Ruido de sables desde la Archidiócesis de Barcelona

Con esa expresión entendemos situaciones de tensión, en el seno de la Fuerzas Armadas, por razones políticas, que afectan seriamente a la sociedad. “Ruido de sables” que no poca inquietud crea entre los ciudadanos.

La verdad es que no hay “ruido de sables” en nuestras Fuerzas Armadas, compuestas por excelentes profesionales que conocen a la perfección el papel que desempeñan, al servicio del país, con un escrupuloso sometimiento al cauce que marcan las leyes que nos hemos dado. Es más, cuando alguno de sus miembros se expresa públicamente sobre cuestiones que rozan la política -pese a que sea en materia sobre la que exista un sentimiento generalizado entre los civiles- es apartado de su cargo.

Ahora bien ¿cómo denominaríamos a esas actuaciones de parte de los miembros de la Iglesia?. ¿Ruido de campanas? ¿Ruido de mitras? Lo que sí es evidente es que, cualquiera que sea la denominación, causa mayor inquietud que el propio ruido de sables; en tanto que, para sus objetivos terrenales, no dudan en darles una trascendencia espiritual.

El arzobispo de Barcelona, cardenal Luis Martínez Sistach, se ha pronunciado, públicamente, sobre la “inmersión” educativa que impone el Gobierno de la Generalitat, a los catalanes -incluidos los que son castellanohablantes-.

Inmersión educativa que, obviamente, nada tiene que ver con la salvación de las almas de los que nos sentimos catalanes -ya sea los que no quieren ser españoles, como los que afirmamos que lo somos, precisamente, por ser catalanes-.

Permítame, señor Director, unas breves reflexiones:

1ª.- Desde el Papa al último sacerdote, su misión es la de transmitirnos la palabra de Jesús, para que su Luz, Camino y Vida nos lleven hacia Dios.

Por lo tanto, cuando el señor Arzobispo se expresa públicamente sobre la bondad de la inmersión lingüistica -como en anterior ocasión lo hizo sobre los “beneficios” del Estatuto- yo, como buen cristiano, debo creer que ese es el “Camino” que Dios me pide que siga para alcanzar la salvación.

Ese “mensaje” -de lo que debemos entender que es la palabra de Dios – ya lo transmitió, hace años, el que era Obispo de Gerona, para quien el buen cristiano debía ser “fuerte”, “violento” y “orgulloso” -esas, entiendo, son las “nuevas” virtudes del cristiano- y que su “responsabilidad” es la de usar la lengua catalana con todos los ciudadanos de Cataluña. Iglesia la de Gerona que se niega a llegar a los catalanes de habla castellana, pues ya hace años ha eliminado de la hoja dominical les lecturas, la semanal comunicación del Obispo o cualquier información -como evidencia de que la lengua catalana es la propia de los buenos católicos y la castellana la de los proscritos a los que no hay que acercar a Dios- .

Y es que, como ha dicho Duran i Lleida, la nueva Ley –que trata de proteger el derecho de la mayoría de castellanoparlantes- “se cargará nuestro sistema de inmersión lingüística y romperá y amputará para siempre nuestra identidad y que alterará el nervio de la realidad nacional”. Criterio que viene a confirmar que la función de la inmersión lingüística es la de construir una identidad nacional -como, acertadísimamente, razonó Gabriel Albiac en el artículo publicado en ABC el 10 de diciembre- .

2ª.- ¿Tiene tanta sensibilidad el señor Arzobispo por la tensión programada, que se está generando entre miembros de una misma familia, vecinos y amigos, con la imposición de la inmersión y la “realidad nacional”? Adoctrinamiento que se ha ido fraguando a través del sistema educativo.

Esa sensibilidad ¿la tiene el señor Arzobispo respecto a la vulneración del derecho de los padres, en la elección de la enseñanza de sus hijos?, o en relación con el calvario que supone litigar contra la Generalitat y, al final, ver como la Administración incumple las sentencias de los Tribunales -Superior de Justicia de Cataluña, Supremo y Constitucional- .

3ª.- Me siento catalana por los cuatro costados. Nací en Barcelona, así como mis hijos y nietos, pienso en catalán y amo a Cataluña -no contrapuesta a España, sino formando parte de España- por encima de todo.

