InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Ecumenismo protestantes

15.01.13

Aclaración a los luteranos que quieren ser católicos

Mons. Gerhard Ludwig Müller, Arzobispo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha recordado -esto no es nuevo- que la Santa Sede está pensando en la posibilidad de crear un Ordinariato para los luteranos que quieren regresar a la plena comunión con la Iglesia Católica. Benedicto XVI es obviamente el único que tiene autoridad para hacer tal cosa, pero podemos dar por hecho que si el prefecto de la CDF menciona el tema será que realmente es un intento apostólico del Papa.

De producirse la creación de ese Ordinariato, se aceptará, como en el caso de los anglicanos, que los luteranos mantengan algunas de sus tradiciones propias, siempre -se sobreentiende- que no entren en colisión con la fe y la doctrina de la Iglesia.

Mons. Müller apunta un hecho ciertamente diferencial entre el caso de los anglicanos y los luteranos. Entre los primeros siempre ha existido un sector próximo al catolicismo. O sea, los anglocatólicos de toda la vida. Entre los luteranos, no. Sí que se han producido conversiones de luteranos al catolicismo, pero no ha habido nunca un sector luterano-católico.

Hasta ahí todo normal. Que la Iglesia facilite el regreso a su seno de quienes están fuera es necesario y loable, aunque quizá dicho regreso podría tener lugar sin necesidad de tanta parafernalia canónica. Es decir, cuando Dios muestra a un no católico que la Iglesia Católica es la Iglesia de Cristo, su deber es obedecer al Señor y pedir el ingreso en la misma. Tanto es así que en caso de no hacerlo, su salvación corre grave peligro. Esto no me lo invento yo. Cito del Concilio Vaticano II:

Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se negasen a entrar o a perseverar en ella.
Lumen Gentium 14

Precisamente es en relación con el Vaticano II donde nos encontramos con unas palabras del Prefecto de la CDF que resultan, cuanto menos, peculiares. Dice Mons. Müller que en opinión de algunos luteranos -NO LA DEL PREFECTO-, Martín Lutero pretendía solamente reformar la Iglesia y no causar división entre los cristianos-. Y añade que esos luteranos creen que las reformas necesarias fueron llevadas a cabo por el Concilio Vaticano II. Bien, conviene ir al propio Lutero para saber lo que quería. Fue muy claro: «Yo no impugno las malas costumbres, sino las doctrinas impías»; y: «Yo no impugné las inmoralidades y los abusos, sino la sustancia y la doctrina del Papado»

Puede que en un primer momento, antes de protagonizar su cisma herético, Lutero quisiera una mera reforma de la Iglesia. Cosa nada nueva en aquel entonces, ya que eran muchos los que pensaban igual. De hecho, en España tuvimos al cardenal Cisneros que se encargó de llevar a cabo una reforma auténtica allá donde tenía autoridad pastoral. Pero si la intención del ex-monje agustino alemán pudo ser buena en un principio -cosa muy dudosa-, pronto cambió de parecer y, viéndose apoyado por los príncipes alemanes, se metió de lleno en la creación de nuevas doctrinas, basadas sobre todo en el binomio Sola Scriptura/libre examen, y por tanto ciertamente heréticas, en las que buena parte de los dogmas de la Iglesia saltaron por los aires.

En consecuencia, a esos luteranos hay que decirles que, al menos en relación con la respuesta al protestantismo, la verdadera reforma de la Iglesia no llegó con el Concilio Vaticano II. Llegó con el concilio de Trento, al cual tienen que adherirse como mano al guante si quieren ser verdaderamente católicos. Salvo que quieran sostener las tesis lefebvrianas o la de los liberales modernistas -también llamados progres-, deben reconocer que no hay nada en el Vaticano II que contradiga o modifique sustancialmente lo enseñado por la Iglesia en todos los concilios anteriores. Los dogmas y las doctrinas pertenecientes al depósito de la fe siguen siendo los mismos. Y esto tiene que quedarles muy claro, porque de lo contrario, si de lo que se trata es de que entren en la Iglesia aquellos que creen que el Vaticano II es la realización plena de los deseos de Lutero, lo mejor es que se queden fuera.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Aviso a lefebvrianos, filolefebvrianos y/o personas que sostengan tesis que huelan siquiera un poco a crítica de fondo al CVII y que piensan que sus comentarios van a ser publicados en este blog -no solo en este post-: Lasciate ogni speranza.

Puede que haya otros blogs en InfoCatólica donde os dejen debatir sobre esas cuestiones. Aquí no.

6.01.13

Si Lutero levantara la cabeza...

Según se acerca el quinto centenario del inicio del cisma y la herejía protestante, el ambientillo proluterano va cogiendo fuerza sobre todo en Alemania, país natal del heresiarca “fundador” de lo que, en palabras de San Pío X, “es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas” (Art, 129, Catecismo Mayor San Pío X).

Margot Kässman, obispa de la Iglesia Evangélica Alemana y encargada del negociado del quinto centenario, ha pedido al Papa que levante la excomunión al ex-monje agustino. Y dice que el hecho de que fuera excomulgado hace 5 siglos no es un impedimento ya que según ella, pásmense ustedes, nadie pensaba que fuera a caer el Muro de Berlín y finalmente se vino abajo. ¡Ole, ole y olé! ¡Qué nivel, Maribel!

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18.11.12

Catolicanglicanos

La llegada de un nuevo arzobispo de Canterbury, sede primada para la Comunión anglicana, parece que ha revivido la discusión interna sobre el acceso de las mujeres al episcopado. En realidad, parece evidente que más pronto que tarde los anglicanos aceptarán de forma general que haya obispesas en su comunión eclesial. De hecho, es la consecuencia lógica de haber aceptado en su día la ordenación de mujeres como presbíteras. Una vez que aceptas que la mujer puede recibir el sacramento del orden, lo demás va detrás. En este punto no está de más recordar que la Iglesia Católica no reconoce la validez de ese sacramento entre los anglicanos. Para Roma, la conocida como Iglesia de Inglaterra es, desde el punto de vista “técnico", una comunión eclesial y no una verdadera iglesia como sí lo son las ortodoxas.

