InfoCatólica / Joan Antoni Mateo García / Categoría: General

1.12.08

Testigos de Jehová a por los chinos

Leo en Religión en Libertad que Testigos de Jehová españoles aprenden chino para captar fieles entre los inmigrantes. La noticia me recordó una divertida anécdota que viví hace años con los Testigos. Por aquel tiempo yo estaba estudiando teología y acudía también a clases de Filología Clásica en la Universidad de Barcelona. Estando de vacaciones en mi pueblo natal, una tarde de verano llamaron a la puerta de mi casa dos jóvenes testigos de Jehová, un chico y una chica. Me dijeron que el mundo estaba muy mal y que se nos venía algo gordo encima. Me preguntaron si me interesaba conocer la Palabra de Dios y se ofrecieron a orientarme. Les hice pasar. Nos sentamos y sacaron su Biblia. Les pregunté si no tenían inconveniente en que yo usara mi propia Biblia. Me dijeron que no había problema. Fui a mi biblioteca y agarré una edición griega del Nuevo Testamento y un Antiguo Testamento en hebreo. Y empezó el diálogo. Me propusieron un texto del Nuevo Testamento y yo fui a buscarlo en el mío. La chica vio mi libro y exclamó: ¿Oiga, esto es chino o qué?
No era chino. Era la lengua con que se escribió el Nuevo Testamento, al menos, en los primeros papiros y códices que disponemos del mismo. Les pregunté dónde habían estudiado la Biblia, pues me parecía muy raro que unos expertos que se disponían a dar clase de Biblia ignoraran la lengua del Nuevo Testamento. Se pusieron muy nerviosos y me dijeron que volverían en otra ocasión. No los vi nunca más. Y ahora resulta que aprenden chino. Me parece muy bien. Ampliar los horizontes lingüísticos y culturales siempre es positivo, y a lo mejor, y esto es más fácil que aprender chino, se ponen a estudiar griego y algo de hebreo y empiezan a tener una comprensión más cabal de la Biblia.
La vida da muchas vueltas. El pasado curso académico, en una de las clases que impartía en el Instituto de Teología Espiritual de Barcelona me pasó una cosa muy curiosa. Se me acercó un alumno después de la clase y me dijo: Oiga, yo a usted le conozco. ¿Verdad que es usted de Tremp? Le dije que sí. Yo no le recordaba, pues hacía años que ya no vivía allí. Se dio a conocer. Era, nada más y nada menos, que el testigo de Jehová, anciano responsable de toda aquella zona del prepirineo y Pirineo, y por tanto, el responsable de aquel par de jovencitos que vinieron a catequizarme. Después de muchos años en los Testigos, el Señor le concedió la luz, como él mismo me dijo, y regresó a la Iglesia Católica. Ahora estudia teología, trabaja en un grupo que ayuda a salir de sectas y adicciones y es un buen amigo mío. Nos reímos mucho cuando le conté lo del Nuevo Testamento en griego que sus ex acólitos tomaron por chino.
Al margen de la anécdota, sí me parece muy digno de imitación por parte de los católicos este celo de los Testigos (no tanto sus métodos) por hacer apostolado y dar a conocer aquello que más valoran: su fe. Los inmigrantes de otras religiones que conviven con nosotros tienen el derecho de conocer el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y consiguientemente nosotros tenemos el deber de anunciárselo. De la misma forma que la Iglesia envía misioneros a países y lugares lejanos para anunciar a Jesucristo, nosotros debemos ser misioneros para con los que viven con nosotros y todavía desconocen a Jesucristo. Proponer la fe, invitar a creer es sin duda uno de los mejores servicios que les podemos ofrecer.

28.11.08

Niño "medicamento"

NIÑO “MEDICAMENTO”

Pregunta

A la mayoría de la gente le ha parecido bien y un gran logro que un niño haya sido concebido de tal manera que pueda salvar su hermano de una grave enfermedad. Parece que la Iglesia no se alegra según algunas declaraciones episcopales y, sobre todo, de Mons. Sgreccia, que incluso ha hablado de “nazismo” en todo esto. Si no le es inconveniente me gustaría que escribiera algo sobre el tema…

