Orden progresista consigue vocación: ¡Se rompe el mito!

(ECOS de la CAVERNA) Un medio de comunicación está obligado a publicar multitud de noticias tristes, anodinas o incluso indignantes, pero muy pocas conmovedoras y llenas de esperanza. Nos alegramos de poder decir que esta lo es en grado sumo. Después de cincuenta y dos años sin una sola vocación, una congregación orgullosamente progresista de monjas españolas ha recibido un gran regalo: una postulante ha entrado en el convento y se prepara para hacer los primeros votos.

Las Hermanas de la Admirable y Nunca Suficientemente Ponderada Misericordia Divina, fundadas en el siglo XIX por el P. Eulogio Socio SJ, o Sociomisericordinas, como son conocidas actualmente, desempeñan una provechosa labor entre los más pobres, en el Barrio de La Moraleja de Madrid. Por desgracia, su dedicación infatigable a la causa social les ha impedido hasta ahora gozar de las numerosas vocaciones que tienen otras monjas regresivas más aferradas al pasado y, por lo tanto, menos evangélicas.

“Durante años, nos cansamos de explicar que era bueno no tener vocaciones, porque eso demostraba nuestro compromiso con la causa del Evangelio progresista de los pobres", explica la Superiora. “Ahora, en cambio, podemos anunciar orgullosamente que por fin tenemos una vocación. Estoy segura de que a muchos les habrá estallado la cabeza al enterarse. ¡Se rompe el mito de que las congregaciones modernas y avanzadas no tienen vocaciones!“.

“Casi cada día alguien nos pregunta qué hicimos para conseguirlo”, señala Sor Donna, la maestra de novicias del convento, “y la respuesta es ¡nada! La hermana Britni se presentó un día por su cuenta en nuestra puerta y dijo que quería ser monja. Fue como un milagro, pero de los de verdad, no de los de la Biblia”.

Las religiosas están contentísimas, como es lógico. “Tengo que decir que nos ha dado muchos puntos en la Asociación de Monjas y Monjos Progresistas (AMMP). Las demás congregaciones miembras están verdes de envidia", explica Sor Tolerancia. “Cuando se extendió la noticia, recibimos tantas peticiones que, al final, tuvimos que vender entradas para que otras monjas vinieran a ver a nuestra vocación. Y, a la salida, les entregábamos a módico precio estampitas de la hermana Britni, que decían que les consolaban mucho”.

“Aunque era una buena fuente de ingresos para el convento, nos vimos obligadas a dejar de hacerlo”, apostilla la Superiora, frunciendo el ceño, “porque había superioras que intentaban sobornarla para que se fuera con ellas, ofreciéndole una habitación más grande o vacaciones pagadas. ¡No te puedes fiar de algunas monjas!“.

A pesar de las malas experiencias con otras congregaciones, las Sociomisericordinas no se cansan de elogiar su nueva adquisición. “Es maravillosa. Tiene un gran espíritu de oración”, explica Sor Donna con una sonrisa. “Siempre está rezando interiormente, hasta tal punto que ha convertido su labor social en oración y ya no necesita rezar la Liturgia de las horas ni otras cosas antiguas".

“Y es muy emprendedora“, señala otra de las religiosas. “Está vendiendo las propiedades inútiles de la congregación, procedentes de los colegios que tuvimos que cerrar, para entregarle el dinero a los pobres. Es verdad que no le han dado casi nada por ellas, porque dice que el mercado está muy mal y que tiene que descontar sus gastos de representación, pero lo importante es la intención".

“Además, nos ahorra muchas preocupaciones porque ha puesto todas las cuentas bancarias a su nombre, para gestionarlas mejor”, declara orgullosamente la Superiora.  "Ahora que no nos oye, puedo decirlo: la hermana Britni es una auténtica santa“.