Antes de abordar como afecta el tema de la ordenación de mujeres a las relaciones entre el catolicismo y el anglicanismo, creo oportunísimo recordar las palabras que dirigió al nuevo primado anglicano el responsable de la “cosa ecuménica” del patriarcado de Moscú. Hilarión de Volokolamsk no se anduvo por las ramas:

«Lamentablemente, la parte final del sigo XX y los comienzos del tercer milenio han traído dificultades tangibles en las relaciones entre la Iglesia Rusa Ortodoxa y las iglesias de la Comunión Anglicana. La introducción del sacerdocio femenino -y ahora del episcopado-, la bendición de uniones y matrimonios de personas del mismo sexo y la ordenación de homosexuales como pastores y obispos, todas estas innovaciones son vistas por los ortodoxos como desviaciones de la tradición de la Iglesia primitiva, lo cual hacer que el anglicanismo sea cada vez más extraño a la Iglesia Ortodoxa y contribuye a una mayor división de la cristiandad en su conjunto».

A mí no me cabe la menor duda de que Justin Welby sabe que no hay la menor posibilidad de unión de su comunión eclesial con católicos y ortodoxos y, por tanto, le da absolutamente igual lo que diga Roma o Moscú. Es más, si finalmente da el paso de aceptar la ordenación de mujeres como obispos, los ortodoxos adoptarán exactamente la misma postura que Roma sobre la invalidez de las órdenes anglicanas. Y, conviene tenerlo en cuenta, eso supondrá un cambio fundamental en las relaciones ecuménicas entre unos y otros.

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5.11.12

Las opiniones de Lutero y el cardenal Koch sobre la Reforma protestante

Como bien nos cuenta Juanjo Romero en su blog, el Presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Cardenal Koch, sigue haciendo «ecumenismo» del bueno: decir la verdad. Con caridad, pero la verdad. Y lo ha hecho ni más ni menos que ante el Sínodo General de la Iglesia Luterana Unida de Alemania (VELKD), que está al cargo de los preparativos de los 500 años de la Reforma protestante que tendrá lugar en 2017.

Este cardenal, del que algunos temían que seguiría la misma senda que el cardenal Kasper, ha resultado ser un purpurado que gusta de llamar al pan, pan y al vino, vino. Guarda las formas, sin duda, de tal manera que no tiene empacho en llamar iglesias a quienes -recordemos la Dominus Iesus- no lo son, pero no se anda con rodeos a la hora de definir la Reforma protestante como un error y un pecado. Cierto que los culpables de dicho pecado no se encuentran solo en el lado protestante. La corrupción moral de gran parte del clero europeo, los abusos en el tema de las indulgencias, la simonía, etc, eran desgraciadamente el pan nuestro de cada día en amplios sectores de la Cristiandad de principios del siglo XVI. Pero, como he dicho en otras ocasiones, cuando Dios quiere limpiar su Iglesia de escoria, manda santos y profetas, no herejes ni cismáticos. Y a fe que Dios envió santos en ese siglo, que fueron instrumentos de la verdadera reforma, a la que el concilio de Trento puso un marco incomparable.

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20.10.12

"Esa visión consistía en presentar el evangelio a las ovejas perdidas de la iglesia oficial"

El post que escribí ayer despertó un interesante debate, e incluso polémica, debido principalmente a la foto del P. Raniero Cantalamessa arrodillado al lado de un pastor protestante cuya mano estaba sobre la espalda del fraile.

Lo que sí está claro es quién era el pastor que estaba al lado del fraile arrodillado. Se trata de Omar Cabrera JR, hijo del fundador o cofundador de la comunidad eclesial evangélica conocida como “Iglesia Visión de futuro". Pues bien, resulta que en la web de dicho grupo evangélico podemos leer como empezó todo. Cito algunos párrafos:

Considerando a los argentinos, Dios buscó a un hombre a quien le confió una palabra de salvación y restauración para las ovejas perdidas; en especial, puso un gran amor en su corazón por aquellos católicos nominales. Lleno del Espíritu de Dios, el Rvdo. Omar Cabrera aceptó el desafío.

Y

Dios me había dado para Argentina una visión. Oí una voz del cosmos que me dijo, “Visión de Futuro”. Y esa visión consistía en presentar el evangelio a las ovejas perdidas de la iglesia oficial. Seguí las indicaciones claras del Espíritu Santo para introducir el mensaje de Cristo en la mente y corazón de aquellos que por años habían oído del poder de Dios, pero que nunca lo habían experimentado.

En el año 1972 comenzamos una nueva obra dirigida especial y únicamente a todos los que traían sobre ellos solamente la marca de una religión.

Estamos por tanto ante un protestante cuya “visión” consistía en predicar el evangelio a los que ya habían sido bautizados como católicos, a los que llama “ovejas perdidas de la iglesia oficial". Me cuesta creer que Omar Cabrera Jr no siga haciendo hoy exactamente lo mismo que hacía su padre.

No seré yo quien diga que no es necesario predicar el evangelio a los católicos nominales, es decir, a esos cuyo catolicismo no va mucho más allá de asomar por la Iglesia en bautizos, bodas, comuniones y funerales. Pero el evangelio que debe predicárseles no es el del solafideísmo y del pentecostalismo. Un pentecostalismo que enseña cosas como esta, que saco también de la web de Visión de Futuro:

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