Respuesta

Mons. Elio Sgreccia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, preguntado por el denominado “niño medicamento” nacido hace algo más de un mes en la capital andaluza, explicó que esta concepción comporta que se seleccionan los embriones y que muchos embriones que han sido eliminados, eran hermanos del que se ha dejado nacer. La Instrucción Donum Vitae, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, enseña que al embrión se le debe el respeto que corresponde a la dignidad personal. Indirecta, pero claramente, está diciendo que el embrión es un ser personal, es persona. Todos hemos sido embriones en un momento determinado de nuestro desarrollo homogéneo. La comprensión del ser personal debe entenderse desde una hermenéutica de la “continuidad” y no desde una hermenéutica de la “ruptura” que postula unos “saltos” ética y metafísicamente injustificables: “ahora es persona y un segundo antes no”. Esto es absolutamente indemostrable. Desde la perspectiva personalista cristiana hay que mantener que toda intervención terapéutica sobre el embrión ha de ser para bien del mismo, respetando su vida e integridad. Primum non nocere: lo primero no dañar. Es evidente que para la consecución del “bebé-medicamento” se han destruido otros embriones, seres personales, y esto es moralmente injustificable. Muchos se limitan a mostrar unos logros espectaculares pero ocultan a qué precio han sido obtenidos. Tal vez pueda parecer algo fuerte la alusión que hizo Mons. Sgreccia a Hitler a propósito del caso que nos ocupa. Mons. Sgreccia dijo:”Contiene una selección humana que recuerda a Hitler. De los otros no se habla". “Seleccionar: tú sí, tú no", ha dicho, para después añadir que se trata de un niño “criado para ser medicamento de otro". Yo creo que puso el dedo en la llaga. En el fondo, y a pesar de que muy pocos se atreven a decirlo, lo que se plantea con el aborto y con ciertas manipulaciones biomédicas, es la eugenesia. Un proceso de selección que sólo daría paso a la vida a los más sanos, a los más fuertes… Y, ¿acaso no era ésta la finalidad de muchas de las monstruosas intervenciones de Hitler? Ya va siendo hora que abramos los ojos y nos dejemos de hipocresías y eufemismos y digamos las cosas por su nombre. Desde una antropología cristiana y desde una antropología digna del hombre hay que decir que cada persona tiene un valor inmenso por sí misma y una dignidad intangible independiente de su mucha salud, fortaleza o cualquier otra valoración. Así, toda persona ha de ser querida por ella misma y no supeditar su vida a nada ni a nadie. El “niño-medicamento” no ha sido querido por sí mismo sino que su vida se ha finalizado para otra realidad.

25.11.08

¿Obispos u "obispas"?

¿Obispos u “obispas"?

La pregunta y respuesta se publicaron en Cataluña Cristiana cuando se suscitó esta cuestión…

Pregunta:

¿OBISPOS u OBISPAS?
Estos días se ha hablado mucho de la decisión de los anglicanos de conferir el episcopado a las mujeres. Algunos periodistas dicen “mujeres obispo” y otros “obispas” ¿Qué es lo correcto? Si una de estas obispas, se pasa luego a la iglesia católica, ¿seguirá siendo obispa? ¿Qué le parece todo este asunto? ¿No habrá conatos de lo mismo en la Iglesia Católica?

Respuesta:

No sé si me pregunta en serio o en broma, pero el asunto merece interés. La decisión de los anglicanos tendrá consecuencias. Tal vez origine una división en el seno de la comunión anglicana, tal vez muchos anglicanos se incorporen a la Iglesia Católica, y, sin dudas,será un serio obstáculo al progreso de los esfuerzos que realiza un sano ecumenismo. Los anglicanos bien formados saben muy bien el problema de la validez de las ordenaciones anglicanas. Cuando se da el paso de algún anglicano ordenado hacia el catolicismo, la cuestión de la validez de una ordenación sacerdotal se estudia detenidamente. De hecho, ya mucho tiempo antes, algunos obispos anglicanos se hicieron “reordenar” por los viejos católicos ( cisma surgido después del Vaticano I) pues eran conscientes de la invalidez de muchas ordenaciones. En el caso de mujeres ordenadas de presbítero u obispo, la cuestión es más fácil: estas ordenaciones son sencillamente inválidas y en el caso de que alguna de estas mujeres se haga católica quedará en su condición de fiel laica. A mi juicio, esto va a conllevar otros problemas graves para los anglicanos. Las supuestas ordenaciones sacerdotales que puedan llegar a realizar estas obispas serán del todo inválidas. Muchas comunidades no tendrán verdadero sacerdocio ni eucaristía con todo lo que esto conlleva para la vida cristiana. Los anglicanos, que nacieron supuestamente con un deseo de más fidelidad evangélica, acaban de dar un paso que les sitúa, paradójicamente, muy lejos de la voluntad fundacional de Jesús para su Iglesia. Hay que dar tiempo al tiempo y ver cómo evolucionan las cosas en el seno del anglicanismo pero yo pienso que esto va a generar un movimiento de disolución en el seno de los anglicanos. Adecuarse sin mucho criterio a las exigencias de una sociología ajena a la dinámica de la fe cristiana suele pagarse con un alto precio. Finalmente, estoy convencido que no hay ningún peligro de que el catolicismo se embarranque por tan peligrosos derroteros y para acabar con una nota de humor (como hace usted en la pregunta) y visto el lío que se va a montar, yo no diría ni obispos ni “obispas”, más bien “avispas”.

