InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: General

24.07.08

¿Es ortodoxa la catequesis cristológica de Pagola?

Jesús, distinto del Padre

Jesús es un hombre que no puede ser confundido con Yavé, el Dios de Israel. En los escritos de las primeras comunidades cristianas, Jesús aparece siempre como alguien claramente distinto de ese Dios a quien Jesús llama Padre, a quien ora con fe y confianza en sus largas horas de silencio y soledad (Mc 1, 35; Lc 5, 16), a quien obedeció hasta la muerte (Mc 14, 36) y en cuyas manos abandonó su vida al dar el último aliento (Lc 23, 46).

Si alguien se piensa que eso está sacado de un libro o folleto de los Testigos de Jehová, se equivoca. Aunque cualquier miembro de esa secta diría amén, lo cierto es que está escrito por un sacerdote y teólogo católico. Su nombre, José Antonio Pagola. Y en este caso no se puede alegar que ese texto forme parte de una aproximación histórica sobre la figura de Jesús. No, eso es una catequesis cristológica de Pagola tal y como aparece en Mercaba.

En definitiva, lo que Pagola enseña es que Jesús no es Yavé. Marción ya decía lo mismo pero más a lo bestia. Arrio también. Tamayo, idem. De nada vale que luego Pagola quiera hacernos creer que él enseña que Jesús es Dios. Si no es Yavé, si no es el Dios de Israel, entonces no es el Dios de la Iglesia, no es el Dios de los cristianos.

Ahora que, con motivo de la nota de la comisión episcopal para la doctrina de la fe, han salido a defenderle una treintena de “reputados” teólogos, no estaría de más pedir a la Iglesia que analice en profundidad la teología de Pagola y no sólo la de su “best-seller".

Repito, por si no ha quedado claro: Pagola afirma en una catequesis cristológica que Jesús no es el Dios del Antiguo Testamento, no es el Dios de Israel, no es Yavé. A ver con qué argumentos pretenden defenderle sus “colegas".

Luis Fernando Pérez Bustamante

23.07.08

Mirando hacia el futuro

Acostumbrado como estoy a escribir casi a diario desde hace más de dos años en “Cor ad cor loquitur", estos últimos diez días han resultado una especie de parada obligada en un camino que, a decir verdad, me ha llegado más lejos de lo que nunca pensé. Gracias a Dios, y a vuestras oraciones, hoy han dado de alta a mi mujer -la enfermedad sigue pero controlada- y todo vuelve a la “normalidad".

En este tiempo ha tenido lugar la JMJ de Sidney, que a su vez nos emplaza ante la próxima JMJ en Madrid. El Papa ha estado magistral, cosa que ya no puede sorprender a nadie. La semilla está plantada y sólo queda esperar si se cumple las buenas condiciones de las que habla la parábola de Cristo. Para muchos jóvenes las Jornadas no suponen un gran cambio porque van a las mismas como el que va a ver a los Rolling Stones o un partido de fútbol. Muchos son “tocados” por la experiencia pero el paso del tiempo les devuelve a una vida que no se diferencia gran cosa de la que llevaban antes. Y otros, ojalá también muchos, realmente ven transformada su existencia ya ser porque reciben o confirman el llamado a una vocación de servicio a Dios y su Iglesia, ya sea porque llenan su alma de la gracia que sin duda Dios derrama en actos de esta naturaleza.

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22.07.08

España: ¿simple crisis o juicio divino?

Pablo Blanco es un protestante evangélico español que no se prodiga mucho en escribir pero que cuando lo hace casi siempre va a la raíz de los temas que trata. Este “mega-artículo” suyo merece mucho la pena. Salvo algún matiz de poca importancia lo suscribo totalmente:

España: ¿simple crisis o juicio divino?

Este es un artículo largo. Tómese su tiempo y léalo a trozos si es preciso. Es un artículo escrito para creyentes, y para creyentes españoles particularmente. Para personas que tienen temor de Dios y de Su Palabra, aunque contenga muchas consideraciones actuales que pueden encontrarse en los periódicos. Esta aclaración me permite no tener que extenderme en muchos aspectos que si fuese dirigido a incrédulos tendría que explicar con mucho más detalle y argumentos, que por otro lado ni entenderían ni los aceptarían aunque los entendieran.

Los creyentes que consideramos las Sagradas Escrituras, como una fuente inspirada para ser instruidos (2Ti. 3:16), sabemos que las guerras y los conflictos sociales provienen de las pasiones humanas pecaminosas, de las codicias, la envidia y las frustraciones humanas que dan ocasión al empleo de la violencia, como acertadamente dice St. 4:1,2; y de las maldades del corazón de los violentos, como dice el salmista (Sal. 140:1,2). Pero en determinadas ocasiones Dios decide aprovechar esa maldad humana para que sea un instrumento de su justicia. Y, así en algunas ocasiones permite que estas circunstancias actúen como un instrumento de su justicia, para castigar la corrupción y maldad de los pueblos. Cuando el mal, la injusticia y la rebeldía contra Dios llegaban a determinados límites, Dios utilizaba las condiciones militares y económicas del mundo para disciplinar y castigar la impiedad y la maldad. Podríamos extendernos cuanto quisiéramos para considerar esta realidad en cuanto a ejemplos concretos sobre numerosos pueblos tanto del pasado como hasta nuestros días, y hablar de Egipto, Amalec, de los cananeos, de Israel y Judá, de Babilonia, del Israel de los tiempos novotestamentarios, de Roma, pero también de la España imperial, de Francia, de Alemania, etc. De tal manera que es muy interesante analizar en ocasiones si las cosas que acontecen forman parte del desarrollo propio del caminar de la humanidad o aún encuadrados en ese marco general corresponden a un juicio y son días de venganza como los denominó Jesús (Lc. 21:22).

