InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Sociedad siglo XXI

2.04.19

No hay ley humana que impida a la Iglesia procurar la conversión de homosexuales

Mons. Juan Antonio Reig Pla tiene el “bendito” problema de ser el obispo español que más claro habla sobre la doctrina moral de la Iglesia en todos sus ámbitos, lo cual incluye la homosexualidad. Y eso, de ahí que diga que es un problema, le pone en el punto de mira de los totalitarios laicistas de izquierdas y derechas -son la misma basura- que no soportan que un obispo católico ejerza de tal.

Esos totalitarios han aprobado leyes aberrantes que buscan perseguir a aquellos que quieren ayudar a los homosexuales que quieren dejar de serlo. Los mismos que pretenden que el estado pague las operaciones de cambio de sexo, algo que va contra la biología, quieren meter en la cárcel a los que piden ayuda para revertir una tendencia sexual, que no tiene razón biológica alguna probada. 

Esa actitud tiránica quebranta la propia libertad de la persona que acude a la Iglesia, o a un profesional de la psicología/psiquiatría. 

Curiosamente, de lo que ahora acusan falsamente a Mons. Reig Pla y su diócesis es de hacer lo que el Papa acaba de decir que deben hacer los padres que ven como sus hijos empiezan a mostrar tendencias homosexuales: llevarles al psicólogo. Ya escribí ayer sobre el tema así que poco tengo que añadir. Si acaso, señalar que la diócesis de Alcalá no da ningún tratamiento para “curar” la homosexualidad. La mujer que atendió al periodista tramposo no es ni psicóloga ni psiquiatra sino orientadora. Es decir, no prescribe terapia alguna.

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1.04.19

Papa Francisco, Fernando Paz y homosexualidad

España es un país en el que, como en otros países del Occidente apóstata, tienes todo el “derecho” del mundo a que te hagan una operación de cambio de sexo o te hormonen totalmente, para que el sexo con el que has nacido no se empeñe en comportarse de forma natural. Y, al mismo tiempo, si se te ocurre acudir a terapia para cambiar tu orientaciòn sexual, tendrás que hacerlo de forma clandestina porque es altamente probable que el médico que te ayude acabe siendo inculpado de un delito.

La histeria colectiva a la que nos ha metido la clase política -tanto de izquierda como de derecha- ha llevado a que alguien como Fernando Paz haya tenido que retirar su candidatura en Vox. Aparte de decir obviedades sobre cómo murieron judíos en la II GM -no todos lo hicieron gaseados en campos de concentración-, lo cual puso en pie de guerra a los McCarthy de nuestro tiempo, su gran pecado fue que osó decir que si tenía un hijo homosexual, le llevaría a terapia para ver si corregía dicha tendencia. El P. Pedro Trevijano ya ha escrito sobre el tema, así que poco tengo que añadir. 

Por si fuera poco, José María Marco, candidato de VOX al Senado por Madrid, nos ha “glosado” las bondades del “matrimonio” homosexual:

«El matrimonio homosexual me parece bien. Es una cuestión de derechos y de dignidad de los homosexuales»

Y añade:

«No estoy de acuerdo con las opiniones de Fernando Paz y me alegro que Vox haya decidido que no lo representa»

Dejemos a un lado que Marco haya dicho que Vox ha decidido que Fernando Paz no les representa, cuando la tesis oficial -y creo que es la verdadera- es que don Fernando se ha ido sin que se lo pidieran. Lo cierto es que a día de hoy, uno es candidato de Vox y el otro no. Cosas del liberalismo consevador. El mismo que, según el programa del partido de Abascal, propone no llamar “matrimonio” a las uniones homosexuales como si lo esencial fuera el nombre y no el reconocimiento legal de esas uniones. Recordemos la doctrina de la Iglesia Católica al respecto. Doctrina, por cierto, que no pocos obispos parecen ignorar o rechazar:

La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.
(Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, 11, Congregración para la Doctrina de la Fe)

En esas estábamos cuando el Papa decidió conceder una entrevista a Jordi Évole para la Sexta. Me abstengo por completo de comentar el hecho de que haya elegido precisamente a ese periodista, así como del contenido de la misma salvo aquello relacionado con la homosexualidad. 