24.11.08

Comulgar bien

COMULGAR BIEN

Pregunta:

Seré breve, dado que interesan más sus repuestas que mis preguntas. Observo un uso que se ha convertido en abuso respecto a la distribución del Sagrada Comunión en las manos de los fieles: manos sucias, sudorosas, intentando agarrar el Cuerpo de Cristo con los dedos como una pinza, no consumiendo la Sagrada Comunión ante el ministro… Los sacerdotes en última instancia y la más alta jerarquía eclesiástica tienen grave responsabilidad de velar por instruir al respecto y evitar los abusos evidentes con el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. El Santo Padre S.S. Benedicto XVI, recientemente ha dicho que en las celebraciones donde él reparta la Sagrada Comunión, los fieles que la reciban de sus manos lo harán de rodillas y en la boca, ¿Es suficiente o hace falta más instrucción?

Respuesta:

Probablemente el Papa nos está dando un mensaje no escrito, pero explícito. Me recuerda otro gesto pontificio, éste de Juan Pablo II, cuando con gran sorpresa bajó a la Basílica Vaticana y se puso a oír confesiones en un confesionario. Los sacerdotes captamos el mensaje. Benedicto XVI se ha referido explícitamente en más de una ocasión a la necesidad de adorar Cristo Eucaristía: en la Misa, en la Comunión y en el culto fuera de la Misa. Tiene usted razón y yo mismo lo he comentado muchas veces en esta columna: faltan estas muestras necesarias y convenientes de adoración. Por doquier se ha suprimido el noble gesto de arrodillarse en el momento de la consagración y que según las normas litúrgicas es preceptivo normalmente y también se ha degradado mucho la forma de comulgar con las manos. A veces, a mis feligreses les recuerdo, aludiendo al gesto que usted comenta de tomar la Sagrada Forma con los dedos en pinza, que nosotros no tenemos la habilidad de los chinos para comer con palillos. Se corre el riesgo de que caiga al suelo el Cuerpo de Cristo y se dificulta mucho la administración de la comunión. ¿Volver a comulgar de rodillas? No creo que el Santo Padre tenga intención de obligarlo pero sí que nos recuerda que es una opción para el fiel que desee hacerlo y que debería facilitarse tal opción. También creo que es una llamada a acercarse a la Comunión con devoción y adoración, y, por supuesto, en el estado de gracia que se requiere. Me permito recordar igualmente que la comunión en pié y en la mano, hecha con la corrección y el espíritu que las mismas normas litúrgicas indican, es totalmente digna y decorosa. Efectivamente hay que orientar a los fieles y corregir con tacto y oportunidad los abusos y recuerdo que en determinadas circunstancias el sacerdote puede omitir la administración de la Sagrada Comunión en la mano. Si el Papa decide introducir modificaciones al respecto a nivel de la Iglesia Universal, evidentemente que éstas han de ser admitidas prontamente por parte de todos.

22.11.08

Autoridad

AUTORIDAD

Pregunta:

Me cuesta explicarme la ausencia de autoridad en muchas cosas que pasan en nuestra Iglesia y que aparecen en nuestros periódicos: escándalos, sacerdotes que desobedecen las directrices del Papa y Obispos, teólogos que enseñan doctrinas contrarias a la fe… ¿Por qué no reprenden enérgicamente los Obispos a los autores de todos estos desmanes? ¿No le parece que la autoridad es para ejercerla?

Respuesta:

Creo que hay que examinar estos asuntos sin pasión, con sincero afán de conocer la verdad y siempre con la debida caridad. Evidentemente, las personas que deben ejercer un servicio de autoridad, se encuentran en ocasiones con situaciones desagradables en las cuales hay que reconducir al orden a personas que se han desviado. No se fie mucho de la información que dan ciertos periódicos. A menudo, en muchos casos que usted comenta, el que no lo sabe todo, no sabe nada. El primer paso es un sensato discernimiento, una verificación de los hechos y hay que oír todas las partes implicadas. La Iglesia ejerce la autoridad e incluso prevé en ciertos casos sanciones muy duras, aunque necesarias para un bien mayor. Pero, como lo he dicho, la forma (en caridad) como se ejercita la autoridad es fundamental en el oficio de corregir que tienen los Obispos y, en definitiva, toda persona investida de autoridad (p. e., padres, maestros, sacerdotes…). San Antonio María Claret daba estos sabios consejos: “En las correcciones tener en cuenta la sentencia de San Lorenzo Justiniano: El Señor manda que se corrija al hermano blanda y dulcemente, ya que el ánimo del que ha faltado se mueve a compunción más bien con palabras suaves que con reprensiones duras… Dos cosas contribuyen mucho a que la corrección aproveche al súbdito. En primer lugar, el que éste tenga en buen concepto al superior como hombre equilibrado y en segundo lugar el que el súbdito esté persuadido de que el superior le aprecia. Si el superior se enfada, pierde el prestigio y la estima”. Una corrección hecha con el tacto que indica el Santo llega a resultar muy provechosa y suele solucionar el problema. Un corrección desabrida y sin guardar las formas suele dar malos resultados, como también el afrontar los problemas a destiempo, demasiado tarde.