La libertad con la que nos movemos a la hora de hacer un análisis de los acontecimientos alejados en la historia se nos suele antojar una osadía cuando tratamos del presente. Pero Dios que ha aplicado juicios a las naciones como consecuencia de sus malos actos colectivos, seguro que también sigue haciéndolos hoy en día.

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17.07.08

Breve reflexión sobre la Conferencia Internacional para el Diálogo

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Que Arabia Saudí, precisamente Arabia Saudí, esté en Madrid para hablar de diálogo interreligioso y tolerancia me parece una ofensa al sentido común y a la dignidad de los cristianos perseguidos en los países de mayoría musulmana, en especial a aquellos que se han convertido al cristianismo desde el Islam.

¿Habrá alguien que haga estas dos simples preguntas en esa “conferencia"?:

1- ¿cuándo se permitirá a los cristianos predicar el evangelio en los países musulmanes?

2- ¿cuándo dejará de ser delito en muchos países abandonar el Islam para convertirse a cualquier otra religión?

Mientas ser cristiano en un país musulmán no represente lo mismo que ser un musulmán en un país cristiano, estaremos haciendo el primo con este tipo de congresos. De hecho, me gustaría que alguien me dijera de qué ha servido el diálogo interreligioso con musulmanes en las últimas décadas de cara a mejorar la situación de los cristianos en tierra islámica. Que alguien me diga UN SOLO FRUTO POSITIVO Y TANGIBLE de dicho diálogo para nuestros hermanos. Y si no se consigue eso, lo demás es basura. Al menos así lo veo yo.

Luis Fernando Pérez

11.07.08

Con permiso.... encuentro una imprecisión en un libro del padre Ladaria

No soy teólogo ni probablemente lo sea nunca, así que puede que me equivoque en lo que voy a decir, pero….

Tengo el libro “Teología del pecado original y de la gracia” de Luis F. Ladaria, SJ, a la sazón nuevo secretario general de la Congregación para la Doctrina de la fe. Es precisamente el libro sobre el que el padre José María Iraburu escribió un artículo que se ha hecho famoso en estos días gracias a Religión Digital. El caso es que no tengo claro que el padre Iraburu acierte en lo que él menciona y sin embargo pasa por alto algo que a mí me resulta una obvia imprecisión.

Vamos al texto, página 116-7:

Pero pienso que no debemos afirmar que la generación sea formalmente la causa de la transmisión del pecado. Trento no ha querido insistir en esto y en ningún caso mantiene una posición pesimista respecto de la procreación. En las declaraciones magisteriales se ha querido evitar sobre todo que la transmisión del pecado se considere cuestión de simple “imitación", es decir, que el pecado anterior a cada uno sea algo exterior a él. Por ello hay que afirmar que desde que un hombre entra en el mundo se encuentra realmente inserto en la masa de pecado de la humanidad, en una situación de pecado, de ruptura de la relación con Dios. Es claro que no se realiza desde el primer instante la ratificación personal, por parte de cada uno, de esta historia de pecado, pero esto no significa que esta inserción sea menos real. A continuación, al tratar de manera más específica el pecado original de los niños, volveremos sobre esta cuestión. En todo caso, la transmisión del pecado original por generación significa que éste es un elemento más de la condición humana que cada uno recibe por el hecho de su nacimiento, y que los efectos de este pecado están presentes desde el primer instante.

Bien, el padre Iraburu sostiene que “la explicación del profesor Ladaria no logra estar conforme, aunque lo intente, con la doctrina de la Iglesia, y que más parece explicar la transmisión del pecado original imitatione que generatione“. El padre Ladaria afirma que el magisterio sostiene que la transmisión del pecado no es simple “imitiatone” a la vez que niega que la generación sea “causa formal” del propio pecado. Quizás esa negación va encaminada a negar la idea de que la generación tenga como fin la transmisión del pecado, cosa que no es. A decir verdad la generación siempre tiene como objetivo transmitir la naturaleza, y desde Adán esa naturaleza está herida por el pecado. La Iglesia, en muchos documentos de su magisterio, ha enseñado siempre que la transmisión del pecado original es “por generación". Por eso al profesor Iraburu no le parece admisible la explicación de esa transmisión porque “desde que un hombre entra en el mundo se encuentra realmente inserto en la masa de pecado de la humanidad", sobre todo si esa entrada en el mundo se refiere al nacimiento y no a la concepción.

Precisamente por eso, ojo a esta frase:

- En todo caso, la transmisión del pecado original por generación significa que éste es un elemento más de la condición humana que cada uno recibe por el hecho de su nacimiento, y que los efectos de este pecado están presentes desde el primer instante.

Da la sensación de que Ladaria sitúa el nacimiento como el momento cronológico en que se “adquiere” el pecado original. Y no es así. El pecado original se “adquiere” en la concepción. De lo contrario, el dogma de la Inmaculada Concepción no tendría sentido. Y además, dado que el teólogo asegura que ese pecado original es un elemento más de la condición humana, no tiene sentido situar el nacimiento como el momento en que el pecado está en la persona, ya que somos personas desde el mismo momento de nuestra concepción.

A falta de una aclaración, creo que estamos ante una imprecisión que puede conducir al error doctrinal, si es que no es error doctrinal en sí misma. Maestros tiene la Iglesia que nos lo aclararán.

Luis Fernando Pérez Bustamante