InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obispos españoles

18.02.14

El arzobispo, los inmigrantes y la televisión de la CEE

Al arzobispo de Tánger, Mons. Santiago Agrelo, le causa gran disgusto el tratamiento informativo que 13TV está dando al conflicto causado en Ceuta por las avalanchas de inmigrantes africanos que quieren entrar en Europa a través de esa frontera española. Hace unos días 15 inmigrantes fallecieron ahogados al intentar llegar a nado a las costas ceutíes. Y se ha creado una gran polémica por el uso de balas de goma por parte de la Guardia Civil contra los que se acercaban de esa manera a territorio español.

Vaya por delante que es inadmisible que la forma de tratar a unos seres humanos que se acercan nadando a una playa sea a tiro limpio, por mucho que el tiro sea con balas de goma. En la necesaria actuación de la Guardia Civil para guardar nuestras fronteras debe darse un principio de proporcionalidad. No se pueden poner en peligro vidas humanas. De todas formas, todo parece indicar que los que se ahogaron no sabían nadar. Y como comprenderán ustedes, si uno se tira al mar sin saber nadar, la responsabilidad máxima de lo que ocurra es suya.

Por otra parte, la gran mayoría de los que critican lo que está ocurriendo casi nunca responden a una pregunta elemental: ¿Debe España abrir sus fronteras a todos los inmigrantes africanos que quieran pasar a nuestro país, sea para quedarse aquí o para ir al resto de Europa? Y no es una pregunta cualquiera. Ahora mismo hay 30.000 personas en Marruecos esperando la menor oportunidad para entrar en Ceuta y Melilla. ¿Qué se supone que debemos hacer con ellos? ¿dejarles entrar? ¿Cuántos miles más, por no decir millones, saldrían a toda velocidad camino de Marruecos para entrar en Europa por esa vía?

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8.01.14

La normalidad del obispo Munilla

Cuando Mons. José Ignacio Munilla fue nombrado por Benedicto XVI como obispo de San Sebastián, muchos sospechamos que el sentido común regresaría a esa diócesis vasca. Una normalidad que se vio acompañada por la que llevó Mons. Mario Iceta al recibir el encargo de ser obispo de Bilbao. La diferencia entre uno y otro era la persona del obispo al que sucedían. Mientras que en Bilbao el anterior obispo era Mons. Blázquez, actual arzobispo de Valladolid, en San Sebastián los predecesores eran Mons. Uriarte y Mons. Setién. Las víctimas del terrorismo pueden explicarles a todos ustedes lo que piensan de los anteriores obispos donostiarras.

De hecho, como escribí recientemente, Mons. Uriarte ha seguido enredando, empozoñando y atacando a las víctimas de ETA desde su condición de obispo emérito. Pero gracias a Dios, a día de hoy el pastor de la Iglesia en San Sebastián es Mons. Munilla. Y desde esa condición les ha dicho a los etarras que no basta con reconocer que han causado daño. Que deben arrepentirse y pedir perdón.

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14.12.13

¿Rouco desobediente?

“Rouco desoye las instrucciones del Papa". Así se titula el editorial que ha publicado hoy “El Periódico de Aragón”. Como todo el mundo sabe, un periódico aragonés es el que mejor enterado está de lo que hace un arzobispo de Madrid. Y es por eso que dice:

… boicotear el sondeo encargado por el Papa casa muy mal con la praxis en obediencia de una organización tan altamente jerarquizada. Y sobre todo, revela una deplorable resistencia a pulsar la opinión de los gobernados –la grey católica en este caso–, lo que no es más que un signo de autoritarismo y debilidad.

¿Hay alguna prueba de que la archidiócesis de Madrid esté boicoteando el sondeo encargado por la Santa Sede? No. ¿Hay alguna prueba de que la archidiócesis de Madrid esté haciendo algo esencialmente diferente a lo que están haciendo el resto de las diócesis del mundo? Tampoco. De hecho, ¿hay alguna indicación clara y rotunda por parte de la Santa Sede sobre la forma en que se ha de distribuir y responder a ese sondeo? Pues tampoco. Y sin embargo, el cardenal Rouco es acusado ni más ni menos que de desobedecer al Papa. De ahí a acusarle de ser un vil cismático, un paso.

Va más allá el editorial del medio aragonés. Vean ustedes:

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10.12.13

Un obispo emérito que hace daño a las ovejas heridas

Mons. Juan María Uriarte dejó de ser obispo de San Sebastián el 21 de noviembre del 2009. Es decir, hace cuatro años casi exactos. El nueve de enero del año siguiente Mons. José Ignacio Munilla tomó posesión de dicha diócesis. Hasta ahí, todo normal, dentro de las circunstancias propias de la Iglesia en el País Vasco, que no ha sido precisamente un instrumento de ayuda al sector de la sociedad vasca que más ha sufrido en los últimos cuarenta años: las víctimas de ETA.

El que tenga alguna duda sobre lo que digo, que pregunte precisamente a los familiares de los asesinados o heridos por la banda terrorista. En el evangelio vemos el caso de la viuda que protesta ante un juez injusto, que finalmente le hace caso para no tener que estar escuchando sus quejas. Pues bien, a algunos no se nos olvidará nunca la imagen de cierto pastor cambiando de acera para no encontrarse con viudas y huérfanos del terrorismo etarra.

