que a sus retoños se les expliquen las razones de los que tienen una moralidad sexual contraria a la suya? ¿es lógico que en un colegio de curas o de monjas, aunque sea para rebatirlas, se explique a los alumnos las razones del lobby gay, de los partidarios del aborto y de la ideología de género? ¿no es contradictorio decir que fuera de la escuela los jóvenes acceden a todo tipo de información y al mismo tiempo se les va a dar también ese tipo de información dentro? ¿no será mejor aprovechar el poco tiempo de que se dispone para enseñarles sólo la moral católica y no volver a contarles lo que ya pueden "aprender" fuera? ¿acaso la aplastante mayoría de los medios de comunicación, auténticos malformadores de conciencias, dan lugar a explicar nuestras razones?

De todas formas, es de agradecer que se nos diga que se va a dar TODA la EpC. Es decir, la adaptación al ideario del centro no consiste en evitar aquello que, de la asignatura. es más contrario a nuestra moral y nuestros valores. Pero es que la existencia de una asignatura que trata de una moral marcada por el Estado es en sí una aberración. Y con las aberraciones impuestas desde el poder no se pacta. Se las combate con todos nuestros medios. Si la FERE, en bloque, se hubiera opuesto a que en sus colegios se diera la EpC, hoy esa asignatura, al menos tal y como está concebida, sería historia. ¿O es que Manuel de Castro y todos los que le apoyan se creen de verdad que el Estado iba a tener el valor de cerrar sus centros o de retirarles a todos el concierto? Ellos son los responsables últimos de que la EpC siga adelante. Nos han dejado tirados a los padres que no queremos que el Estado marque las pautas en la educación moral de nuestros hijos. Es más, incluso se permiten regañarnos si osamos hacer objeción a la EpC en sus propios centros. Dice de Castro:

"Estamos de acuerdo en que los padres defiendan los valores en los que quieren educar a sus hijos. Pero, en nuestro colegios, hemos defendido siempre que la objeción es innecesaria y perjudicial. Innecesaria, porque el contenido se adecua al ideario propio de nuestro proyecto educativo. Peligrosa, porque el proyecto educativo ha sido siempre la salvaguarda ante los poderes públicos cuando intenta equiparar los colegios concertados a los públicos por recibir financiación estatal". Tanto es así que su temor es que "si ahora se admitiera por parte de un juez la objeción, se habría abierto un boquete, una brecha en este parapeto".

Déjeme que le diga una cosa, don Manuel. Más de uno, más de dos y más de tres nos estamos pensando si su actitud en esta cuestión no es suficiente como para que meditemos en si tiene sentido llevar a nuestros hijos a sus colegios. Más de uno empezamos a plantearnos si es adecuado dejar que eduquen a nuestros hijos aquellos que en vez de combatir el mal, pactan con él. Puede que más de uno y más de dos lleguemos a la conclusión de que la solución a esto será plantear la necesidad de que haya una escuela católica distinta, valiente, sin complejos, genuina, sin tibieza alguna en sus planteamientos, sin cobardía a la hora de plantar cara a una educación radicalmente laicista, impuesta desde un Estado que ni siquiera respeta a la carta magna que nos dimos todos tras el régimen franquista. Si sus centros no nos valen, tendremos que pensar en crear otros. Si no para nuestros hijos, para los que quizá sea tarde, sí para nuestros nietos.

Sólo quiero comentar otro punto de las palabras del secretario de la FERE. Dice:

Y añade: "Nosotros dijimos desde el principio que no queríamos la asignatura. Coincidiendo en eso con la mayoría del Consejo Escolar del Estado que suele votar a favor del Gobierno de turno. Lo único que, una vez aprobada la asignatura, somos demócratas. Ya nos gustaría que los valores cristianos fuesen introducidos en las legislaciones, pero entendemos que no es posible. Teníamos claro que teníamos que dar la asignatura, no seguir empeñados en ver si derrocamos a base de presión lo que el Parlamento ha aprobado, adaptándola a nuestro ideario".

Mire, don Manuel, yo también soy demócrata. Pero antes que demócrata, soy cristiano y soy padre. Y si la democracia atenta contra mi fe y mi derecho a educar a mis hijos conforme a los valores que profeso, pues reniego de esa democracia. En el credo que rezo en cada misa no hay un punto que diga: creo en las leyes que emanan del parlamento de mi nación. En la Escritura que es lámpara a mis pies veo que se me pide orar por mis gobernantes y dar al César lo que es del César. Pero la educación de mis hijos no es cosa del César. No es el César el que me ha dado a mis hijos. Ha sido Dios. Y a Dios le tengo que devolver unos hijos educados en su palabra, en su amor, en su gracia, en la necesidad de cumplir su voluntad. Lo podré hacer peor o mejor, y sin duda tengo claro que no he sido el padre ideal, pero la responsabilidad es mía y de mi esposa. No de Zapatero, Cabrera o Manuel de Castro.

