Teología moral en crisis

Indudablemente nos encontramos en un contexto en el que la crisis de la Teología Moral ha alcanzado uno de sus momentos más álgidos en la Historia de la Iglesia Católica. La separación entre la libertad y la verdad junto con la separación entre las costumbres y la fe, han traído las consecuencias que hoy vivimos en distintos ámbitos incluso dentro de la organización y jerarquía de la misma Iglesia. Esto también responde a que los problemas morales como el aborto, la eutanasia, el matrimonio, la familia, la moral sexual, etc., en las sociedades plurales se han estado abordando, por décadas, desde una perspectiva totalmente ajena a Dios y a la ley natural. Pero últimamente esto ya no se ha limitado al orden secular, sino que la autonomía moral se ha producido incluso en algunos de los sectores más altos de la jerarquía eclesiástica encargada de la doctrina de la fe y la moral. Grandes sectores de jerarcas y laicos católicos han estado promoviendo una autonomía de la razón en el ámbito de las normas morales relativas al recto ordenamiento de la vida en el mundo. Aunque parezca increíble, coinciden con la promoción de una moral únicamente intramundana, en la que el hombre se da las leyes a sí mismo de modo que estas leyes tienen su origen únicamente en la razón humana.

Bajo esta perspectiva, pareciera que no se percatan de que con sus afirmaciones Dios no podría ser considerado como autor de la ley, y en el mejor de los casos el hombre tendría que ejercer su autonomía como legislador en virtud de un mandato originario y total que Dios le ha conferido. Como hemos visto en distintos acontecimientos, los promotores de estas posturas han llegado a presentar propuestas totalmente improcedentes en foros oficiales de discusión,  poniendo en tela de juicio puntos fundamentales de la doctrina moral perenne de la Iglesia, que incluso comprometen el hecho de que la misma Sagrada Escritura nos enseña que Dios es autor de la ley que el hombre descubre con su razón.

Algunos otros han llegado a introducir una errónea distinción entre un orden ético intramundano que ha de considerarse caso por caso, y un orden de la salvación en el que sólo importan algunas intenciones y actitudes interiores frente a Dios y a nuestro prójimo. Las consecuencias de esto nos han hecho ser testigos de cuestionamientos y hasta negaciones de  la existencia de un contenido moral específico y determinado que es universalmente válido y permanente puesto que se encuentra en la Divina Revelación. Para los promotores de estos errores, la Palabra de Dios se limita a hacer una exhortación que el hombre autónomamente puede llenar con determinaciones normativas objetivas, es decir, normativas adecuadas a cada situación histórica concreta, o lo que es lo mismo, a la situación de cada persona en particular. De estos errores fundamentales se han seguido ciertas suposiciones, expectativas y acciones que definitivamente no tendrían que suceder.

No es difícil ver que esta autonomía relativista implica la negación de una competencia doctrinal específica por parte del Magisterio sobre normas morales relativas al verdadero bien humano. Bajo esta perspectiva las normas no pertenecen al contenido propio de la Revelación y por lo mismo no son importantes en orden a la salvación.

Es increíble que después de tantos años, documentos y concilios, el reto de la Teología Moral, en el contexto actual, sea volver a explicar la existencia de los valores absolutos que el hombre debe respetar en toda circunstancia. Que haya que retomar la explicitación de la fe en Cristo en el campo de la moral. Porque lamentablemente se ve que en el ámbito moral, para muchos se puede prescindir de Cristo en lugar de que Cristo juegue un papel primordial.

A pesar de los esfuerzos realizados y que se pueden constatar en muchos documentos como la Encíclica Veritatis Splendor, a la fecha se ve que no sólo no se ha podido recuperar y presentar el verdadero rostro de la fe cristiana, que no se limita a un conjunto de proposiciones que han de ser acogidas y ratificadas con la razón humana, sino que los hechos muestran que aún dentro la jerarquía de la Iglesia, ha habido un distanciamiento de un conocimiento de Cristo vivido personalmente, de una memoria viva de sus mandamientos, es decir, de una Verdad que ha de ser vivida. Hoy en día no se han podido superar las teorías del conocimiento relativistas de los siglos XVI al XX, que han sido erróneamente asimiladas a la teología y a la religión, negando la posibilidad de la mente humana para conocer la naturaleza de la persona humana y su fin, y que han conducido al desconocimiento de la ley natural establecida por Dios como orden natural abierto a la trascendencia.

Ya se ve que las numerosas respuestas oficiales del Magisterio de la Iglesia a estas cuestiones no han sido asimiladas ni asumidas en la práctica por sectores considerables de los fieles de la misma jerarquía eclesiástica. La pregunta es: ¿hasta qué punto será nuevamente reiterada oficialmente la doctrina perenne de la Iglesia? Y ¿esa reiteración de la doctrina bastará para ser asumida y vivida por todos los fieles jerarcas y laicos? O serán nuevas exhortaciones históricas que puedan llegar a ser hasta más o menos ambiguas, y que en la presente generación simplemente no sean aceptadas ni puestas en práctica.

3 comentarios

  
Liliana
Muy buena observación, totalmente de acuerdo.
pienso que la desmoralización a hecho mucho daño a la Iglesia, es bueno que los hijos de la Luz disipen las tinieblas.
La reiteración de la doctrina de Cristo en su Iglesia podrá ser asumida y vivida, si se predica lo que paso en tiempo presente y futuro.

09/12/15 9:29 PM
  
antonio

Ya se ve que las numerosas respuestas oficiales del Magisterio de la Iglesia a estas cuestiones no han sido asimiladas ni asumidas en la práctica por sectores considerables de los fieles de la misma jerarquía eclesiástica. La pregunta es: ¿hasta qué punto será nuevamente reiterada oficialmente la doctrina perenne de la Iglesia? Y ¿esa reiteración de la doctrina bastará para ser asumida y vivida por todos los fieles jerarcas y laicos? O serán nuevas exhortaciones históricas que puedan llegar a ser hasta más o menos ambiguas, y que en la presente generación simplemente no sean aceptadas ni puestas en práctica,
No solo son proposiciones, es estar en la Iglesia Católica, hace años que me he convertido, y gracias a Dios tuve en mi Directorl Espiritual.y hombre muy letrado una guia muy segura, hay gente de la Iglesia, que esto lo conoce, ni que hablar de su país, me comentarón amigos, que estuvieron en Nuestra Señora de Guadalupe, tienen 100 millones de habitantes, el fervor, el conocimiento de Dios, que vierón.
La Universidad de Guadalajara!!La devoción a San Juan Pablo II, me dijerón me puede corregir cinco viajes, la unción de su pueblo, debe haber de lo demás pero su patria, no está del todo mal!!!Je!!!Je!!!
Como dice el estimado Alonso.
Es cierto pero seimmpre espero que esto cambie ,creo en la Omnipotencia de Dios, hice un mal comentario en el Blog de Maria Arribel, el primero, del que pido perdon y me arrepiento, pero creo absolutamente en la Omnipotencia de Dios, para que esto cambie, será para el bien de la Humanidad.Que Dios lo bendiga y somos colegas, estamos al lado del dolor, somos unos previlegiados, diculpe es Cirujano y sabe tanto !!!Soy un converso y somos un poco apasionados, y exagerados.

Que Dios bendiga a la Juventud de su patria y de la mia en la mìa hay una gran autor José Hernández, que mnifiesta en el Martin Fierro, que el ama a su patria ama a sus compatriotas dfebe ser asi, en todos lados!!!


11/12/15 7:29 PM
  
antonio
Reriro lo del mal comentario.
12/12/15 12:29 PM

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