Combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos
Como habrán podido comprobar, mi firma se encuentra entre las ochenta primeras que suscriben la «Declaración de fidelidad a la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio y su ininterrumpida disciplina», cuyo texto completo pueden leer en este enlace.
Para explicar la razón de mi adhesión a esa iniciativa, basta citar un versículo que ha sido, por pura gracia, frontispicio de mi torpe servicio a Dios y su Iglesia desde hace ya más de quince años:
Queridos míos, al poner todo mi empeño en escribiros acerca de nuestra común salvación, me he visto en la necesidad de hacerlo animándoos a combatir por la fe transmitida de una vez para siempre a los santos.
Judas 3
Mientras que en los primeros tiempos tras mi regreso a la fe católica me dediqué a defenderla en debates con protestantes y resto de cristianos no católicos, finalmente me di cuenta que la gran batalla por la fe se jugaba dentro del seno del catolicismo. Y es que, no lo duden amigos, la guerra, porque guerra es, se libra en el interior de la Iglesia.