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28.03.19

Baja por progenitoriedad

Cuando los lacayos del Gran Arquitecto -también conocido como Lucifer o Bafomet- lograron imponer la república en Francia allá por el 1792, su empeño en arrasar con cualquier cosa que recordara la civilización cristiana llegó a extremos tan abracadabrantes como el cambio del calendario. Las semanas pasaron de tener siete días a diez (adiós a los domingos festivos). Los nombres de los meses se cambiaron. Los años se empezaron a contar desde 1792 y se escribían en números romanos, siendo el 1 de vendimiario (otoño) el primer día del calendario y del año. En lugar de santos católicos, cada día del año tenía asignado una herramienta (los días terminados en 0), un animal (los días terminados en 5), o una planta o mineral (el resto). Etc.

Como bien esplica Javier Paredes en su artículo “La gran mentira de la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad… y crueldad”:

… cuando el obispo Gregoire, un clérigo que dejó de servir a Cristo para servir al poder político y medrar, le pregunto a Romme, que era uno de sus promotores, para qué servía ese calendario, este le contestó:

—Sirve para suprimir el domingo.

Alguien pensará que el cambio fue “por las buenas", y que nada impedía a un católico cumplir con el descanso dominical. Pues no. Cito de nuevo del artículo del profesor Paredes:

Y como los revolucionarios no suelen pedir las cosas por favor, a propuesta de Joseph Lebon se dispuso “que todo empleado doméstico, conductor de carreta o criado que descanse en un día distinto del décadi, sea arrestado como sospechoso y que los ayuntamientos que no cumplan el presente decreto sean considerados como sospechosos y tratados como tales”.

Ser arrestado como “sospechoso” en aquellos tiempos suponía acabar con la cabeza separada del cuerpo. 

Hubo que esperar a la firma del Concordato entre Napoleón y la Santa Sede para que, ya en 1802, el domingo fuera de nuevo considerado festivo. Y el 31 de diciembre de 1805 fue abolido el calendario “ilustrado".

Estamos ante uno de los ejemplos de cómo se puede usar el poder civil para introducir cambios que afectan a la cosmovisión del mundo y de la sociedad.

Salvando las distancias, el socialismo “reinante” hoy en España, anda iigual de obsesionado con acabar con cosmovisión natural y cristiana de la familia. Ambas: natural y cristiana. Natural, porque es evidente que una familia está compuesta por un padre, una madre y sus hijos. En algunas civilizaciones se admite la poligamia, pasando entonces la familia a ser un padre, varias madres y los hijos. Pero lo que no había ocurrido jamás es que la figura del padre desapareciera. 

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29.10.18

Pablo Casado, el aborto y los católicos

El actual presidente del Partido Popular ha concedido una entrevista a la Sexta en la que, entre otras cuestiones, se ha referido a la legislación abortista en España. Dice estar en contra de la actual ley, que considera el aborto como un derecho, y asegura que volverá a la de 1985, aprobada cuando gobernaba el PSOE con Felipe González al frente.

Lo cierto es que el PP cosechó en el 2011 sus mejores resultados en unas elecciones, logrando más de un 44% y una mayoría absoluta de 186 escaños (11 más de los necesarios). ¿Qué hizo entonces con la actual ley? Nada. Amagar con cambiarla, echándose para atrás en el último momento. Fíjense ustedes cómo fue la cosa que incluso Alberto Ruiz Gallardón, que no era precisamente un paladín de la causa provida, se retiró de la política.

Precisamente Pablo Casado fue diputado por primera vez en esa legislatura de mayoría absoluta popular. Hasta donde yo sé, no se le conocen declaraciones sobre la retirada de la propuesta de ley para modificar la ley abortista del gobierno de Zapatero, conocida también como Ley Aído.

Con todo, lo que más llama la atención de las declaraciones de Casado es su afirmación de que la ley de 1985 cuenta con el acuerdo de los dos partidos. Bien, es posible que así sea ahora, pero desde luego no lo fue cuando se aprobó, tal y como recordamos hoy en la noticia que hemos publicado. Lo que ocurre es que el señor Casado tenía entonces 14 años, y no es fácil que recuerde que un senador de su partido, Juan de Arespacochaga, dijo entonces que era una «ley de muerte» y «una ejecución sangrienta legalizada». Ni que decir tiene que el tiempo ha demostrado sobradamente algo que ya era evidente: el señor Arespacochaga tenía razón.

