La sabiduría intemporal del pesebre

Los tesoros espirituales que un pesebre contiene son  una  verdadera oportunidad de conversión.

El pesebre, llamado también “Belén”, o “Nacimiento”, es una de los símbolos más clásicos de la Navidad entre nosotros. Se dice que fue San Francisco de Asís el que, a principios del siglo XIII, propago esta iniciativa para ayudar a entender el misterio entrañable del nacimiento del hijo de Dios.

El Belén presenta las figuras que según los Evangelios rodearon el gozoso acontecimiento. Es un momento  pedagógico, tanto en ambiente familiar y catequético, para recordarnos como Dios ha escrito esta historia desde la eternidad sabiendo todo lo que ocurriría después.

Bien sabemos que en la eternidad no hay presente, pasado ni futuro porque contiene a todos ellos a la vez. Así cuando José emprende el camino junto a Maria embarazada yendo hacia Belén, ella iba silenciosa todo el tiempo sin quejarse y  sin preguntar, efectuando totalmente la voluntad de Dios,   y  con la inmensa  responsabilidad de traer al mundo al Hijo de Dios  y futuro Rey del Universo, nada más y nada menos.

A pesar de la grandeza de Dios nada parecía sencillo para José y Maria,  pues no encontraron lugar confortable en donde dormir y dar « la luz » al mundo. Pero es increíble que ellos en ningún momento hayan perdido la paciencia, o  se hayan enfadado con alguien,  ellos tampoco se  pusieron a gritar contra Dios ni las personas que no les abrieron la puerta.

María iba a dar a luz al hijo de Dios, después de todo era de importancia universal, pero en vez de exasperarse  ellos se abandonaron a la providencia. Dios ya escribiendo la historia eterna, y ahora ya entendemos mejor.

Todos las posadas estaban ocupadas, al igual que nosotros en estos días, con mil ocupaciones vanas! Igual que en todos los tiempos, el ser humano  muy orgulloso que no quiere abrir su corazón a la verdad…cuanta vanidad poseemos! Sería bueno preguntarse: -¿Tenemos lugar para Dios cuando él trata de entrar en nosotros?- ¿Tenemos tiempo y espacio para él? -Y así se comienza porque no tenemos tiempo para Dios.- ¿Y Dios?- Lo que se refiere a él, nunca parece urgente. Nuestro tiempo ya está completamente ocupado.

Sigamos, a pesar de las apariencias la providencia divina nunca abandono a la santa familia,  allí estaba el establo dispuesto para ellos, fue el único lugar que encontraron,  y los ángeles  esperando a Maria ¡para ese momento de gloria universal!

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad”. Lucas 14

Se hizo la luz, en plena noche como lo atestan las escrituras. Se hizo la luz en nuestro mundo sombrío corrompido y  desviado por el  pecado desde los tiempos de Adam.

Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo» Juan 5

 Y ahora viene lo mejor: Dios es su inmensa sabiduría escribiendo esta historia desde la eternidad decidió que el lugar indicado para acostar al niño Jesús era el pesebre o comedero de animales, ya sabiendo que lo daba en sacrificio, y como un adelanto de la eucaristía que Jesús mismo instauraría antes de su muerte y resurrección. La luz de la verdad, el hijo de Dios, Rey del universo entregándose como  pan de vida eterna, a nosotros pobres pecadores, para la salvación de nuestras almas. Ese niñito era puesto sobre un comedero de animales acolchonado con simple paja,  ¡cuanta sabiduría  hay en el pesebre!

Oh Jesús;  ¡cuantos faltan aún por conocerte!

Así el portal de Belén nos dice a gritos que nos acerquemos a ese niño indefenso  que vino a darnos una lección de grandeza  desde su nacimiento hasta su resurrección, y nos recuerda el valor intemporal del pesebre que nos llega directo de la eternidad.

“Gracias a la misericordiosa ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente, para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz». San Lucas 78-79

¡No rechacemos la invitación que Dios nos hace desde el pesebre!

Que grandeza de este Niño del Pesebre!

Con Su Luz confunde a los soberbios y enaltece a los humildes.

¡Alégrese el hombre por este Nacimiento!

Nuestro Salvador viene por los Suyos.

¡Cantemos de júbilo, alcemos la voz al Niño en Belén

y demos vítores al Rey que nos salva! Amén

 

Rocio Cattebeke de  Pacreu 

 

1 comentario

  
Mimi
¡ Qué hermoso !
05/01/15 2:47 AM

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