Pero, por mucho que examino a diversos catalanes y, luego, me miro en el espejo, le aseguro que no aprecio el menor vestigio de “identidad”, que me marque como distinta del resto de los “identitarios”, hasta el punto de que sea precisa una ruptura con el tronco plenamente común con el resto de las regiones que componen España.

4ª.- Es radicalmente falsa la afirmación del señor Arzobispo en cuanto a que, con el sistema educativo catalán, se consigue un buen conocimiento de catalán y castellano. Por pura lógica mantener en una “inmersión” del 100% en catalán hasta los seis años de edad y, a partir de ésa, con todo en catalán, menos dos horas semanales en castellano, no produce el mismo conocimiento de ambas lenguas; pero, si fuera como mantiene el señor Arzobispo, ¿estaría él dispuesto que el sistema educativo proporcionase todas las asignaturas en castellano y únicamente dos horas semanales en catalán?.

Sea sincero el señor Arzobispo, admitiendo que el sistema educativo tiene como única finalidad el “educar” y adoctrinar, como antes lo hicieron líderes políticos totalitarios que, con su acción, causaron un terrible drama en Europa. Adoctrinamiento, el que se ejerce aquí, que tiene a la lengua como eje esencial; de manera que se llega al sofisma de que “somos tan distintos, que hasta hablamos otra lengua y, por tanto, siendo diferentes, no podemos someternos al trato jurídico y económico del resto de los españoles”.

Aquí, con el adoctrinamiento -a través de la enseñanza, a golpe de sanción (para cuya imposición se incentiva la delación) al que no rotula en catalán, y mediante la subvención (que ablanda voluntades y manipula a los ciudadanos)- estamos llegando a una deriva peligrosa, de la que el señor Arzobispo deberá responder ante Dios.

4ª.- El ruido de sables me inquieta, pero mucho más la sutileza del “ruido de campanas”, o el de “mitras”; pues ya no me llega el aroma del incienso, sino que aparece un cierto preocupante tufillo mundano.

Solo pido que, al igual que se actúa contra los militares cuando expresan públicamente su parecer en materia de política, la autoridad eclesiástica aparte de inmediato de su servicio al Arzobispo de Barcelona, por desviación de poder y sectarismo, tratando de conducir a los cristianos catalanes al redil del nacionalismo. Dediquen plenamente su tiempo a conducirnos al Cielo –pues ese es el mandato que recibió- y no al “paraíso” identitario.

5º.- ¿No recuerda el señor Arzobispo las palabras de Jesús: “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Me parece perfecto que Mons. Luis Martínez Sistach se dedique a la política pero, en tal caso, debería pedir la secularización.

Mª Consolación Meya Martínez

10 comentarios

  
Ikari
Ruido de báculos podría ser. A la hora de una pelea, creo que es mas efectivo pegarle al contrario con el báculo que con la mitra.
Lástima que se vean esos problemas, pero también forman parte de esa dimensión humana de la Iglesia que debe superar sus limitaciones y afrontar situaciones difíciles con la asistencia del Espíritu Santo.

Saludos desde Venzuela
12/12/12 11:40 AM
  
Juan Mariner
No utilicen a la Iglesia para "batallas" políticas...
12/12/12 3:56 PM
  
mjmar
Con todo mi respeto a la opinión anterior, no existe ninguna intención de utilizar a la Iglesia para "batallas" políticas.Son declaraciones realizadas desde el mismo seno de la Iglesia catalana.

Me sumo al primer comentario y que el Espiritu Santo nos ilumine y guíe a todos en estos momentos de tanta confusión.
12/12/12 5:28 PM
  
FRANCISCO SANCHEZ JURADO
Mi mayor respeto al Arzobispo de Barcelona, en materias propias de su ministerio; pero cuando cuanto rebasa dicho ámbito, pierde la autóritas y, por tanto merece la más expresa reprobación.