Casado quiere volver a aquella ley de muerte, porque cree que es mejor que la actual. Dice que para él prima más el derecho a la vida que el derecho a abortar. Pero, ¿cuánto más? Porque con la ley del 85, esa que él dice aceptar, se llegaron a practicar cien mil abortos al año en este país. ¿Nos va a decir que algo así es compatible con el “derecho a la vida"?

El otro partido de la derecha liberal conservadora en España que parece apuntar en las encuestas a conseguir representación parlamentaria es VOX. Tras haber propuesto en su día prácticamente lo mismo que Casado (*), esto es lo que dicen ahora sobre el aborto en sus cien medidas urgentes para España:

56. Suprimir en la sanidad pública las intervenciones quirúrgicas ajenas a la salud (cambio de género, aborto…) Las vacunas infantiles serán obligatorias y gratuitas.

75. Defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Es fundamental que las mujeres con embarazo inesperado tengan información veraz, asistencia y alternativas. Reforma de la ley de adopción nacional.

Como verán ustedes, no parece que la causa provida tenga mucho futuro a nivel político. Toda la izquierda, salvo los electoralmente irrelevantes del Partido Sain (**), es abortista. Ciudadanos, también. Y en cuanto a la derecha, el PP quiere más de lo mismo pero sin que sea un derecho, mientras que Vox propone que no se practiquen abortos en la sanidad pública, hace una declaración de principios en favor de la vida y cree que las mujeres necesitan más información (¿en serio?) y alternativas (¿cuáles?). Luego existe ADÑ, una coalición electoral de derecha o extrema derecha real entre Alternativa Española, Falange Española de las JONS, La Falange y Democracia Nacional, que, de momento, y supongo que a falta de mayor concreción, proponen algo que no va mucho más allá, en la letra, de lo que plantea VOX:

Es necesario un rearme moral que nos lleve a ser vanguardia en defensa de la vida y la familia natural.

Por su parte, las dos organizaciones carlistas, Comunión Tradicionalista Carlista y Comunión Tradicionalista, son confesionalmente católicas, con lo cual no cabe duda de que están a favor de la derogación absoluta de cualquier ley abortista. Lo que ya no sé es si tienen intención de presentarse a futuras elecciones.

Dicho todo eso, la realidad es que en España prácticamente nadie, y eso incluye a los católicos practicantes, vota teniendo en cuenta, como factor fundamental, la cuestión del aborto. Y eso lo saben los partidos de la derecha. Por eso se conforman con declaraciones de principio generalistas sobre la materia y se centran en cuestiones mucho más “candentes", como es el tema de la unidad de España, la inmigración o la economía. El voto realmente provida puede andar en torno a las 50.000 papeletas en todo el país. Siendo sumamente optimistas, quizás lleguen a las 100.000.

Ocurre algo parecido con otros aspectos de la ingeniería social, como es el caso del “matrimonio” homosexual -¿cuántos católicos de misa semanal creen que es decisivo para votar?-, la ideología de género -quizás movilice algo más a la gente- y en general todo lo relacionado con el lobby LGTBI. Lo más grave, sin duda, es la agresión contra la ley natural, y no digamos la divina, dentro del sistema educativo, que busca adoctrinar a los niños y adolescentes en el feminismo radical y la perversión sexual. Pero no veo hordas de padres católicos plantando cara a esa salvajada, que va a imponerse también a la escuela “católica” -auténticamente católica, muy poca- de este país.

¿Cómo hemos llegado a esto? Pues por la apostasía generalizada que ha sufrido este país en los últimos 40 años. Una apostasía con tres caras:

- Apostasía abierta. La de aquellos que eran católicos y dejaron de serlo. La evolución de las cifras de práctica religiosa son palmarias.

- Apostasía “ligera". Es la de aquellos que, aunque siguen creyéndose católicos, aunque van a Misa con cierta frecuencia y celebran los sacramentos del bautismo, eucaristía y matrimonio, en realidad no dan un papel importante a la fe en sus vidas. Por lo general este tipo de apostasía acaba degenerando en la primera.