Hay varias maneras de ser obispo emérito. Pero ahí tenemos a Benedicto XVI dando ejemplo de cuál es la mejor de todas. En vez de estar en la arena pública, se retira a rezar. Por supuesto, si el papa Francisco quiere hablar con él o consultarle algo, está ahí, siempre a su servicio. Pero ha dejado de ser el protagonista. Apenas se le ha visto en un par de actos públicos. Recibe visitas y espera tranquilamente a que el Señor le llame a su presencia.

Hay otra forma de ser obispo emérito que es aceptable. Se trata de aquellos prelados que mantienen cierta actividad pública, administrado el sacramento de la confirmación, escribiendo libros y artículos, dando conferencias, retiros, etc, pero absteniéndose por completo de tocar nada que tenga que ver con el ministerio episcopal en la diócesis donde fue obispo. Es decir, se trata de obispos eméritos que sirven a la Iglesia en vez de ser piedras de tropiezo a los pastores de las diócesis que ellos una vez ocuparon.

Y luego están los obispos eméritos que son una calamidad, un peligro, un desastre, un quebradero de cabeza para sus sucesores. Conozco bien al menos a un par de ellos que entran dentro de esa descripción, pero hoy toca hablar de Mons. Uriarte.

Tema Pagola aparte -aunque también se las trae- solo en los dos últimos años ha dado titulares como estos:
Mons. Uriarte asegura que las víctimas de ETA no deben marcar la política del gobierno
Mons. Uriarte pretende que las víctimas del terrorismo no tengan un papel decisivo en el fin de ETA
Mons. Uriarte desea que Estrasburgo emita una sentencia sobre la doctrina Parot que pondría en la calle a muchos etarras (nota mía: así ha ocurrido)
Mons. Uriarte aparece con el lehendakari vasco para acusar a la policía de matar a 94 personas
Monseñor Uriarte vuelve a arremeter contra las víctimas de ETA

Ante semejante despliegue, yo me pregunto: ¿no sería altamente conveniente que el Nuncio de Su Santidad en España hablara con Mons. Uriarte para pedirle que haga el favor de no seguir enredando en este tema, pues cada vez que abre la boca causa dolor entre las víctimas de una banda asesina? Porque eso, y no otra cosa, es lo que pasa.

En su última entrevista concedida a un medio de comunicación ha puesto en un mismo lado el perdón que tiene que pedir ETA con el que, según él, habrían de pedir las fuerzas de seguridad que han luchado contra ETA por supuestos excesos. El argumento de los “excesos” no lo toma de sentencias judiciales que demuestren que haya habido abusos de autoridad, maltratos o torturas, sino de las denuncias de los etarras, que aseguran que les han tratado mal. Es decir, comparte, una vez más, el discurso abertzale y nacionalista.

No contento con ello, este jueves este jueves va a compartir conferencia con Txema Montero, que fue eurodiputado por Herri Batasuna, brazo político de ETA. Aunque Montero fue expulsado de HB por pedir el fin de la violencia de ETA, es evidente cuál es su ideología política y cuál su postura sobre esa sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, que ha servido para poner en la calle a decenas de terroristas asesinos, lo cual ha provocado la indignación y las lágrimas de las víctimas.

Hasta ahora el actual obispo de San Sebastián, Mons. Munilla, ha guardado un silencio prudente sobre la actitud de Mons. Uriarte. No le corresponde a él entrar al trapo del daño que el obispo emérito sigue causando a la parte más débil de la sociedad vasca. La Iglesia tiene instancias superiores -Roma concretamente- para poner fin a este sin sentido. Le pedimos a Dios que se haga cuanto antes.

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21.11.13

D. José María Gil Tamayo, periodista, pero sobre todo, sacerdote

Voy a ser original empezando este post diciendo que la Iglesia en España está en pleno cambio de ciclo. No hay que ser muy listo para llegar a ese conclusión. Los cardenales y arzobispos de las archidiócesis españolas con más fieles presentaron hace ya bastante tiempo su renuncia por edad. Benedicto XVI no se la aceptó y el papa Francisco no parece tener especial prisa. Pero es evidente que antes o después, Madrid y Barcelona tendrán nuevos arzobispos que, presumiblemente, acabarán siendo creados cardenales por el Papa. Existe también la opción de que el cardenal Cañizares regrese a España, pero el cuándo y el dónde, si es que ocurre, solo lo sabe seguro el Santo Padre. Y lo mismo todavía no lo sabe porque no se lo ha planteado.

Se da además la circunstancia de que Mons. Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, abandona la secretaría general y la portavocía de la CEE. Diez años al frente de la misma dejan huella, tanto en las formas como en el fondo. Aunque se puede caer en el peligro de simplificar mucho, no resulta demasiado aventurado decir que el secretario general de la Conferencia es el que está al mando de la sala de máquinas en el día a día. Ciertamente en comunicación con el presidente, la ejecutiva, la permanente y el resto de obispos, pero con cierto “mando en plaza”. El caso es que muy mal no les debió parecer a los obispos su primer quinquenio cuando le eligieron para un segundo. Habrá quien piense que los prelados votan siguiendo “órdenes” de la presidencia, pero yo me niego a aceptar que las plenarias son el coto privado de nadie. Más bien parece que entre los obispos españoles hay bastante sintonía a la hora de votar. Nadie olvide que el cardenal Rouco no consiguió una tercera reelección seguida porque le faltó un solo voto para obtener los dos tercios. Entonces los obispos volvieron a votar y eligieron a Mons. Blázquez, pero al final de su trienio optaron de nuevo por el cardenal. Y no creo que lo hicieran coaccionados por guardias suizos enviados desde Roma. Que es lo que algunos “opinadores” parecen querer dar a entender.

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