Si deseaba pronunciarse, lo propio es que lo hiciera en términos de llamar a la calma, promover el díalogo y rezar para que se encuentren soluciones que armonicen los derechos de los ciudadanos. Tomo menos atizar el fuego de la ruptura ya producida en nuestra sociedad.
12/12/12 7:02 PM
  
PEDRO
El Cardenal Martínez Sistach esta al servicio de un proyecto nacionalista, que eleva a dogma conceptos paganos. No es el Pastor de todos, sino sólo de una parte de su grey. En su diócesis hay la única procesión laica de Semana Santa, desde centros católicos se defiende la eutanasia y el relativismo moral. No se condena la corrupción que afecta a parte muy importante de la clase política. Su paso por la Diócesis es un auténtico desastre, En 1938 en Viena el Cardenal Innitzer en vez de levantar la Cruz, levantó el brazo, Martínez en vez de abrazar a todas sus ovejas, abraza la ideología nacionalista. ¡QUE MAL INFORMADO ESTA!
12/12/12 7:10 PM
  
Eduar2
Gracias, Dª. Consolación Meya, por recordarnos que no todo está perdido, pues mientras quede una pizca de "seny" entre el pueblo catalán, habrá solución. Yo pienso que todo este guirigay político responde a intereses bastardos como los que se vienen descubriendo últimamente; en estas condiciones, flaco favor les está haciendo a los fieles una jerarquía que se pliega al poder con todos los valores que tendría que representar (de caridad hacia los más pobres, aquellos que por no poder no pueden ni hablar en la lengua que mejor se hacen entender).
Además, que les están causando un perjuicio enorme, pues ya se están notando los estragos que semejante política está causando a las nuevas generaciones: tienen un déficit enorme en el dominio del español, y esto les cierra muchas puertas cuando salen de su aldea. Le voy a contar a usted una historia que le sucedió a mi hija que es traductora: un buen día se entera de que le han usurpado la identidad. Denunciado el hecho a la policía, al cabo de unos meses llega la respuesta: había sido una agencia con sede ¿sabe usted dónde? Exacto, en Cataluña, concretamente en Barcelona. Y es que ya no se fían de la competencia lingüística de los catalanes ("grosso modo", la carta suya me ha parecido correctísima) como los "erasmus" se sabe que no van a Cataluña, pues lo que les interesa es una lengua universal.
12/12/12 7:30 PM
  
Maite C
Juan Mariner, no considero este artículo ninguna "batalla política". Al contrario, la firme posicion de Mons.Martinez metiéndose en campos que no le corresponden en absoluto, plantea esa batalla.

O sea que el responsable de crear más enfrentamientos en Cataluña, echando más leña al fuego, es el Cardenal Arzobispo de Barcelona Mons.Martinez, cuya obligación como pastor de la Iglesia es guiar a sus feligreses y atender debidamente al clero para que no se produzcan abusos ni desviaciones en ninguna de las parroquias de su Archidiócesis.

Bravo por ésta "carta al director" que escribe MªConsolación Meya, sintetizando muy bien sus reflexiones con las cuales coincido plenamente.

PD:
No estaría demás que hiciese llegar esta carta al Arzobispado de Barcelona para que tomen nota.
12/12/12 7:46 PM
  
Pepedom
Magnífica y muy oportuna la carta. Gracias, Sra. Meya, por plasmar lo que muchos sentimos, tanto por la actitud del ¿pastor de todos? como por el fondo del tema, que no es sino un cúmulo de mentiras para ocultar los bocados que los promotores del problema del separatismo le han dado a los fondos públicos que deben administrar en beneficio de todos.
13/12/12 11:07 AM
  
josep
Barcelona es Barcelona......
13/12/12 10:01 PM
  
José Valpuesta, S.I.
Es lamentable el partidismo, en que se mueve el Cardenal Martínez. De familia andaluza y catalana, Estoy de misionero en Paraguay con jesuitas catalanes. Valoro la claridad mental, la honestidad y catolicidad en su escrito de la Sra. Consuelo. El Concilio Vaticano II en su decreto sobre los sacerdotes, declara no sólo la potestad, sino el deber de los laicos, de correegir las actuaciones vidriosas de sus pastores. Por desgracia pocos laicos, por mal entendido respeto o por indiferencia, no se atreven a prestarnos ese regalo de la corrección fraterna. ¡Adelante, Consol! Sepan que en Barcelona hubo profetas.



30/12/12 11:36 PM

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