Educar el corazón

Pregunta

¿Qué podemos hacer para educar a nuestros hijos en una visión más humana y cristiana de la sexualidad? La verdad es que estamos bastante desanimados. El mensaje con que les bombardean constantemente es éste: mientras se eviten embarazos no deseados y enfermedades, vía libre; además de poner a su alcance anticonceptivos, píldoras abortivas y, en breve por lo que sabemos, “formación y asesoramiento” al margen de los padres…

Respuesta

El reto, efectivamente, está en educar. En introducir a los hijos a la realidad vivida desde un sentido pleno, el sentido de Cristo. Estoy convencido que el primer paso de esta educación cuyos protagonistas principales sois los padres, es el testimonio callado del ejemplo, de la vivencia por vuestra parte de este sentido que pretendéis transmitir. Esto vale para todo, incluida la educación en la afectividad y sexualidad. Después de esto y junto a esto, la palabra razonada y convincente. Vuestros hijos son más razonables de lo que creéis. Hay que ayudarles con argumentos sólidos a contrarrestar esta nefasta contraeducación que reciben del poder de este mundo. Hay que hablar con ellos y con la máxima claridad. Muchos padres esperan y esperan y no afrontan la cuestión, y cuando lo hacen ya es bastante tarde. Hoy más que nunca debemos proclamar el evangelio gozoso de la familia y de la vida, de la sexualidad según el designio de Dios. Un primer asunto que deberíamos dejar claro es que en las relaciones sexuales no sólo intervienen los órganos genitales. El centro es siempre (si hablamos de una sexualidad humana y no simplemente animal) el corazón. Entiendo por corazón el centro de la afectividad. Y es precisamente el corazón el que recibe más destrozos en una relación sexual prematura, superficial e irresponsable. Superar una enfermedad y asumirla es difícil pero posible, asumir un embarazo no deseado es más que viable pero recomponer un corazón roto es harto laborioso y casi nunca se logra del todo. Muchos chicos y chicas inician su edad adulta con un corazón destrozado como consecuencias de la vivencia de una sexualidad desenfrenada. Arrastran en su interior grandes heridas que, a menudo, les imposibilitan de vivir con éxito un compromiso maduro como es el matrimonio. Y esto no hay preservativo que lo evite. El ser humano es cuerpo y espíritu en una unidad sin fisuras. La sexualidad es camino de amor y éste tiende a ser exclusivo. Esto implica la continencia y la guarda del corazón. Sólo podrá darse el que sabe poseerse. Hace poco, Josep Miró Ardevol escribía estas sabias palabras: “Potenciar la fidelidad, la responsabilidad en la relación sexual y su retraso hasta la madurez del sujeto es algo de puro sentido común. El que coincida con buena parte de lo que enseña la Iglesia refrenda la sabiduría mutua”. La educación afectiva y sexual, como parte de una preparación remota al matrimonio, es una de las más grandes urgencias educativas y pastorales de hoy.

1 comentario

  
Ferran María Benet
Los cristianos que profesamos el caltolicismo en este tiempo del "Adviento",pensamos en la importancia de:"ESTAR SIEMPRE ATENTOS",como si de un reloj se tratara.Y estar conscientes de las cosas que debemos "CORREGIR Y PURIFICAR",para esto necesitamos figurativamente una toalla y una jarra de agua.
Los padres,tienen ante sí una tarea dificil,mas bien un desafio.Nuestros hijos deseamos tengan buena salud, no solo física sino moral y espiritual.Todo un reto con el bombardeo televisivo, el cine y las compañías.Cristo fué adolescente y nos puso un modelo que si bien eran otros tiempos,la situación es idéntica.¿Su interés eran las cosas de su Padre o las de él mismo como joven?.Por supuesto el ataque a que se ve sometida la fe de los adolescentes,suplantada por el sexo y el desequilibrio moral que se nos ofrece.Como bien índica el Dr.Mateo,la educación afectiva,los deberes que contraemos al realizar el sacramento matrimonial:Pero,¡¡que maravillosa perspectiva tener la gracia del Padre,del propio Dios!!.¿Que deseamos para nuestros hijos?.¿Que estamos haciendo para que lo obtengan?.¿Somos ejemplares como padres para que nuestros hijos sigan el modelo del joven Jesús quién se interesaba por mantener límpio delante de su Padre?.Es imprescindible,estar siempre atentos al reloj del tiempo para cumplir puntual y responsablemente con nuestras obligaciones cristianas y educativas en lo moral.Por otro lado la jarra de agua y la toalla dee recordarnos lo importante de la corrección y la purificación,para que nuestros hijos sean lo mejor que ofrecemos a Dios.Saludos: Ferran
07/12/08 11:02 PM

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