Tres cuartos de siglo

Hace un par de días, el decano de los cavernícolas cumplió 75 inviernos. Es decir, tres cuartos de siglo. Y, cuando uno empieza a contar su edad por siglos, es que ya no es un jovenzuelo. Si me salen las cuentas, eso indica que nació allá por el cretáceo.

Sin embargo, la dieta cavernícola es saludable, por estar basada en oración, siesta, ortodoxia, buen humor y la lectura diaria de InfoCatólica. Véanlo, en la foto de la izquierda, dando brincos al perseguir a un mamut lanudo, como si en vez de tener setenta y cinco años sólo tuviera setenta y cuatro.

Cada cultura tiene sus costumbres. Creo que la cultura moderna tiene no se qué tradiciones de tirones de oreja en los cumpleaños y sobre diamantes y los setenta y cinco años. Los cavernícolas semos más brutos. Cuando alguien cumple los setenta y cinco, celebramos la fiesta del garrotazo, en la que cada cavernícola da un garrotazo con todas sus fuerzas en la cabeza del homenajeado. Si sobrevive, le cantamos el cumpleaños feliz. En este caso, huelga decir que todos terminamos la fiesta con el garrote roto, porque a cabeza dura no hay quien le gane a nuestro muy querido cavernícola.

Como queríamos hacerle un regalo especial en esta ocasión y conociendo su aprecio por la Teología, le entregamos solemnemente las obras completas de los Cien Mejores Teólogos Heterodoxos del S. XX., cincuenta mil páginas encuadernadas en polipiel 100% ecológica. Y creo que acertamos, porque se le iluminó la cara y dijo algo así como: “¡Qué bien! Con el frío que hace en mi gruta en invierno.”

En fin, para que no nos acusen de retrógrados, le felicitaremos en una lengua moderna: Ad multos annos!

Arqueológico Brutote