InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Evangelio

7.09.17

Desde ahora serás pescador de hombres

Evangelio del jueves de la vigésimo segunda semana del Tiempo Ordinario:

Estaba Jesús junto al lago de Genesaret y la multitud se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes. Entonces, subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que la apartase un poco de tierra. Y, sentado, enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: -Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca.
Simón le contestó: -Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes.
Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran y les ayudasen. Vinieron, y llenaron las dos barcas, de modo que casi se hundían.
Cuando lo vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: -Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.  Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos estaban con él, por la gran cantidad de peces que habían pescado.
Lo mismo sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: -No temas; desde ahora serás pescador de hombres.
Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le siguieron.
Luc 5,1-11

Palabra de Cristo, palabra de Dios. Y la multitud, agolpada para escucharle. Qué bella estampa. Poco se imaginaba Simón que ese día cambiaría su vida por entero. De pescador de peces a pescador de hombres. 

Leer más... »

3.09.17

No os amoldéis a este mundo

Segunda lectura del vigésimo segundo domingo del Tiempo Ordinario:

Os exhorto, por tanto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa, agradable a Dios: éste es vuestro culto espiritual.
Y no os amoldéis a este mundo, sino, por el contrario, transformaos con una renovación de la mente, para que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, agradable y perfecto.
Rom 12,1-2

Ante el avance de un falso concepto de misericordia que convierte al cristiano y el cristianismo en una copia barata del mundo, cabe preguntar: ¿qué parte no se entiende de esas palabras del apóstol san Pablo? ¿quizás lo de ofrecer el cuerpo como ofrenda? ¿quizás lo de no amoldarse al mundo? ¿quizás lo de que hay que renovar la mente para saber qué es lo que Dios quiere?

Leer más... »

31.08.17

Estad en vela

Evangelio del jueves de la vigésimo primera semana del Tiempo Ordinario:

Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: «Mi señor tarda en llegar», y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Mat 24,42-51

Dos mil años han pasado desde que Cristo dijo esas palabras. Muchos viven hoy como si Él no fuera a regresar. Sólo Dios sabe cuántos anidad de verdad en su corazón el anhelo de su regreso. 

Vaya por delante que el supuesto retraso o tardanza tiene una razón de ser. La explicó San Pedro:

El Señor no retrasa su promesa, como piensan algunos, sino que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda sino que todos accedan a la conversión. Pero el Día del Señor llegará como un ladrón…
2Pe 3,9-10a

Por otra parte, aunque el Señor no regrese durante nuestra vida terrenal, ciertamente nadie sabe el día de la propia muerte, umbral que separa la oportunidad de conversión del juicio de cuya sentencia dependerá nuestro lugar en la eternidad.

Es decir, ni sabemos si Cristo va a llegar mañana a juzgar a vivos y muertos, ni sabemos si Dios nos llevará esta misma noche para que rindamos cuentas a Él por lo que hemos hecho en esta vida.

Leer más... »

23.08.17

¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

Evangelio del miércoles de la vigésimo semana del Tiempo Ordinario

Pues el reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”.
Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.
Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”.
Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.
Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.
Mt 20,1-16

Dios dispone de sus dones de la manera que estima oportuno. Reparte sus gracias como quiere, cuando quiere y a quien quiere. Y no es más ni menos justo por ello. 

Leer más... »

22.08.17

¿Quién puede salvarse?

Evangelio del martes de la vigésima semana del Tiempo Ordinario

Jesús les dijo entonces a sus discípulos: -En verdad os digo: difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Es más, os digo que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios.
Cuando oyeron esto sus discípulos, se quedaron muy asombrados y decían: -Entonces, ¿quién puede salvarse?
Jesús, con la mirada fija en ellos, les dijo: -Para el hombre esto es imposible; para Dios, sin embargo, todo es posible.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo: -Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué recompensa tendremos?
Jesús les respondió: -En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos, o campos, por causa de mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna.
Porque muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.
Mt 19,23-30

No le den ustedes más vueltas. Para el hombre es imposible salvarse. Porque de la misma manera que quien ama las riquezas más que a Dios no puede entrar en el Reino de Dios, tampoco puede quien ama a su familia, a sus amigos, o a cualquier cosa bajo el cielo más que a Dios. El hombre caído no puede amar a Dios más que a todo lo demás.

Leer más... »