- Apostasía provocada por la falta de formación de los fieles en aspectos fundamentales de la fe católica. Aquí entramos en terrenos pantanosos, pero hay que entrar. Ocurre exactamente aquello que dijo el profeta Hoseas de Israel:

Perece mi pueblo por falta de conocimiento. Puesto que tú rechazaste el conocimiento, Yo te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que olvidaste la Ley de tu Dios, Yo también me olvidaré de tus hijos.
Hos 4,6

¿Cuántos católicos saben que, según la doctrina tradicional de la Iglesia, la soberanía de Cristo no debe ser solo un hecho en sus vidas particulares sino también en el gobierno y las leyes de este país? ¿A cuántos católicos españoles se les ha enseñado “íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo” de la que habla la declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II? ¿A cuántos católicos españoles, y de paso del mundo entero, se les ha formado en una hermenéutica de la continuidad (***) respecto a la sobernía social de Cristo? ¿Acaso no es cierto exactamente lo contrario? Es decir, que se les ha formado en base a los principios liberales y laicistas que les llevan a asumir e incluso defender la separación radical -que no es lo mismo que la adecuada distinción- entre Iglesia y Estado, entre ley de Dios y leyes humanas.

¿Y de quién es la mayor responsabilidad en la ausencia de una sana formaciòn de los católicos? ¿de los seglares o de quienes tenían, y tienen, el deber de darles el agua viva de la fe verdadera y no el pan duro de la secularización y el modernismo? Es más, en el último medio siglo, ¿a cuántos sacerdotes se les formó en el seminario, y se les forma, en la mencionada “doctrina tradicional católica? Y si no se forma bien a los que deben formar al pueblo de Dios, ¿cómo vamos a esperar que el pueblo sea consecuente con la fe de nuestros antepasados?

¿Cómo revertir esta situación?

Esto dice el Señor. «Haced un alto en los caminos y mirad, preguntad por las sendas antiguas cuál es el camino del bien, y seguidlo, y hallaréis descanso para vuestras almas».
Jeremías 6,16

Creo que esa debe ser una tarea irrenunciable en este tiempo. Mostrar las sendas antiguas, la Tradición, para que al menos los bautizados tengan un referente seguro, bueno, firme, por el que transitar. No se trata de volver al pasado ni de idealizarlo -no fue perfecto-, para quedarse en él, sino tomarlo como guía segura para discernir por donde caminar en el presente y el futuro.

Que el Señor nos conceda sabiduría y ánimos para ser testigos suyos en medio de esta generación.

¡Viva Cristo Rey!

Luis Fernando Pérez Bustamante

(*) Vox propuso en su anterior programa electoral una medida muy similar a la que propone ahora Casado. Vean:

(**) Es el partido que más claramente plantea medidas antiabortistas, al menos en su web.

(***) Ya me dirán ustedes de qué sirve establecer un buen principio si luego no se aplica.

8.09.18

Ciudadanos... del Nuevo Orden Mundial

Para analizar adecuadamente lo que es el partido de Ciudadanos (Ciutadans), conviene recordar cómo se hizo famoso su cofundador y actual presidente, Albert Rivera.

El día 16 de septiembre de 2006, Ciudadanos (Cs) presentó su candidatura a las elecciones autonómicas catalanas del 1 de noviembre de ese año. En el Palacio de la Música Catalana, y ante  dos mil simpatizantes, se presentaron los candidatos por cada provincia, y un cartel de campaña que mostraba al candidato Albert Rivera desnudo.

No me negarán ustedes que la cosa prometía. Un tipo en pelotas para llamar la atención y como vehículo de su mensaje político.

En esas primeras elecciones a las que se presentó, el partido obtuvo tres escaños y un total de 89. 840 votos en toda Cataluña, convirtiéndose así en la sexta fuerza política del Parlamento de Cataluña. Hoy es la primera fuerza de dicho parlamento -aunque no le vale de nada, dada la mayoría absoluta secesionista- y la cuarta de toda España, aunque las encuestas dicen que es la tercera y podría incluso disputar el liderazgo al PP y el PSOE.

Podría escribir sobre la postura de Ciudadanos en torno al desafío secesionista catalán o sobre sus propuestas en política económica, pero me interesan más sus planteamientos en materia de ingeniería social.  Hay que reconocer a Albert Rivera y sus muchachos que en eso son los más “avanzados". No existe en España ningún partido que represente tan eficazmente los principios del NOM, del Nuevo Orden Mundial o Nuevo Orden Masónico -viene a ser lo mismo-.

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