Le veo a usted muy preocupado porque se les ha llamado traidores y quintacolumnistas. Vale, como quiera. A partir de ahora les llamaré tibios. Sí, ya sabe, de esos a los que Cristo vomita de su boca. Porque usted podrá convencerme de que no es un traidor ni un quintacolumnista. Pero no de que no es un tibio. Y si yerro en mi juicio, que me juzque Dios por ello.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Interesante artículo de Profesionales por la ética

20.09.07

La concejala

Es un hecho que este país se ha convertido en el oasis de todos los pseudo-artistas que buscan la fama blasfemando, insultando y agrediendo al cristianismo en general y al catolicismo en particular. Y es un hecho que detrás de ellos siempre hay un político socialista apoyando el insulto, justificando la blasfemia o aprovechando la ocasión para añadir más infamia a la ya cometida. Pero lo de Ibiza ya pasa de castaño oscuro.

Todo el mundo conoce ya la noticia. Una antigua iglesia es hoy sede de una exposición que contiene tres "collages" con imágenes destinadas expresamente a ofender a los católicos. Donde hace tiempo se celebraba misa, hoy hay la imagen de un Cristo con un pene en la boca y la de JuanPablo II siendo sodomizado. Cualquier persona sensata sabe que eso es una provocación intolerable. Pero hete aquí que la concejala de cultura del ayuntamiento de Ibiza, Sandra Mayans, dice que como madre no le importaría que su hija contemplara semejantes obras de arte y que "posiblemente, hay escenas que son igual de pornográficas en algunas iglesias. O incluso más arriba". Y después de haber dicho eso, se habrá quedado tan ancha la señora. Mejor no digo nada de la hija, pero si alguien dice algo, recuérdese que ha sido la madre la que ha puesto a la criatura en boca de todos.

Que haya "artistas" depravados y provocadores es algo que supongo que no se puede evitar. Que se financie con nuestros impuestos exposiciones que contienen sus depravaciones, sí puede evitarse. Que haya niñatas ilustradas que aprovechan su cargo político para añadir más insulto a la depravación, también debería poder evitarse. Si la justicia no protege a los católicos de este tipo de cosas, habrá que pensar en manos de quién estamos. Si el Partido Socialista no hace nada, habrá que pensar si no cabe que la Iglesia se dirija de forma clara y contundente a sus fieles para pedirles el repudio público de un partido que admite esas ofensas gratuitas a nuestros sentimientos religiosos. Si esto sigue así, y me temo que va a seguir, que nadie dude de que estamos ante uno de los pasos previos a otro tipo de actuaciones más "contundentes" por parte de los anticlericales de este país. Quien aprueba y justifica exposiciones como esa no tendrá creibilidad a la hora de condenar quemas de iglesias o agresiones físicas al clero o los fieles católicos practicantes. Sencillamente no nos creeremos sus condenas. Más bien pensaremos que ellos han promovido, alentado y planeado todo el mal que se nos venga encima. Por tanto, antes de que ocurra, que sepan que sabemos quiénes son, qué quieren y cómo lo van a hacer.

Luis Fernando Pérez Bustamante

17.09.07

La fruta madura de Bermejo

"Al aumentar el nivel de bienestar, ha aumentado la longevidad de los ciudadanos, y es en este contexto donde muchos empiezan a reflexionar sobre el derecho individual a poner el límite final, la raya final a la propia existencia….. La sociedad española ya está madura para este debate".

Esas son palabras sacadas de las declaraciones que Mariano Fernández Bermejo, actual ministro de justicia, ha realizado esta mañana en Radio Nacional de España. Se añaden a lo dicho hace no mucho por Bernat Soria, a la sazón ministro de sanidad: "En esta legislatura no tengo tiempo, pero la eutanasia es una asignatura pendiente en la sociedad española". Es decir, no será porque no están avisando. Suponiendo, que no lo tengo yo muy claro, que no se atrevan a llevar esta cuestión al parlamento español en lo poco que queda de legislatura, es obvio que será de las primeras cosas que harán si tras las futuras elecciones consiguen formar gobierno.

Me pregunto qué entenderá Bermejo por sociedad madura. Y la respuesta es, con casi total certeza, que madura es aquella sociedad que acepta la eutanasia de la misma manera que aceptó el aborto, que acepta el divorcio express, el matrimonio gay, la negociación con Eta y todo lo que se le ocurra o deje de ocurrir a Zapatero, incluída la EpC. Porque, no lo olvidemos, el hecho de que hayan habido manifestaciones masivas contra todas esas zapateradas no implica que la mayoría de la sociedad no las acepte. Sólo implica que todavía queda un sector de la misma que se opone a las mismas. Pero en esto de la democracia los apoyos se obtienen en las urnas, no en las calles. Y dudo muchísimo que haya en España más de cien mil personas que tengan pensado votar al PSOE y no lo hagan por esas cuestiones de ingeniería social. En consecuencia, en marzo se medirán las fuerzas. Por un lado, el partido que siempre da pasos adelante en dirección a un concepto de sociedad anclado en los valores de la izquierda utópica y la masonería. Por otro, un partido que, con un complejo de inferioridad digno del más patético de los cobardes, no sólo no da nunca pasos atrás para revertir ese camino, sino que a veces tiene los santos bemoles de darlos hacia adelante (léase píldora abortiva aprobada por el gobierno Aznar). En definitiva, a lo único que un sector todavía importante de la sociedad puede aspirar, a falta de un partido que defienda con energía todos sus valores, es a frenar el avance del espíritu zapateril (luego tendrá otro nombre) durante unos años. Los que transcurran entre un posible gobierno de los populares a partir de marzo y los que tarden los socialistas en volver al poder.

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